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Red Internacional
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BOCA. Volteando muñecos

El renovado Boca de Arruabarrena sigue en el proceso de convertirse en equipo. Con autoridad, despachó a Central y avanza en la Sudamericana. Justo a poco de visitar el Monumental.

Lionel Pasteloff @LionelPasteloff

Viernes 19 de septiembre de 2014 11:01

Imagen: DyN

Fiesta completa. Boca volvió a vivir una de esas noches coperas a las que tanto se había acostumbrado. Con mucho temperamento, se comió a un Central que, sin ser un equipo top, posee recursos para molestar.

El partido fue del local. De principio a fin. Meli continuó mostrando su despliegue, Gago pareció más calmado, más asentado en su rol. Calleri se movió bien, obligó y generó espacios. Chávez, a veces incluso atolondrado, evidenciió su tremendo entusiasmo por jugar en Boca. A partir de ellos, la diferencia fue abismal.

El peloteo arrancó con un tiro lejano de Marín. Respondió Caranta, como casi toda la noche. El zapatazo espectacular que pocos minutos después clavó Chávez (tras gran pase de pecho de Calleri) determinó lo que se venía olfateando: El ex arquero xeneize debía aspirar a evitar una masacre más que a ser el héroe de una gesta.

Lo tuvo Chávez nuevamente y el arquero tapó, ayudado por ese ímpetu del ex Banfield, el que a veces lo lleva al golazo y otras, a desperdiciar chances por apurarse. El primer tiempo terminó con un solo gol y eso era gran motivo de felicidad para los rosarinos.

Los quince minutos de entretiempo no dieron lugar a ningún cambio salvador. De entrada, Meli probó desde afuera (desviado) y habilitó a Chávez, para permitir que Caranta se luzca. Nada había cambiado. A los seis minutos Central tuvo lo más cercano a una chance de gol, cuando Orión mandó al córner una pelota en el primer palo sin mucho esfuerzo.

Recién a los veinticinco minutos, tras un dominio más psicológico que concreto, Boca convirtió el gol del aplomo: Gago buscó con un gran centro al autor del primer gol, quien cabeceó cruzado y coronó su gran noche. A partir de ahí, se acabó el partido competitivo. Central sólo quería irse dignamente y los de Arruabarrena ensayaban jugadas casi sin despeinarse.

Hubo tiempo para que Colazo errara un mano a mano y para que Fuenzalida convirtiera el tercer gol, ayudado por otra asistencia de Gago. En un partido que no revistió una enorme dificultad, Boca se lució y dejó un saldo favorable. Más aún si recordamos que muchos de estos jugadores eran capaces de enredarse ante el mínimo desnivel del terreno. Quizás fue el cambio de entrenador, o finalmente los jugadores se endurecieron en la adversidad.

De una u otra forma, el objetivo es llegar de arremetida y llevarse puesto todo lo que aparezca en el camino. Y si es un muñeco, mejor.