Después de las elecciones del 23J en las que la derecha no suma para hacer gobierno pero está en numerosas comunidades autónomas y municipios desde donde prohíben banderas LGBT, niegan la violencia de género, escupen su discurso racista anti-inmigración y desmantelan los servicios públicos, ahora estamos viendo las negociaciones en despachos cerrados del bloque “progresista” con Junts para conseguir formar gobierno.
Lunes 11 de septiembre de 2023
Después de las elecciones del 23J en las que la derecha no suma para hacer gobierno pero está en numerosas comunidades autónomas y municipios desde donde prohíben banderas LGBT, niegan la violencia de género, escupen su discurso racista anti-inmigración y desmantelan los servicios públicos, ahora estamos viendo las negociaciones en despachos cerrados del bloque “progresista” con Junts para conseguir formar gobierno.
Pero la posible renovación del gobierno progresista tampoco es una buena noticia. Está claro que no solo no es el freno de la extrema derecha, sino que le abre la puerta aplicando políticas de derechas y sin atender las demandas básicas de la clase trabajadora y las mayorías sociales que seguimos pagando todas las crisis.
Ahora vemos lo que está haciendo con la cuestión de la amnistía y la autodeterminación, una demanda democrática básica sentida por el pueblo catalán y compartida por todas aquellas que plantamos cara al Régimen del 78. Puigdemont pretende apropiarse de dichas demandas como moneda de cambio para la investidura con negociaciones por arriba y Sumar busca incluir ¡a la policía de los porrazos y las balas de goma!, vaciándola y sin incluir al resto detenidos y acusados por luchar contra este régimen monárquico y para ricos.
Al mismo tiempo vemos cómo ha aplicado la Ley Mordaza más que ningún otro gobierno, ha reforzado - junto a ERC y EH Bildu - el código penal contra la protesta, contratan más policía y guardia civil batiendo un record y siguen descubriéndose infiltraciones policiales en movimientos sociales. La misma policía que nos reprime en cada desahucio y criminaliza al movimiento ecologista. No nos olvidamos de los casos de Pablo Hasél, los seis de Zaragoza o Dani Gallardo (condenado a prisión por manifestarse en Madrid contra la sentencia del procés). Los “progresistas” refuerzan la presencia policial en los barrios para perseguir a la juventud precaria, especialmente a las y los migrantes.
Así lo hemos visto desde Madrid con Ayuso y Almedia hasta Barcelona con Collboni o Colau. En Catalunya, ERC se sitúa en la misma línea: la Generalitat actuando de acusación particular en juicios de activistas, con el racismo institucional de los Mossos d’Esquadra y campañas para lavarles la cara.
El PSOE y Sumar, una vez más, se muestran como lo que son: el primero, como uno de los principales pilares del régimen del 78, y el segundo, como su muleta y salvador. Pero no solo de la monarquía y la “unidad de España”, tanto en su último mandato como en su periodo en funciones, se han mostrado también como los defensores de las grandes empresas del IBEX y de los intereses imperialistas de la UE. Así lo han demostrado aprobando el plan de ajuste fiscal de la UE que supondrá 20 mil millones de recortes en servicios públicos, mandando nuevos tanques a Ucrania y presentando el último plan de devaluación de las pensiones para 2025.
Por no hablar de cómo los salarios siguen por debajo de la inflación, cuesta llegar a final de mes y la sanidad y la educación siguen infrafinanciadas, pero suben los presupuestos militares sin parar, le entregan el dinero de las subvenciones de la UE a grandes empresas y mientras asesinan en la frontera y abandonan a migrantes en el mar.
Por eso desde Contracorriente y Pan y Rosas no tenemos ninguna esperanza en que el gobierno progresista frene a la extrema derecha ni toque ni un solo ápice del monárquico y anti-democrático régimen del 78. Ni tampoco en que mejore la calidad de vida de la juventud, las mujeres y la clase trabajadora en su conjunto. Ni tampoco en que se pueda conseguir una amnistía real con sus negociaciones por arriba, ni mucho menos que se atiendan demandas democráticas sobre el derecho a la autodeterminación o el fin de la monarquía.
Sabemos que eso lo vamos a tener que imponer luchando desde abajo y por ello, llamamos a la organización y a pelear por recuperar el mejor espíritu del movimiento estudiantil, que ha parado ataques a la educación y a los derechos, apoyado grandes luchas obreras y por el derecho a decidir y hasta echado a reyes.
Un movimiento estudiantil combativo, que se ponga en pie frente al ambiente represivo que están imponiendo en las universidades, autoorganizado y junto a la clase trabajadora que se juegue a ser la punta de lanza de grandes movilizaciones sociales y procesos de lucha contra la derecha, los capitalistas y los gobiernos a su servicio. Un movimiento estudiantil independiente de las instituciones que hoy pelee por la amnistía de todos los luchadores, contra los avances represivos de este gobierno que han llegado hasta las universidades con la ley mordaza universitaria de Castells, y por el derecho a la autodeterminación de los pueblos que se niega desde la derecha pero también desde el gobierno “progresista”.
Un movimiento estudiantil que pelee por el fin de la persecución y criminalización de todos los movimientos sociales, que han incluido prácticas propias de la Dictadura como la infiltración policial. Por la derogación de la Ley Mordaza y todas las leyes liberticidas. Por una investigación independiente, a cargo de organizaciones de Derechos Humanos y represaliados, para el juicio y castigo de todos los represores y sus responsables políticos.
Porque no nos conformamos con el desastre al que nos condena el capitalismo y sus gobiernos aunque se auto–denominen “progresistas”, que se cargan nuestro planeta, nuestra salud mental y condiciones de vida, mientras refuerzan las herramientas represivas del estado contra aquellos que lo denunciamos. Desde las universidades, institutos, centros de trabajo y barrios, peleamos por una política de independencia de clase, por una estrategia socialista y revolucionaria que ponga la lucha de clases en el centro. Porque sabemos que somos la clase trabajadora, las mujeres, las migrantes, la juventud y todos los sectores oprimidos los que tenemos que tomar las riendas de nuestro futuro. Porque sabemos que es fundamental seguir defendiendo nuestros derechos frente a los reaccionarios, peleando desde un feminismo socialista y combativo por todo lo que queda por conquistar. Hacia una sociedad libre de explotación y opresiones, sin el yugo de la alianza criminal del patriarcado y el capital.
Tenemos el reto de hacer de las universidades algo radicalmente distinto a lo que nos impone el modelo neoliberal al servicio de las empresas y de la casta universitaria y romper con los años de pasividad.
Peleemos por universidades radicalmente democráticas, gestionadas por sus estudiantes y trabajadores y al servicio de las necesidades sociales. Hagamos de nuestro paso por ella una escuela política, un lugar de militancia, reflexión y lucha donde las ideas y lecciones del marxismo revolucionario nos sirven para pensar críticamente desde la universidad cómo podemos acabar con este sistema de miseria y este régimen a su servicio. Porque para no dar ni un solo paso atrás muchos tenemos que dar un paso al frente. Súmate a construir una juventud socialista y revolucionaria para los desafíos que vienen, una juventud que hoy tenga claro que no a los pactos por arriba, que luche por:
Amnistía para todos los luchadores
Contra la represión, no a la impunidad policial del 1O
Autodeterminación y fuera
Borbones