Los cosechadores de uva continúan trabajando para producir vinos en las bodegas, gracias a que la actividad fue considerada como “esencial” en el DNU firmado por Fernández, a pedido del gobernador Suárez. Sin condiciones mínimas de seguridad e higiene, cumplen turnos de hasta 12 horas y son obligados a elegir entre cuidar su salud o perder el trabajo.
Martes 24 de marzo de 2020 11:54
Mendoza: La prepotencia de los empresarios de las bodegas no entró en cuarentena - YouTube
En Mendoza, la prepotencia de los empresarios de las bodegas no conoce cuarentena. Los cosechadores de uva trabajan jornadas de hasta 12 horas. Muchos no tienen los insumos necesarios de seguridad e higiene como barbijos, guantes o alcohol en gel.
Tras el anuncio del Gobierno de decretar el "aislamiento social, preventivo y obligatorio", la única indicación que recibieron de parte de las cámaras empresarias es que hay que trabajar “hasta levantar toda la cosecha”. Todos recibieron un permiso para circular que asegura que son trabajadores comprendidos en la industria de alimentación y bebidas. Y fueron informados que quien no concurra a trabajar, estará incumpliendo con las disposiciones del DNU 297/20 firmado por Alberto Fernández.
Allí, la producción de vino fue incluida como parte de las actividades declaradas “esenciales”, gracias al lobby que el gobernador Suárez hizo a favor de los empresarios vitivinícolas. Según argumentan estos últimos, la actividad del vino se enmarca dentro de la industria alimenticia, a pesar de que sus trabajadores no se encuentran bajo este convenio. Así, los obligan a seguir trabajando en las cosechas, exponiéndolos a condiciones que no cumplen los protocolos de prevención y los mínimos requisitos de seguridad e higiene. Quien no lo haga, se le avisa que no percibirá su salario y debe elegir entre cuidar su salud o quedarse sin su única fuente de ingresos.
¿Desde cuando la producción de bebidas alcohólicas es un alimento
indispensable para ser considerado una "actividad esencial"? ¿Por qué si los empresarios argumentan que se trata de una actividad que forma parte de la industria de la alimentación, tienen a sus empleados regulados por otro convenio? ¿Por qué los cosechadores tienen que arriesgar su salud y las de sus familias por un salario básico que es igual a lo que sale un vino de los que producen estas bodegas?
Quedarse en casa no es una solución para ellos, así como tampoco lo es para muchos trabajadores informales y monotributistas. Por eso, ante esta situación son necesarias medidas de fondo, como la prohibición de los despidos y un salario de cuarentena que verdaderamente alcance para dar respuesta a las necesidades de los trabajadores, entre otras medidas de emergencia.
Los anuncios realizados ayer por el Gobierno, de un pago único por $ 10.000 para quienes acrediten no tener otros ingresos, resultan apenas una pobre compensación ante la gravedad de la crisis.
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