Se denunciaron casos en el instituto, pero los directivos y el centro de estudiantes le dan la espalda a las víctimas y atacan a las organizaciones que las acompañan.
Jueves 22 de junio de 2017 15:42
Hace algunos meses varias compañeras denunciaron situaciones de violencia de género dentro del instituto. Frente a estas denuncias, el equipo directivo solo hizo oídos sordos, llegando al punto de que este lunes uno de los estudiantes acusados por ejercer violencia mandó una carta documento intimidatoria hacia las organizaciones que vienen acompañando a las estudiantes que lo denunciaron.
Con un total cinismo algunas semanas atrás el equipo directivo del Instituto Superior de Formación Docente n° 41 de Adrogué, que responde al PJ, envió un comunicado a través del campus virtual reconociendo que han ido en incremento los casos de violencia de género. Lejos de alguna autocrítica, responsabilizan a las propias víctimas de violencia y las organizaciones que las vienen acompañando de "no realizar el procedimiento legal frente a situaciones de violencia de género". Parece una burla que en el medio de propio comunicado, lejos de proponer algun tipo de medida para acabar con la violencia machista dentro de la institución que forma futuros docentes, solo enumeren los pasos a seguir para hacer una denuncia policial. Como si fuera poco desconocen a la comisión de género independiente donde se organizan las compañeras y también participan las organizaciones que las acompañan.
Frente a esto, la conducción del centro de estudiantes en manos de EEI - La Cámpora no emitió palabra alguna, dando a entender su alineamento claro con los directivos. Actúan en consonancia con los principales referentes políticos de ese espacio, que solo posan para la foto de campaña electoral.
Pero esta respuesta no nos extraña: la exdirectora Nora Echeverry también pasó por encima de la voluntad de cientos de estudiantes que apoyaron la propuesta de Pan y Rosas el año pasado para que haya asueto el 3J, para ser miles en las calles contra la violencia machista.
La organización como respuesta, el temor de los directivos
Las estudiantes nos cansamos de la indiferencia del equipo directivo y del Centro, que lejos está de fomentar la organización contra la violencia machista que cada 18 horas se lleva la vida de una mujer. Así surgió una Comisión de Géneros independiente de la dirección, entre estudiates independientes y distintas organizaciones.
La dirección, además de desconocer esta comisión, promete formar una nueva,dentro de la Comisión de Derechos Humanos, y pretende que la misma sea presidida por un docente. Esto es un atropello a la libertad de organizarnos, que la directora intenta disfrazar de democrática.
Quienes integramos Pan y Rosas apostamos a aumentar la participación en la Comisión de Géneros ya constituida, que semana a semana se reune en el ISFD n° 41 de forma independiente de los directivos y de la conducción del centro de estudiantes. No confiamos en aquellos que nos dan la espalda.
La perspectiva de la organización: si tocan a una nos organizamos miles
El creciente número de casos y denuncias por violencia de género que hay en el ISFD n° 41 ha despertado debates acerca de qué estrategias nos damos las mujeres para ponerle un freno a la violencia machista. Algunas de las compañeras denunciantes y organizaciones de la comision han recurrido al método del escrache, ante la falta de respuesta institucional y de la conduccion del Centro de Estudiantes.
Quienes somos parte de Pan y Rosas entendemos la necesidad y la intención de dar respuestas de manera urgente a esta situación, la rabia al ver que una mujer muere cada 18 horas como consecuencia del último eslabón de la violencia machista que es el femicidio, y por eso es que el escrache no nos parece un método eficaz para dar respuesta a este problema estructural.
Creemos, por el contrario, que la salida a esta situación que trasciende todos los ámbitos debe darse a partir de la organización independiente de las mujeres y los sectores LGTBI, de manera colectiva. Nuestra perspectiva se nutre a partir de la tradición del movimiento de mujeres, que ha demostrado históricamente que solo organizándose y protagonizando grandes gestas se han ganado su lugar en un sistema que las oprime y han conquistado los derechos con los que hoy contamos. Nos apoyamos entre otros ejemplos: nada más y nada menos que en la tradición de las mujeres sufragistas, que a finales del siglo XIX conquistaron a partir de su lucha el derecho al voto. Nos apoyamos también en las crecientes movilizaciones por #NiUnaMenos que arrancaron en 2015 y se extendieron a lo largo del mundo, comenzando a poner en la agenda de todos los gobiernos la violencia machista en todas sus formas, pero también las condiciones de desigualdad en el trabajo y en la mayoría de los ámbitos que se mantiene hasta hoy para nosotras, solamente por el hecho de ser mujeres.
Por eso apostamos a la organización e impulsamos la confección de un protocolo para prevenir y erradicar la violencia machista. Esta herramienta solo rendirá sus frutos si aporta a la organización de las mujeres para desarrollar grandes asambleas, en donde podamos discutir y decidir qué protocolo necesitamos. Desde nuestro punto de vista, este protocolo debería incluir un gabinete interdisciplinario especializado, que incluya a estudiantes y docentes y que investigue cada caso en sus particularidades; refugios y becas disponibles y suficientes para los casos en que las mujeres e integrantes del colectivo LGTBI lo necesiten. Así como también jardines paterno-maternales para garantizar que los estudiantes no sean expulsados por ser padres y madres y no saber con quién dejar a sus hijos. Estas propuestas y este debate lo queremos llevar tanto a la Comisión de Género como también para debatir en todo el ámbito educativo, porque entendemos que pelear por esta perspectiva es urgente.