El testimonio de la historia reciente de las relaciones de Argentina con el Fondo. Argumentos flojos de papeles. Ya está el newsletter de Economía de La Izquierda Diario y El Círculo Rojo.

Pablo Anino @PabloAnino
Jueves 9 de diciembre de 2021 04:03
Luego de un año de musicalizar este newsletter con rock, me pareció bueno relajar y en la última entrega viajar a la infancia. En la década de 1960, María Elena Walsh compuso El Reino del Revés. “Me dijeron que en el Reino del Revés; Nadie baila con los pies; Que un ladrón es vigilante y otro es juez; Y que dos y dos son tres”, cantaba la poeta nacida en el oeste del conurbano. La composición lúdica creaba un mundo de ficción donde la realidad aparecía invertida.
Un tipo similar de licencia artística se toman quienes quieren presentar como inexorable un acuerdo con el Fondo: dicen que es necesario para que no se imponga una devaluación; que es lo mejor para evitar un caos que traiga peores condiciones de vida; que el país necesita recomponer el crédito internacional y ganar tiempo para exportar más y más. Pero con el FMI moviendo todos los hilos de la economía, por lo general, siempre ocurrió lo contrario.
Las cosas que perdimos con el Fondo
La historia reciente es ilustrativa sobre cómo se presentan las cosas al revés. A fines de abril de 2018, el Gobierno de Mauricio Macri sufrió un golpe de mercado, una devaluación impuesta por la banca internacional, en particular por J.P. Morgan. Los CEO se quedaban sin financiamiento: como las revoluciones, los “mercados” se devoraban a sus mejores hijos.
El jueves 7 de junio de ese año, el exministro de Economía, Nicolás Dujovne, y el expresidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, anunciaron un acuerdo “stand by” por U$S50 mil millones con el Fondo. Se trataba del crédito más grande en la historia del organismo. Se suponía que sería una gran señal para inyectar confianza: “estamos convencidos de que vamos por el camino correcto y hemos logrado evitar una crisis", afirmó Dujovne en ese momento. Aquel día el dólar oficial (mayorista) cotizaba a $24,97.
A fines de agosto de 2018 el acuerdo comenzó a naufragar, la crisis no se detenía. El 26 de octubre el Gobierno de Mauricio Macri se vio obligado a firmar un nuevo acuerdo, que ampliaba el anterior: se agregaron casi U$S7 mil millones al préstamo original. El más grande de la historia se convertía en más grande aún. También se anunció más ajuste: se proyectaba déficit cero para 2019, lo mismo que emisión monetaria cero hasta junio de 2019 con el objetivo, supuestamente, de contener la inflación. Aquel 26 de octubre el dólar cotizaba a $36,79. Es decir, había aumentado un 47 % en cinco meses.
En marzo del 2019, el dólar se escapaba de nuevo. El 14 de ese mes, Dujovne anunció desde Washington que el Fondo autorizó a vender U$S9.600 millones hasta fin de año, a razón de U$S60 millones diarios que se otorgarían a través de una licitación. Esta autorización convertía los estatutos del propio FMI en papel mojado en tanto implicaba financiar la fuga de capitales.
En 2019, con la derrota del macrismo en las PASO se aceleró el desorden económico. No solamente se eyectó el dólar, sino también Dujovne y todo el esquema económico. El final de la gestión macrista atravesó varios momentos caóticos gracias a las recetas del Fondo. El 10 de diciembre de 2019, Macri abandonó la presidencia con el dólar en $57,98, un 132 % más alto que cuando comenzó el acuerdo del 7 de junio del año previo ¿No es que con el Fondo se evitan las devaluaciones? Para coronar, el macrismo concluyó 2019 con la inflación más alta en casi tres décadas.
Hasta aquí un anticipo. Si te interesa leer completa esta entrega de El juguete rabioso o que te lleguen los newsletters del programa radial El Círculo Rojo y La Izquierda Diario ingresa en este link
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Pablo Anino
Nació en la provincia de Buenos Aires en 1974. Es Licenciado en Economía con Maestría en Historia Económica. Es docente en la UBA. Milita en el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Es columnista de economía en el programa de radio El Círculo Rojo y en La Izquierda Diario.