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Red Internacional
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LUCHAS CONTRA LA REFORMA LABORAL. “¿Y si el equipo de fútbol de Francia hiciese huelga?”

Con este título, un periodista de la patronal del periódico Les Echos muestra su extrañeza y sorpresa frente a la extensión y duración del movimiento contra la reforma laboral.

Viernes 10 de junio de 2016

Este periodista no es un caso aislado. Por el contrario, es expresión del desamparo en que se encuentra la burguesía frente a las dificultades y al elevado costo en desmontar el movimiento social en curso. Llevándolo al absurdo para intentar desdramatizar un poco la ya oscura realidad, escribe: “Y si el equipo de Francia haría huelga. Después de todo, no faltan más que ellos: mientras que pilotos de Air France inician su huelga mañana, que la basura sin recoger inunda las calles de París en la víspera del partido de apertura del euro de fútbol el viernes y el RER B y D (transporte interurbano de trenes) que conducen al Stade de France podrían estar bloqueadas, por qué no hacer de nuevo el golpe del bus de Knysna durante la Copa del Mundo de 2010, cuando los jugadores se negaron a bajar del autobús? En este Francia donde los bloqueos lindan con el absurdo, un toque suplementario de ridiculez no sorprendería a nadie”.

Es que la burguesía y sus acólitos, comprándose su propia ideología que invisibiliza a los trabajadores, y desacostumbrada a la lucha de clases dura, se va desayunando con un movimiento social que aunque no logra superar ciertos límites en su lucha demuestra que está vivo y bien presente. Nadie de la Francia institucional esperaba la combatividad y determinación obrera que a un día del comienzo de la Eurocopa se sigue desarrollando, como muestra la extensión de la huelga de los recolectores de basura, el paro de los pilotos de Air France desde el próximo sábado que ya ha llevado a cancelar entre 20 y 30% de los vuelos de la compañía o la importante marcha de hoy en Le Havre de más de 35 mil participantes, una de los desfiles más importantes observados en la estratégica ciudad portuaria, capital nacional de la huelga, desde que comenzó el movimiento hace tres meses. Los trabajadores y sus métodos de lucha, la huelga y los piquetes, se han transformado en la principal oposición a la contrarrevolución social en curso, fuerza poderosa con la que el próximo gobierno que asuma en 2017 deberá lidiar a pesar de las bravuconadas de los distintos candidatos.

El gobierno subestimó a los sindicatos

De a poco, los corifeos de la burguesía van reflexionando sobre la película de terror que según ellos estuvieron viendo en los últimos meses. Hasta ahora como loros todos repetían que la culpa era de la radicalización de la CGT, como si el MEDEF (central patronal) fueran gatitos mimosos. Hoy Les Echos, comienza a ser un poco más serio: “En este caso, el Ejecutivo no puede descargar la responsabilidad por el conflicto solo en la CGT, aunque esta se haya radicalizado. ... Signo de una pérdida de la cultura social entre algunos socialista, Manuel Valls ha subestimado la capacidad de resistencia de los sindicatos. Sin duda convencido de que estaban experimentando el mismo descredito que los partidos políticos, el jefe del gobierno pensó que su poder se reducía a su capacidad de perjuicio y que él pondría a la opinión publica de su lado, porque la idea de una la reforma del Código de trabajo era bien recibida en las encuestas”. Lo más grave para la burguesía es el mensaje que esto envía hacia adelante. Como lo dice un editorialista del mismo diario: “La derecha no puede frotarse las manos sobre el futuro, ya que la hostilidad de los franceses a la reforma laboral no puede explicarse sólo por el giro de 180º del poder en relación a la campaña electoral de 2012 y sus equivocaciones ». En otras palabras, el thatcherismo a la francesa no pasara sin grandes resistencias. Si el movimiento actual ya tiene un mérito es de dejar claro que no será fácil vencer la determinación de los trabajadores a perder sus conquistas.

La dirección de la CGT no es lo que era

Hasta ahora la dirección de la CGT ha garantizado su control sobre el movimiento. Pero obligada a radicalizar sus métodos e ir más allá de lo que hubiera querido en el enfrentamiento con el gobierno, no logra por el contrario salir fácilmente del juego. Hoy su secretario general, Philipe Martinez, frente al incremento de distinto tipo de acciones planificadas para mañana, día de la inauguración de la Euro 2016, declaró: "No estoy seguro de que bloquear a los fans sea la mejor imagen que podamos dar de la CGT ". La CGT "espera que la Eurocopa se desarrolle como una verdadera fiesta en los estadios y en las zonas de aficionados ", dijo en el congreso de una unión local de su sindicato en el centro de Francia.

