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Red Internacional
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Economía. ¿Y si se rompe el TLC, sismo económico en América del Norte?

En el centro del debate el tratado que selló el destino de la clase trabajadora y los sectores populares en México, Estados Unidos y Canadá.

Jueves 28 de julio de 2016

Tanto el partido demócrata como el republicano han incluido en sus respectivas plataformas electorales la renegociación del TLC. Aquí queremos abordar las opiniones de analistas económicos respecto de las perspectivas si Estados Unidos sale del tratado.

En el comercio internacional, México realiza 80% de las operaciones con Estados Unidos. Esto representó 582.6 mil millones de dólares en 2015. Sólo las plantas automotrices exportan 44 mil millones de dólares por año (60.6% del total de exportaciones entre enero y mayo de 2016).

En cuanto a las actividades primarias, los cultivos de exportación -con mucho peso en la península de California y en Sinaloa, por mencionar dos regiones- son centrales en el sector primario.

A su vez, el centro industrial maquilador instalado en el norte del país, tiene vínculos indisolubles con la industria del sur estadounidense. Se importan materiales que son manufacturados en las maquilas para luego exportar el producto final.

Por último, cabe destacar el peso que tienen en la economía nacional las remesas de los migrantes: una inyección sostenida de divisas estadounidenses en gran medida paliativo a la miseria estructural de las zonas rurales del interior del país. Tan sólo de enero a mayo de este año las remesas ascendieron a 10,866 millones de dólares según cifras del Banco de México.

Los temores de los economistas

Según Jorge Zepeda Patterson el triunfo de Donald Trump podría disparar la cotización del dólar en México, y así debilitar aún más la moneda nacional frente a la divisa estadounidense.

Por su parte, Latinvex, Latin American Business News & Analysis, una publicación de análisis de negocios sobre América Latina, dio a conocer un reportaje firmado por Joachim Bamrud. En el mismo, los ex embajadores Antonio Garza, James R. Jones, y el representante del gobierno mexicano en el equipo de negociaciones del TLC, Luis Rubio señalaron que la salida del gigante del norte del tratado traería consecuencias negativas a ambos lados de la frontera.

James R. Jones, quien fue embajador de Estados Unidos en México bajo el gobierno de Bill Clinton, entre 1993 a 1997, señaló que “sin duda, el resultado sería una tarifa idéntica impuesta a todas las exportaciones de Estados Unidos a México”. Así, la perspectiva sería una guerra comercial de tarifas que actuaría contra el crecimiento económico de ambos países.

A su turno, Antonio “Tony” Garza, ex Embajador de Estados Unidos en México entre 2002 a 2009, bajo la era Bush, destacó que “si los cambios renegociados hacen más difícil de llevarlo a cabo o de invertir en la región, entonces el impacto en la economía de Estados Unidos será rápido y negativo”. Malas noticias para las corporaciones.

Garza también señaló que “hay muchas industrias que han organizados sus procesos de producción entre los tres países con el fin de aprovechar las diversas ventajas competitivas o para estar en proximidad a los mercados finales”, y que “si se cambiaran las reglas del TLC, a continuación, estas empresas -que emplean no a decenas sino a cientos de miles de personas- pasarían un tiempo difícil y muy costoso para reorganizar sus operaciones con el fin de mantener su competitividad”.

Esto afectaría al sector automotriz, así como a la industria maquiladora instalada en el norte de México y a empresas como IBM y General Motors, por mencionar algunas, que producen piezas en México y las exportan al gigante del norte.

Por su parte, Luis Rubio explicó que una eventual renegociación del TLC podría llevar años y presentaría un alto nivel de complejidad. Ilustró esto con el caso de las disposiciones aplicables a las normas de origen: “podrían ser realmente difíciles de renegociar debido a que hay una gran cantidad de productos que tienen origen en los tres países miembros, tales como los automóviles, donde algunas de las piezas están fabricadas en Estados Unidos que también tienen piezas canadienses y luego se modificaron y construyeron en México para ser re-exportados a EU, todo ello bajo el paraguas del TLC”.

El ex embajador James R. Jones considera que si Estados Unidos se retirara del tratado podría sentir efectos negativos más rápidos que México porque podría perder la confiabilidad como socio comercial en el plano internacional.

En otro orden, Rubio estima que el impacto sería peor para México, porque los inversores internacionales perderían la confianza si las condiciones en los que están invirtiendo en la actualidad corren peligro de ser eliminadas o modificadas.

Enrique Quintana, columnista de El Financiero, sostiene que incluso el escenario de renegociación del TLC puede generar un periodo de inestabilidad económica en la región. En México en particular podría golpear gravemente al peso. Lo que desataría una reacción en cadena que implicaría una nueva alza de la tasa de interés por parte de Banxico, que a su vez provocaría una retracción de la actividad económica.

El economista Luis de la Calle, a su vez, acaba declarar a Radio Fórmula que si Estados Unidos sale del TLC, tiene más que perder que México. Afirmó "nosotros también vamos a cobrar un arancel de importación a los productos de Estados Unidos, en industrial pasaría de cero a 7.7%, y de agrícola pasaría de cero a 38.4%".

Cabe destacar que Peña Nieto, en su reciente visita a Barack Obama, declaró a la prensa que “el nivel de comercio entre México, Estados Unidos y Canadá ha crecido 547% desde la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC), por lo que hay condiciones de modernizarlo, actualizarlo y potenciarlo aún más”.

Estas son las opiniones de algunos economistas, analistas y funcionarios que operan de acuerdo con los intereses de las trasnacionales, que tantos beneficios han obtenido del TLC a costa de degradar las condiciones de vida y de trabajo de las mayorías en los tres países que integran este tratado implementado desde 1994.