La gobernadora de Buenos Aires ataca a los docentes culpándolos de la crisis de la educación pública, pero ella no garantiza las mínimas condiciones de infraestructuras para un servicio de calidad.
Lunes 19 de marzo de 2018 10:54
La semana pasada en su cuenta la Federación de Educadores Bonaerenses denunció la superpoblación de alumnos en aulas docentes. Varios docentes precisaron que hay aulas con más de 50 alumnos en el nivel inicial.
Este cuadro va en contra de garantizar un mínimo de nivel necesario para que los chicos puedan aprender. Cuando hay un docente a cargo de más de 50 alumnos, hacinados en un aula que claramente no da abasto, el proceso de aprendizaje se hace cuesta arriba, cuando no directamente imposible. De hecho, por ley, no debería haber más de 30 alumnos por aula.
A esta situación, el gobierno de Vidal –al igual que su par de Caba, Larreta- impulsó las "aulas container”, que lejos de ser una solución, es una institucionalización de la precarización de la escuela pública.
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Además, como denunciaron docentes del partido de General Rodríguez, no es un problema aislado de un o dos escuelas, sino una problemática que se replica a lo largo de varios distritos bonaerenses, lo que produce que haya miles de chicos que directamente no puedan acceder a la escolaridad.
Desde este panorama, las ya conocidas declaraciones de María Eugenia Vidal responsabilizando a los docentes de la crisis que atraviesa la educación pública, no se puede entender más que como una forma de desligarse que le caben a ella como principal responsable de garantizar. Como mínimo, que ningún chico se quede sin poder ir a la escuela y que haya suficientes escuelas y aulas como para que no lo hagan en un contexto de hacinamiento.
La excusa que ensayó Vidal ante esta problemática es que las licitaciones “se caen y hay que esperar a otras”. Esto es ya de un nivel de cinismo inconmensurable cuando a esta altura ya es sabido que de los grandes amigos de los funcionarios de Cambiemos, muchos (además de poseer variopintas cuentas Offshore) hacen negocios millonarios con la obra pública a partir de sus contactos con el Estado.
Es decir que hay toda una casta de funcionarios y empresarios que se hacen millonarios con la “patria contratista”, pero no pueden garantizar que se construyan escuelas para garantizar que no haya ningún chico sin acceso a la educación. Huelga decir que la educación es un derecho básico contemplado en los derechos de los niños. Cuestión que para Vidal, parece menor.
Las promesas de campaña de construcción de jardines y escuelas o las más pomposas como la incorporar la robótica en las primarias, no son más que una cruel burla. La realidad es que toda la política gubernamental se dirige a profundizar la precarización de la educación, con docentes ganando salarios bajos, escuelas superpobladas y chicos sin vacantes.