El 13, 14 y 15 de mayo se llevó a cabo el XIV Congreso Nacional de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, donde se discutieron los principales problemas que enfrentamos las y los trabajadores de la educación en el sexenio de la llamada “Cuarta Transformación”, pero ¿y el plan de lucha?

Sulem Estrada, maestra de secundaria Agrupación Magisterial Nuestra Clase y Pan y Rosas
Miércoles 19 de mayo de 2021
En la Declaración Política de su XIV Congreso Nacional, la CNTE se pronunció correctamente sobre algunos de los principales problemas que aquejan al magisterio nacional, así como a las y los trabajadores y el pueblo en general: la crisis económica agravada por la pandemia, la lucha por la democratización del sindicato, la continuidad de la reforma educativa, las condiciones necesarias para un regreso a clases presenciales realmente seguro, el rechazo a las UMAS y a los megaproyectos, entre otros.
Sin embargo, en lugar de salir del Congreso con un plan de lucha unificado, que convoque a todas y todos los trabajadores de la educación del país, con el cual enfrentar los ataques que se están dando ya, los representantes de la Coordinadora solamente plantearon que “desarrollarán un plan táctico estratégico” e hicieron un “emplazamiento al gobierno federal a solucionar las demandas planteadas en las siete mesas temáticas” y a que éste “haga honor a su palabra empeñada en las 18 mesas de diálogo y negociación”.
Al parecer, desafortunadamente, los dirigentes de la CNTE continúan con la línea política de no confrontarse con el gobierno, que han sostenido desde que AMLO inició su mandato. Esto los ha llevado a convocar a movilizarse conjuntamente, en más de dos años, solamente en dos ocasiones y de forma “representativa” (no masiva) -con dos caravanas a la CDMX, una que partió de Michoacán y la otra de Chiapas-, cuya demanda principal fue la reapertura de la mesa de negociación con un gobierno que ya demostró en múltiples ocasiones que no está dispuesto a resolver sus demandas, sino que viene profundizando los ataques contra la educación pública y los derechos laborales de las y los trabajadores de la educación que iniciaron en sexenios anteriores.
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La precarización laboral y la falta de derechos que enfrenta la mayoría de los trabajadores de la educación en todos los niveles educativos y que ahora están evidenciando con su lucha las y los docentes de la UNAM; la educación a distancia que atenta contra la gratuidad de la educación al no garantizarse el acceso a la canasta tecnológica; la vuelta a clases presenciales que ya comenzó en algunos estados y avanza rápidamente al resto del país para privilegiar las ganancias de los empresarios por sobre la vida de la población, son algunos de los problemas que urge enfrentar unidos.
Por la independencia política real y efectiva de los trabajadores de la educación
A pesar de que la CNTE refrendó en su Congreso “su independencia ideológica y económica del gobierno, de los charros y de los partidos políticos” la realidad es que aunque nunca apoyó abiertamente al Morena, por la vía de los hechos sembró confianza en que el nuevo gobierno podía abrogar la reforma educativa y en las elecciones del 2018 llamó al magisterio a no votar por el PRI, el PAN ni el PRD -lo cual implicó un llamado implícito a votar por AMLO-, al mismo tiempo que abandonaba la lucha en las calles en aras de permitir que las elecciones se llevaran a cabo en calma.
Ahora, continúa llevando adelante una política de confianza en el gobierno al enfocarse en la reapertura de las mesas de dialogo como si por esa vía, sin una lucha denodada en las calles y con los métodos de la clase trabajadora, se pudieran resolver nuestras demandas. La verdadera independencia política implica no sembrar confianza en el gobierno ni en los partidos del régimen, sino enfocar las energías en fortalecer la lucha.
Para ello es necesario discutir con todas y todos los trabajadores de la educación en todos los niveles -particularmente con los que vienen enfrentando el ataque- un plan de lucha unificado a nivel nacional y llevarlo adelante de forma urgente.
Ya los dirigentes de la CNTE dejaron pasar sin movilizarse el 15 de mayo, una fecha emblemática para la lucha de las y los docentes combativos. Tampoco hicieron nada ante el miserable aumento salarial que pactaron los charros del SNTE con el gobierno. Es urgente revertir esta política pasiva y dar una respuesta a la altura de los golpes que estamos recibiendo las y los trabajadores de la educación.
Ya lo está demostrando el ataque a los normalistas de Mactumatzá, quienes aun teniendo demandas mínimas -como la exigencia de que el examen de admisión sea presencial- fueron víctimas de una brutal represión por parte del gobierno morenista de Rutilio Escandón. En este sentido reivindicamos el llamado que hace la CNTE a movilizarse en Chiapas contra la represión y por la libertad de todos los normalistas detenidos, pero pensamos que debe extenderse a todo el país para evitar que suceda otro Ayotzinapa.
Necesitamos organizarnos escuela por escuela, zona por zona, haciendo asambleas que incorporen a madres y padres de familia para que entre todos podamos definir cómo enfrentar estos ataques.
Las y los maestros necesitamos una dirección a la altura de las circunstancias. La pregunta es si la CNTE puede jugar ese rol o si continuará con su política de conciliación con el gobierno.

Sulem Estrada, maestra de secundaria
Maestra de secundaria