La frase pertenece a las trabajadoras de la gráfica recuperada, quienes invitan a la movilización que realizarán mañana a las 11 h a la Municipalidad de Pilar.
Lunes 26 de diciembre de 2016 22:41
Mañana, martes 27, desde 11 de la mañana obreras y obreros de WorldColor volveremos a movilizarnos, como lo venimos haciendo desde la semana pasada, a la Municipalidad de Pilar. Para pedir que se hagan efectivas las ordenanzas municipales que nos coloca como proveedores privilegiados y como una cooperativa de “interes municipal”. Estas ordenanzas no sólo no se cumplen. sino que el municipio envía trabajos a empresas privadas cuando nosotros estamos capacitados para hacerlos y a un costo menor.
La única respuesta que recibimos de parte de los funcionarios de Cambiemos fue la del secretario de Gobierno, Diego Ranielli, a quien al parecer poco le importan los reclamos de los trabajadores, y nos dijo que “sigamos tocando el bombo”.
Worldcolor sostiene 47 puestos de trabajo, tanto para nosotros como para otras gestiones obreras que el Estado garantice trabajo significa que podamos seguir funcionando, que podamos seguir sosteniendo y generar aún más puestos de trabajo.
Lamentablemente, seguimos siendo los trabajadores quienes pagamos las crisis.
Exigimos que el Estado, y el intendente Nicolás Ducote cumpla y haga efectiva la ordenanza votada en el Concejo Deliberante local.
Conseguir esto significa, para nosotros, trabajo, porque no queremos nada gratis, queremos ganarnos nuestro pan. Algo concreto con que mantener a nuestras familias, porque competir en el marcado contra mulitinacionales (que muchas veces el estado subsidia) es muy dificil y hace peligrar la continuidad de los puestos de tabajo de todos nosotros. Pero tambien marcariamos un presedente para pelear por que todas las fábricas recuperadas tengan trabajos del Estado. algo que beneficiaría a la sociedad y a los trabajadores.
Vamos a seguir peleando por nuestros derechos y al señor Secretario de Gobierno, Diego Ranieli le decimos: nuestras familias no comen promesas, nuestros hijos no se visten con palabras, y mientras sigan jugando con la necesidad de nuestras familias sus oídos, al parecer insensibles a los justos reclamos, seguirán escuchando los bombos hasta que sea necesario.