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Red Internacional
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OPINIÓN. Violencia simbólica que se justifica a través de la “sátira”

Los roles de géneros, no solo se ven perpetuados por la cultura de un sistema social determinado, sino que muchas veces los medios de comunicación escrita y visual reproducen mensajes y estereotipos machistas, la sátira es una de estas formas.

Viernes 3 de agosto de 2018

Existe una tradición popular en Bolivia, la feria de miniaturas, celebrada en enero en la ciudad de La Paz y en julio en Tarija, como Santa Anita. Parte de esa tradición consiste en sacar periódicos en miniatura, realizados por los mismos diarios, en los que se hace sátiras de las noticias políticas de la actualidad. Pero al parecer el concepto de sátira se ha entendido como algo que puede englobar las taras discriminatorias y machistas de nuestra sociedad, a falta de ideas que realmente supongan un humor inteligente y crítico.

Esto se ha visto reflejado justamente en la edición de Santa Anita que sacó el periódico “El País”, donde el principal titular reproduce una naturalización aberrante de la violencia contra las mujeres: “Bolivia es como la mujer cuando dice No es Sí”.

Los medios de comunicación día a día reproducen una cantidad innumerable de titulares machistas, donde se minimiza la violencia que sufren mujeres, o se las victimiza o, en última instancia, se las culpabiliza. Lamentablemente no es una novedad, sino lo más común, sin embargo, eso no significa que debamos aceptarlo con resignación, es muy importante el poder visibilizar esa violencia producida en todas las esferas de la sociedad (desde los altos mandos como el propio presidente y sus dichos machistas hasta los mismos refranes y tonadas populares) y reproducida a través de los medios de comunicación.

Foto: El País - Verne

La lucha contra la violencia simbólica es parte de la lucha contra la violencia patriarcal; esta forma de violencia es dificultosa por el modo sublimado en que se presenta en el día a día. ¿Qué es exactamente y en qué consiste? La violencia simbólica contra las mujeres se da cuando se emiten mensajes o imágenes que transmiten relaciones de dominación, desigualdad o discriminación que naturalizan o justifican la subordinación y la violencia contra las mujeres. La mayoría de las veces la violencia simbólica se ejerce a través de la publicidad, pero también mediante libros escolares, fábulas, refranes y dichos populares. Un buen ejemplo de ello se ve en los aros tarijeños y chaqueños:

Antes que te quería
te daba charque duro,
ahora que ya no te quiero
ya no te doy charque
pero te sigo dando duro.

Al estar tan enraizada en la cultura y el imaginario popular, muchas veces la violencia simbólica no es detectada, y es justamente este velo de cultura lo que hace de este tipo de violencia una modalidad tan difícil de identificar y aceptar.

Pero si hacemos un esfuerzo, y si podemos darnos cuenta de esta situación, es nuestro deber el exponerla y denunciarla. De hecho, la ley 348 en Bolivia en contra de la violencia a la mujer contempla tanto la Violencia Mediática como la Violencia Simbólica.

Violencia mediática: Es aquella producida por los medios masivos de comunicación a través de publicaciones, difusión de mensajes e imágenes estereotipadas que promueven la sumisión y/o explotación de mujeres, que la injurian, difaman, discriminan, deshonran, humillan o que atentan contra su dignidad, su nombre y su imagen.

Violencia simbólica y/o encubierta: Son los mensajes, valores, símbolos, íconos, signos e imposiciones sociales, económicas, políticas, culturales y de creencias religiosas que transmiten, reproducen y consolidan relaciones de dominación, exclusión, desigualdad y discriminación, naturalizando la subordinación de las mujeres.

El titular que presenta a modo de “sátira” el periódico “El País” reproduce a cabalidad ambas violencias. Ahora bien, sabemos que en la realidad esta ley no es funcional, ya que no ha garantizado a las mujeres una vida libre de violencia en absoluto en sus cinco años de aplicación. Sin embargo, es importante ver que ya no es posible negar este tipo de violencia, que existen armas legales para afrontarla y que es responsabilidad del Estado hacerla cumplir, y es nuestro derecho también exigirle que lo haga.

Una situación similar se dio a principio de año con el periódico Página 7 en La Paz, quienes reprodujeron una imagen alterada de una cartelera de cine llamada “Las malcogidas”, insertándole las caras de varias políticas conocidas del MAS. Ante el reclamo de varias ciudadanas y políticas, este periódico tuvo que disculparse y con suerte no tendremos que volver a ver este tipo de manifestaciones misóginas de su parte.

Mientras tanto no nos quedamos de brazos cruzados, las mujeres debemos continuar organizándonos para pelear por nuestros derechos que no son concedidos, los hemos conquistados sólo gracias a la movilización y la lucha desde las calles, y no debemos soslayar en esta pelea el denunciar también este tipo de violencia “simbólica” pero que es a través de ella que se continua reforzando y naturalizando la imagen de las mujeres como objetos sobre los que se decide.