Como ya escribimos, la CGT ya no es más el sindicato monolítico tan añorado por los sectores de la burguesía. No solo que no se parece a la vieja CGT en manos de la dirección del PCF y su puño de hierro contra los izquierdistas, sino que tampoco sus dirigentes gozan de la autoridad frente a la base de sus predecesores recientes. Como dice un periodista del diario liberal, L’Opinion: “Hoy en día, el desafío del número 1 de la CGT es no ser desbordado por sus federaciones más duras. A fin de evitar excesos demasiado violentos. "Bernard Thibault -dirigente de la CGT desde la huelga victoriosa de los estatales de 1995 hasta el movimiento derrotado contra la reforma de las jubilaciones en 2010- tenía la capacidad de silbar el final del juego, Martínez, ¡no!", se inquieta un cegetista”.

Una gran novedad del movimiento actual que inquieta fuertemente a la burguesía es la tendencia a la acción directa, que se ha manifestado en los bordes del movimiento, en especial en los escraches a los políticos, acciones de calle no controlados por la cúpula de los sindicatos. Como dice este diario ultraliberal: “Esta inclinación por la acción directa ya se ha observado en los márgenes de los actos parisinos nocturnos de Nuit Debout, a la imagen de aquellos manifestantes que, a mediados de abril, querían "tomar el aperitivo con Valls" antes de ser evitado por las fuerzas de seguridad. Los desplazamientos de Emmanuel Macron son también blanco de los opositores a la nueva ley laboral: después de haber sido interrumpido a finales de mayo en Lunel, el ministro de Economía fue recibido con el lanzamiento de huevos en una visita el lunes a una oficina de correo de Montreuil, en Seine-Saint-Denis. El PS paga regularmente el costo del conflicto social. Cerca de 80 delegaciones de parlamentarios o federaciones del partido han sufrido en los últimos meses deterioros, desde la simple graffiti hasta las ventanas rotas pasando depósito tradicional de estiércol. Un blog apodado sarcásticamente "PS deco" da la listas de los lugares”.

Esta “nueva radicalidad difícil de controlar”, es expresión de la profundización de la crisis de representación que toca principalmente a los partidos del régimen de la V República imperialista pero alcanza también a los sindicatos, mismo si coyunturalmente la CGT podría salir fortalecida del movimiento en curso. Como señala Albert Ogien, director de recherche au CNRS : “Lo que es nuevo, es que estos modos de acción ahora escapan las estructuras de los partidos políticos y los sindicatos, o al menos de sus representantes. Hay mucho menos deferencia que va junto con una voluntad por parte de los manifestantes de reapropiarse de una democracia de la que sienten que han sido desposeídos”. Esta pérdida de influencia de los cuerpos constituidos, aunque todavía embrionaria podría en el futuro escalar a formas de autoorganización de las masas más abiertas y opuestas a las estructuras de tiempos de paz de los sindicatos, generando los embriones de un contrapoder obrero en relación y de desarrollarse la tendencia a la huelga general que los actuales acontecimientos ponen sobre el tapete, mismo si la tendencia a la generalización de la huelga o la huelga general misma no se ha concretado en esta ocasión. Esto último, un elemento ausente en el Mayo de 1968 por la fortaleza del reformismo, en especial del aparato contrarrevolucionario del PCF.

Aunque la subjetividad y la dirección del proletariado aún están muy atrás de lo que se necesita para derrotar a la burguesía, el desconcierto por el presente y preocupación por el futuro de la cúpula burguesa y sus corifeos, permiten entrever algunas de las vías por las que el proletariado podría madurar de forma revolucionaria en los inevitables enfrentamientos de clase a venir.


Juan Chingo

Integrante del Comité de Redacción de Révolution Permanente (Francia) y de la Revista Estrategia Internacional. Autor de múltiples artículos y ensayos sobre problemas de economía internacional, geopolítica y luchas sociales desde la teoría marxista. Es coautor junto con Emmanuel Barot del ensayo La clase obrera en Francia: mitos y realidades. Por una cartografía objetiva y subjetiva de las fuerzas proletarias contemporáneas (2014) y autor del libro Gilets jaunes. Le soulèvement (Communard e.s, 2019).