Las y los estudiantes atraviesan un contexto de violencia y desánimo que los atañe socialmente dentro y fuera de la escuela. ¿Un mayor control es la salida?
Miércoles 18 de octubre de 2023
Aunque la estructura escolar va mucho más allá de l@s docentes, somos quienes debemos hacer cumplir las normas establecidas en función de conducta y disciplina, obligarlos a actuar de tal o cual forma, imponiendo castigos por desobediencia, que van desde una llamada de atención hasta el despojo de sus pertenencias. Dichas normas no provienen de un acuerdo con lxs estudiantes sino que les son impuestas verticalmente.
No existe una administración horizontal, organizada por estudiantes y trabajador@s, junto a madres y padres de familia por igual; mientras continúe la verticalidad, no habrá libertad. Pero una organización horizontal no es posible en una sociedad que no lo es e influye directamente en sus instituciones.
Lo último sobre violencia contra docentes por estudiantes
El pasado 4 de octubre se dio a conocer el caso del estudiante que apuñaló y golpeó por la espalda a la maestra, frente a sus compañer@s de clase, en la secundaria General No. 1 "Rubén Humberto Moreira" de Coahuila.
Diferentes teorías se han dicho al respecto del caso, pero sin develar la situación del estudiante, su salud mental y emocional, si sufría acoso escolar, si es víctima de violencia en casa o si tiene alguna enfermedad mental.
Por el momento, el estudiante de 14 años se encuentra detenido y la docente, cuyas heridas no fueron mortales, interpuso una demanda contra él.
Por su parte, el secretario de educación de Coahuila, Francisco Saracho Navarro, ofreció apoyo a la docente y atención psicológica a l@s estudiantes, si bien esto sucedió una vez ocurrido el incidente, cuando la atención sobre la violencia en las escuelas y su prevención debería ser permanente en todos los centros de estudio.
A la vez, las autoridades del instituto informaron que aplicarían el “operativo mochila” para evitar más acciones como ésta, es decir, una salida más punitiva que preventiva.
La psicopedagoga Gabriela Serrano, especializada en el trabajo con adolescentes, dijo en entrevista para un diario de difusión masiva que los comportamientos de "violencia extrema" son en su mayoría planeados contra las figuras de autoridad.
“En el caso de profesores puede tener diversas causas: clínicas, neurológicas, por falta de atención, por vivir en entornos violentos y por abuso en su contra [...] esto puede deberse a una transferencia de su coraje hacia un progenitor que no haya puesto límites asertivos o los haya puesto de manera violenta (a través de golpes, gritos o amenazas)”.
En medios masivos de comunicación se habla de que nada justifica un intento de homicidio y se ha cuestionado si los derechos de l@s docentes pueden respetarse a la par de los derechos de l@s estudiantes.
Esto último es crucial de analizar, ¿la contradicción en el respeto de los derechos de un@s y otr@s no deriva de una verticalidad donde hay sectores de la sociedad que son favorecidos frente a otros?
Violencia contra estudiantes y trabajador@s
La violencia en contra de las y los estudiantes es vista como algo normal, se les exige no reproducirla, pero a ell@s se les obliga sobre los horarios que deben seguir, ejerciendo una coerción opresiva sobre sus cuerpos que va desde estar sentados en horas lectivas, levantarse temprano y hacer sus tareas fuera de la escuela, despejarse y comer en 20 minutos, ir al baño cuando l@s docentes lo permitan, etc.
Esta coerción apunta a la obediencia del sistema capitalista de reproducción social. En el ámbito laboral, si los obreros no cumplen con las jornadas establecidas por los patrones, éstos corren el riesgo de no acumular la suficiente plusvalía para competir con las ganancias de otros empresarios de su misma rama productiva (independientemente de si las mercancías producidas exceden las necesidades de la sociedad o dañan el medio ambiente), por lo que obligan a cumplir jornadas extenuantes a sus trabajadores a costa de su explotación, pues su salario no es equivalente a su producción sino apenas suficiente para que vuelvan a trabajar al día siguiente, quedándose con el grueso de las ganancias.
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Algunos de los estudiantes aún no se someten a la explotación laboral, pero se les enseña a obedecer en las escuelas y a seguir un ritmo ajeno a su naturaleza.
Habrá estudiantes que sientan la violencia sobre sus cuerpos y la rechacen, pero también, aquellos de los que se dice habitualmente que "se comportan como debe ser", y que “están bien educados”, y es porque vienen ya “bien” enseñad@s a obedecer desde casa.
Pero la verticalidad, más allá del docente o del hogar, viene desde la institución escolar y es inherente a la estructura social, aunque seamos los docentes la primera figura de autoridad que se les presenta a los estudiantes.
La contradicción en los derechos del personal educativo y los de los estudiantes es reforzada por las mismas autoridades escolares, medios de comunicación y gobierno; quienes amparadas en la reforma educativa que establece la prioridad del "interés superior de las NNAJ en el acceso, permanencia y participación de los servicios educativos" han criminalizado los paros laborales y justificado la represión de la lucha magisterial.
Mientras que en tiempos de baja lucha de clases extienden la idea de la enemistad entre docentes y familias. Por ejemplo, con el discurso de que los estudiantes son flojos o groseros, que le toman la medida a los docentes, etc. Los mismos docentes afirman esa idea que no sería posible si la institución no lo determinara de ese modo desde su estructura de verticalidad.
Esta enemistad impuesta sirvió como control para evitar la unidad en la lucha por la educación ante la imposición de la reforma educativa en 2016.
¿Existe otra salida?
Hay docentes que intentan educar de forma más horizontal, reconociendo que las y los estudiantes necesitan límites asertivos, que se les señale cuando lastiman a otr@s o cuando pueden hacerlo mejor y que se les brinde la oportunidad de mejorar.
Pero esto no es suficiente, porque dentro del aula uno puede tomar en cuenta a los estudiantes, pensar en lo que prefieren, escuchar sus inquietudes, integrarles en la planificación del aprendizaje, etc. pero muchas veces es imposible por el poco tiempo que se puede dedicar a una sola persona cuando se tiene de 30 y hasta 60 a cargo.
Por ello, es necesario que se reduzca la matrícula escolar a menos de 16 estudiantes por docente, como recomienda la OCDE, y que las aulas sean amplias y ventiladas para el mejor desarrollo en el aprendizaje integral de las nuevas generaciones.
Esto se une a problemas como la falta de luz, de ventanas y la poca ventilación, falta de acondicionamientos para personas con discapacidades físicas, etc. Además de que la pandemia mostró la urgencia de que exista asistencia médica y psicológica para trabajador@s y estudiantes en las escuelas.
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Por lo que es indispensable equipar las escuelas con personal e infraestructura adecuadas, pero también es importante reflexionar entre docentes, madres y padres de familia y estudiantes sobre las condiciones estructurales y pedagógicas obsoletas que continúa sosteniendo este sistema en la educación que, no casualmente, es una de las principales correas de transmisión de la ideología capitalista, un sistema cuestionado ampliamente en las últimas décadas y particularmente por la juventud.
Acabar con la sociedad de explotación y opresión para vivir en una realmente inclusiva, basada en la cooperación y la solidaridad, es posible.
Te invitamos a organizarte con las y los docentes de Nuestra Clase-Pan y Rosas.