ECONOMÍA. ¿Vivir o sobrevivir? El coste de vida supone el 61% del salario mínimo y sin contar el gasto en vivienda

La plataforma HelloSafe ha realizado un estudio del coste de vida en el Estado Español a partir de datos de promedios salariales por región y datos de vivienda de plataformas como Idealista entre otras fuentes. El resultado es claro, el coste de vida en el Estado Español supone el 69% del salario medio. En datos más concretos, si partimos del salario mínimo interprofesional para el 2023 publicado en el BOE (1.080 euros) según este estudio tras pagar los costes de vida solo nos quedarían 354 euros para repartir entre alquiler, ahorro y otros gastos.

Costes de vida según el salario medio

El estudio diferencia los resultados según si partimos del salario medio y del salario mínimo interprofesional. El primero, es calculado a partir de los promedios salariales por región mientras que el coste de vida se ha calculado a partir de los gastos básicos mensuales de una persona, que incluyen alimentación, vivienda, transporte y servicios, para estimar el porcentaje que estos gastos representan sobre las percepciones económicas de los españoles.

El resultado es que de media el coste de vida supone un 69% del salario a nivel estatal, es decir entre gastos de vida y de alquiler. Una cifra que en todo momento el porcentaje es en relación con el salario promedio local, aunque la cifra varía enormemente según la provincia en la que nos encontremos. Por ejemplo, en el top 3 nos encontramos: Barcelona (82%), Málaga (81%) y Baleares (80%). Mientras que otras provincias de la llamada España Vaciada el porcentaje baja considerablemente: Ávila (42%), Huesca (43%) o Ciudad Real (46%). El estudio destaca a partir del caso de Barcelona que un factor diferencial entre estas amplias subidas o bajadas del porcentaje se encuentra la cuestión de la vivienda, los prohibitivos alquileres de algunas ciudades aumentan enormemente el coste de la vida.

La demanda turística se incluye como un factor importante en esta problemática. Si observamos las provincias más caras, son aquellas donde el boom de los pisos turísticos estaría haciendo más mella. Por ejemplo, en Málaga, el gran debate político de estas elecciones municipales gira en torno al modelo de ciudad que la extensión de los pisos turísticos está imponiendo. Todo esto hace que una vivienda pueda oscilar de los 400 euros a los 950 euros de alquiler mensual.

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Además, hay que señalar que estas subidas del coste de vida no siempre están ligadas a un aumento proporcional del salario medio. Porque si bien Barcelona ocupa, junto a Madrid, el lugar de los salarios promedios más altos, el coste de vida aún siendo alto tiene diferencias: un 82% por Barcelona, frente al 73% de Madrid. Y si nos vamos a otras provincias la problemática puede empeorar. Es el caso de Alicante y Almería por ejemplo, donde a pesar de tener un salario medio más bajo respecto a la media estatal, el coste de vida llega al 78% en el caso de Alicante y al 72% en el caso de Almería.

354 euros al mes para vivienda: el drama del salario mínimo español

La gráfica más alarmante de este estudio es cuando pasamos del salario medio local a una comparación respecto al salario mínimo interprofesional. En este caso, el estudio cambia porque desliga del coste de vida el gasto de alquiler, una diferencia importante, porque puede ser una forma de maquillar una cruda realidad social.

Según este estudio, el gasto de vida sin contar alquiler, es decir, gastos en transporte, ropa, deporte o entretenimiento, alimentos y servicios, supone un 61% del salario mínimo interprofesional publicado para 2023 según el BOE. Así, de 1.080 euros solo quedarían 354 euros para repartir entre alquiler, ahorro y otros gastos, es decir, que se vuelve una pesadilla la supervivencia.

Y es que a pesar de que nos hablen de escudos sociales y de supuestas “conquistas” para la clase trabajadora que el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos, la burocracia sindical y la patronal pactan en los despachos, la realidad es que la pobreza crece en el Estado Español. Una realidad que golpea de lleno a la clase obrera, a una juventud precarizada que no puede emanciparse de sus padres, y a unas familias que cada vez tienen que hacer más malabares para llegar a final de mes.