Este martes, el Senado aprobó legislar sobra la ley migratoria, en el marco de una ofensiva del gobierno por instalar dicha política durante meses.
Miércoles 14 de agosto de 2019
Este martes, el Senado aprobó legislar sobre su nefasta ley anti-migrante para su aprobación ya que para su perspectiva política (derechista) es “un tema de política pública” en forma de preocupación, mientras es el mismo que mantuvo mas de un mes a inmigrantes venezolanos en la frontera a -6° de temperatura, sin acceso a comida ni agua.
La polémica reforma migratoria toma relevancia no solo desde su contenido que limita los derechos y acceso de inmigrantes al país, sino que también trae consigo el fomento de ideas racistas y xenófobas, expresado desde políticos como Kast, Evopoli y Acción Republicana, como también en la reciente convocatoria a marcha racista por agrupaciones como Capitalismo Revolucionario, quienes llamaban a movilizarse con armas. Esto, disfrazando con patriotismo el racismo y con acusaciones de desempleo y delincuencia al extranjero.
En palabras del sociólogo y académico de la universidad de Chile Luis Eduardo Thayer en entrevista a Radio Uchile, dice “lo que este proyecto de ley hace es cegarse a la contemplación de los y las inmigrantes como sujetos de derechos, ante la realidad latinoamericana - y mundial - ignorando que los flujos migratorios obedecen a situaciones sociales y económicas determinadas (...) Los migrantes seguirán llegando, muchos de ellos con familia asentada en Chile, seguirán entrando al país pero ahora - y tras esta ley - mediante canales irregulares de entrada. Bajo propuestas como estas, se verían sometidos no solo a la irregularidad de entrada al país, sino que a la irregularidad laboral y de derechos ausentes, intensificando la violación en derechos humanos y laborales como la seguridad social, sueldos, vivienda, salud, etc”.
Continúa, “En este contexto aparece la llamada paradoja liberal, la cual hace referencia a que se abren las fronteras para flujos de capitales y empresarios extranjeros pero se van cerrando esas mismas fronteras para trabajadores y trabajadoras".
"Así mismo, y acentuando la contradicción, políticas como estas se vuelven promotoras de concepciones nacionalistas entre los mismos trabajadores. Fomentando actos de violencia y abuso, como los vistos por ejemplo en poblaciones haitianas en donde se les cobra por viviendas que no se relacionan con el precio real o en donde se ven obligados a trabajar en condiciones casi esclavistas”, menciona.
Afirma, “La migración se vería así, por propuestas de ley como estas, más como delito y no como derecho humano”.
Frente a esto, queda explicitada la posición de Piñera y sus aliados como anti-inmigrante, y cabe preguntarse cómo la oposición planea posicionarse frente a esta clase de políticas.
En este marco, es que queda en evidencia que frente a las crisis humanitarias, provocadas, por el hambre, la guerra, o distintas miserias a las que son expuestos los pueblos en distintas partes del mundo, es el capitalismo y sus leyes quien regula la política migratoria. Donde debiera primar la libre circulación, disolviéndose las fronteras nacionales, y promover la solidaridad entre la clase obrera internacional. Ningún humano es ilegal, las fronteras las imponen los patrones.