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Red Internacional
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FRANCIA: CANDIDATURA DEL PS. Victoria aplastante de Benoît Hamon: ¿será suficiente para vencer a la derecha en unos meses?

Después de haber recibido una ligera bofetada en Côtes-d’Armor, Manuel Valls sufrió un gran golpe la noche del domingo, en la segunda vuelta de las elecciones primarias de la Alianza Popular.

Martes 31 de enero de 2017

El impacto no sólo lo sacudió a él, sino al último quinquenio de conjunto. Con más de 58% de los votos contados en la sede del Partido Socialista Francés el domingo, poco antes de medianoche, fue Benoît Hamon, ex ministro de Hollande y luego diputado rebelde que se distanció del gobierno, el que llevará los colores del PS en las elecciones presidenciales del 2017.

Fue un duro revés para Valls, pero también para el ejecutivo actual y para todos los ministros que se habían unido detrás de la candidatura del ex primer ministro. Con más del 58% de los votos, fue la voz de la revuelta la que eligieron los electores de izquierda, con lo cual enviaron a Valls de vuelta a su circunscripción como diputado de Essonne. De ahí a hacer de Hamon un verdadero reformista socialdemócrata de los que no ha habido durante un siglo, hay un solo paso. Sin embargo, y a pesar de sus antecedentes de antiguo rocardiano y social liberal, Hamon supo hacerse pasar por el candidato de la izquierda de lo posible que no ha renunciado a hacer soñar a los electores y que tiene la intención de hacer un balance de los últimos cinco años.

¿Una nueva esperanza?

Tras la publicación de los resultados, sus lugartenientes se sucedieron en los estudios de televisión con las mismas pequeñas fichas y los mismos términos para defender a su campeón. Según Pascal Cherki, su portavoz, está fuera de discusión la realización de una “síntesis legislativa” mediante la adaptación del programa de Hamon a las políticas de la derecha social de Valls. Sin embargo, nadie en el entorno del candidato desea romper completamente con el legado de Holland-Valls. Hamon además prometió representar después de "François Mitterrand, Lionel Jospin, Ségolène Royal y François Hollande [nuestras] expectativas de progreso y [nuestras] esperanzas de justicia". Hamon se permitirá la libertad de pretender encarnar “nuestras” esperanzas. Pero una cosa es cierta: con ese árbol genealógico, está claro que no tenemos las mismas definiciones de progreso y de justicia.

La Izquierda Plural en perspectiva

Hamon, por lo tanto, actúa con cautela y no quiere cortar los lazos con Valls y los suyos. Al presentarse como continuador de la política de Mitterrand y Jospin, el que fue durante mucho tiempo jefe de gabinete del ex ministro de Trabajo de la Izquierda Plural desea particularmente poner al día el aubrysmo, es decir, establecer lo que la actual alcalde de Lille y ex número 1 del PS ha defendido siempre: una gran unión "de las izquierdas" en torno a un PS, con los ecologistas y el PCF como satélites, que actúe como elemento central de la coalición, pero que no podría gobernar solo. Esto es, por lo tanto, lo que defiende Hamon al anunciar una propuesta de reunión el lunes con Yannick Jadot y Jean-Luc Mélenchon, con la precaución de dejar de lado a Emmanuel Macron, que se encuentra demasiado a la derecha de contenido y de forma para el proyecto que pretende encarnar. El paso de Anne Hidalgo al ala de Hamon, en la sede de conferencias de la Mutualité el domingo por la noche, no puede significar otra cosa.

Complicaciones para Mélenchon

Las cosas se le ponen difíciles a Mélenchon. Así como una victoria de Valls habría reforzado su candidatura, el éxito de Hamon lo ha puesto en el banquillo. En muchos aspectos, en relación con la Sexta República, la derogación de la Ley laboral, la redefinición de ciertas normas de la UE o incluso de la transición energética, el programa de France Insoumise y el de Hamon se parecen bastante. Mientras que Hamon aparece por delante de Mélenchon en intención de voto, aunque ninguno de ellos figuraría en la segunda vuelta según las encuestas de opinión, la cuestión del apoyo de los mélenchonistas a una candidatura de Hamon, que por otra parte se presenta como "anclada en la izquierda", complicará la tarea de Mélenchon. También es de esperarse que el aparato del PCF ponga todo su peso en la balanza para aumentar la presión en este sentido.

Las perspectivas de Macron

La mayoría de los caciques del PS próximos a Valls anunciaron que no serían desleales, sin por eso comprometerse a apoyar a Hamon, de quienes se han distanciado de manera continua a lo largo de la campaña. Esto no significa que estemos a punto de presenciar un éxodo masivo de diputados y senadores del PS a las filas de Macron. Es cierto que el candidato de En marche encabeza las encuestas, pero muchos tendrán en cuenta los contratiempos centristas de un Jean Lecanuet, de un Raymond Barre o de un François Bayrou, a lo largo la historia de la Quinta República. El hecho de recibir el apoyo de los medios y de estar de moda en la opinión pública mientras que los aparatos tradicionales sufren una crisis profunda de legitimidad no se traduce en una victoria automática en las elecciones presidenciales, y mucho menos en las legislativas. Es demasiado pronto para anticipar lo que hará el ala derecha del PS, la misma que estuvo a favor de cambiar el nombre del partido. En términos de votos, sin embargo, el éxito de Hamon no puede dañar a Macron, sino todo lo contrario.

Hamon, ¿la verdadera izquierda para vencer a la derecha?

Si no estuviera sumergida en un estado de titubeo político vinculado al posible empleo ficticio de Pénélope Fillon, la derecha también se estaría frotando las manos por el éxito de Hamon. La victoria de un candidato con sello de izquierda da cuerpo al viejo antagonismo en gran medida exagerado entre gaullistas y post-gaullista, por un lado, y socialistas y socialdemócratas por el otro. Tal como lo subrayó esa noche Benoît Apparu, antiguo partidario de Juppé y actual fillonista, el hecho de que existan "una derecha fuerte" y una "izquierda fuerte" le da color a una vida política nacionalista dominada por un extremo centro que termina beneficiando “a los extremos”, comenzando con el FN.

De ahí a decir, como ha declarado Hamon, que “se ha pasado la página” y que “la izquierda levanta la cabeza," hay un solo paso. Por un lado, el candidato elegido está menos quemado que los demás pero no deja de ser uno de los responsables de la quiebra del hollandismo. Por el otro, dos millones de votos en una segunda vuelta de las elecciones primarias, dos tercios de los cuales fueron para Hamon, no pueden por sí solos dar el impulso necesario para garantizar la presencia del candidato en la segunda vuelta. Es lo que indicaban, en la noche del domingo, todas las encuestas de opinión, más allá del gran margen de error que caracteriza a los sondeos últimamente.

Tras la bofetada a Valls, hay que derribar a todos

En ese mini-congreso del PS que en realidad fueron las primarias, ganaron los rebeldes. No por ello representan una alternativa política para las clases populares, aún cuando el discurso de Fillon está cada vez más a la derecha. La bofetada a Valls y la victoria de Hamon no hacen menos necesario que un candidato del mundo del trabajo, anticapitalista, defienda un proyecto ofensivo, de defensa de los intereses de los trabajadores, los empleados, los jóvenes, los barrios y las clases populares en estas elecciones presidenciales y en el marco de las elecciones legislativas de junio. ¡Por todas estas razones, Poutou debe presentarse!