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Red Internacional
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Represión. Vuelven las protestas estudiantiles a Chile y el Gobierno de Boric amenaza con usar a Carabineros

La vuelta a clases y al trabajo tras el receso vacacional comienza con protestas de estudiantes en todo Chile, en una semana que culminará el jueves con la convocatoria a un "mochilazo estudiantil". El Gobierno de Boric advirtió que enviará a Carabineros si no se "respeta el orden".

Lunes 6 de marzo de 2023 09:44

Imagen de archivo: Carabineros reprime a estudiantes chilenos durante las protestas de 2019.

Imagen de archivo: Carabineros reprime a estudiantes chilenos durante las protestas de 2019.

El subsecretario del Interior de Chile, Manuel Monsalve, advirtió este domingo que las protestas de estudiantes que se esperan desde el inicio de esta semana, con la convocatoria a un "mochilazo estudiantil" para el jueves, deberán realizarse en el "marco del orden público" y que de no ser así Carabineros tendrá que actuar para recuperarlo. Es decir, el Gobierno de Boric amenaza con usar la fuerza de Carabineros contra los estudiantes como lo hicieron todos los gobiernos previos ante cada una de las movilizaciones estudiantiles de las últimas décadas.

Entre otras cosas, los estudiantes exigen mejoras en infraestructura, alimentación y proyectos educativos.

"Hay algunas convocatorias realizadas para mañana lunes 6 de marzo. Esperamos que esas convocatorias legítimas a manifestarse se hagan en el marco del orden público y de la seguridad pública", destacó Monsalve, que lideró esta jornada un comité de contingencia en el Palacio de La Moneda.

Además, el funcionario afirmó que "toda aquella persona que altere el orden público o eventualmente cometa un delito, la policía va a actuar para detenerla y para llevarla al Ministerio Público".

"Creemos que el espíritu del país es tener un retorno a marzo en tranquilidad, en seguridad", advirtió, de todas maneras, Monsalve.

Una de las medidas anunciadas es el aumento de policías controlando esta movilidad en el tránsito: serán 8.000 funcionarios desplegados en el país, 3.000 de ellos en Santiago. El objetivo por supuesto es que no se bloquee ninguna arteria de importancia para el flujo de tránsito en el inicio de la actividad tras el receso vacacional. Esto implica que cualquier manifestación que corte o paralice el "normal" funcionamiento del transporte será considerada como un ataque al "orden público" y por lo tanto será pasible de ser "dispersada" por Carabineros.

Para hacer frente a este "Súper Marzo", como fue denominado por las autoridades, también habrá un aumento del 35 por ciento en la flota de buses del transporte público y más trenes en el Metro.

El subsecretario de Transportes, Cristóbal Pineda, analizó estas medidas, asegurando que "acá no hay espacio a la improvisación, en ese sentido es un proceso que es gradual, que se va a estar dando durante todo marzo, (aunque) mañana tenemos un hito importante, porque es el primer lunes de marzo".

La respuesta del Gobierno de Boric, para intentar mostrar orden y normalidad en estas primeras jornadas de marzo, no se diferencia mucho del accionar de los anteriores Gobiernos de la derecha y la exConcertación. Enviar a Carabineros para reprimir a los estudiantes, que durante los últimos 15 años fueron el emergente del descontento social y, sin dudas, la mecha que encendió la rebelión de 2019. Esa rebelión, que intentó ser sofocada por la brutal represión de los mismo Carabineros que ahora salen bajo la orden de Boric, terminó siendo desviada con las promesas de una Constituyente que terminó siendo un fracaso. Este nuevo marzo, no solo empieza con protestas estudiantiles, sino también con un nuevo proceso Constituyente, aún más amañado que el anterior. Desde este lunes un "comité de expertos" elegidos a dedo por los partidos del Congreso, sin ninguna intervención del pueblo chileno, comenzará a elaborar un nuevo proyecto de reforma constitucional. Nada más alejado del grito de la rebelión de 2019, que exigía no solo acabar con la constitución heredada de Pinochet, sino también con los partidos y personal político que fueron cómplices durante más de 30 años.

Hoy, vuelven a ser esos partidos y ese personal político, el que está a la cabeza del nuevo proyecto constituyente. Un proyecto que difícilmente genere entusiasmo entre las y los trabajadores y el pueblo de Chile.

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