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Red Internacional
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Tribuna Abierta. Y pagarán su culpa los traidores

Así, con una cuenta regresiva de la conmemoración del alzamiento de la Rebelión Popular de octubre del 2019, es que seguimos majaderamente apuntando con el dedo a todas y todos los culpables del daño no solamente físico, sino también sicológico que arrastran las víctimas de los territorios Mapuche desde la explosión de este País.

Miércoles 23 de septiembre de 2020

Si bien han sido varios los llamados a la paz desde diversos núcleos de la política parlamentaria, normalizada y partidos políticos en alianzas con olor a musgo; son muchas las víctimas de daño ocular que aún esperan en centros asistenciales, no solamente en las centralizadas regiones Metropolitana, de Valparaíso o de Concepción, sino que también en las militarizadas comunas del Bío Bío y las comunidades Mapuche.

El nulo apoyo que ha existido de parte de los organismos gubernamentales en materias de sanación física y psicológica de quienes se levantaron en canto, grito y voces, y por qué no decirlo: en estricta interpretación de un alzamiento revolucionario: ante la desigualdad, opresión, una salud y educación de calidad y por sobre todo de una vida digna que por siglos no ha existido dentro de esta “hermosa faja de tierra”, hoy resuena el abandono.

El abandono no es solamente desde las resolutas y estrictas sanciones a las hortaliceras o a las y los trabajadores que día a día alzan su trabajo para que la comida y alojo llegue de una vez por todas a sus hogares. El abandono también es aún más contingente: se trata de los heridos y mutilados dentro de los territorios ancestrales de Chile.

Y no es tan solo la fijación de este gobierno de Sebastián Piñera y sus secuaces, No. Ha sido un ejercicio político y permanente desde el acuerdo democrático del 89’ hasta el día de hoy. Represión, usura, estigmatización y un cúmulo de sustantivos que guardan en las mochilas generacionales desde nuestras madres, padres, abuelos y abuelas.

Hoy la denuncia viene de la mal llamada “Araucanía”. Tierra ancestral de limpios ríos. De piedra fértil y de tierras llanas de resolana. Hoy la denuncia es por aquellos que no son números en las cifras oficiales e incluso que, bajo la vigilancia del poder social y económico, hoy tienen la más fructífera revuelta. Hoy la denuncia viene desde aquellos que perdieron sus ojos pero no sus lágrimas, de aquellos que perdieron sus tierras ante el opresor, pero su dignidad y lucha sigue alta y potente; transversal a mas de cinco siglos, transversal a cualquier eslabón burgués. Dos ojos son los veladores de un alza proletaria ya no contra la patronal, sino contra el yugo de la economía y la razón social internacional.
Entre imputados en nuestra fatídica “democracia”.

Entre ciegos a piacere luego de la revuelta.

Entre tuertos acá nadie es el rey.

Levantamos la voz por quienes han sido sujetos a la represión del Estado, en un gobierno lacayo ante los poderes económicos internacionales. Levantamos la voz y los brazos para auxiliarnos ante la desnudez inoperante e impune de los represores. Levantamos la voz ante nuestros caídos y los presos políticos de la revuelta de octubre, ante las violadas, ante los y las mutiladas, ante los violados.