La gobernadora María Eugenia Vidal, invitada al programa de TV de Mirtha Legrand, habló sobre el clima “hostil”, la crisis con la Bonaerense y su gestión.
Lunes 5 de septiembre de 2016 12:50
Vidal aprovechó su visita a la mesa de Legrand en televisión, para continuar con la campaña sobre el “clima hostil” que supuestamente hay contra la administración macrista, donde volvió a traer a flote el episodio de las piedras que supuestamente habrían arrojado contra el auto de Mauricio Macri durante un acto el pasado 12 de agosto. Esta vez, la gobernadora apuntó directamente contra la agrupación HIJOS, al afirmar que “Había gente identificada con un cartel de HIJOS, pero hay que saber si efectivamente representaban a quien decían”, desacreditando cualquier manifestación en un marco de creciente malestar social por los despidos, la inflación y los aumentos de tarifas.
También se refirió al encontronazo que habría tenido con la Policía Bonaerense, a raíz del cartucho encontrado en su casa, aunque se apuró a decir que “estamos bien enfocados y no nos vamos a correr" y dijo que “valoraba la actitud de la mayoría del personal policial bonaerense”. Es decir que mientras sigue habiendo fricciones por la continuidad del entramado mafioso de la bonaerense, el gobierno de Vidal sigue aprovechando esta situación para afirmar que este es un gobierno que “hace y está presente”, incluso para tomar decisiones difíciles.
Sin embargo, Vidal dejó intacta la cúpula heredada del gobierno de Scioli, mientras lanzó sus ataques contra los trabajadores bonaerenses, por ejemplo los descuentos aplicados a los docentes de la provincia por medidas de lucha, negándose a re abrir las paritarias cuando la inflación ya se comió buena parte de los aumentos (que además fueron en cuotas), o cuando decidió que todos los niños que asistieran a la escuela tuvieran que alimentarse con 12 pesos por dia
Aunque afirme que es “una persona común y corriente que intenta hacer lo mejor”, la realidad es que es una más de la casta millonaria que vive en condiciones muy alejadas del resto de la población pobre y trabajadora y mientras persigue a los docentes y condena a una alimentación mediocre a los hijos de los trabajadores que asisten a la escuela pública, le aumenta sideralmente el salario a sus subordinados.