La fábrica de motos está rematando todos sus activos, como cascos, vehículos, maquinarias, e inmuebles. Son más de 200 los trabajadores que se quedan en la calle. La UOM hasta el momento no lanzó plan de lucha.
Viernes 13 de diciembre de 2019 12:57
La fábrica de motos Zanella, fundada el 11 de febrero de 1948 y con 71 años de trayectoria, decidió bajar la cortina de sus negocios en la Argentina y el 27 de diciembre, en una asamblea general de accionistas en San Luis, pondrá a “consideración la venta de la marca Zanella y otras marcas y derechos de propiedad de la sociedad y autorización de muebles e inmuebles”, según comunicó el propietario, Walter Steiner.
Desde los primeros días entrado diciembre había hecho un primer remate de maquinaria, este jueves continuó con su flota de camiones, grupos electrógenos, autos y semirremolques y este viernes será el turno de las motos, los utilitarios de carga, los areneros, los cascos y los cuatriciclos, entre otros bienes. En el año había hecho otros recortes que como es de costumbre para los empresarios, los descargó sobre sus trabajadores.
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Ya en octubre había cerrado su histórica planta de Caseros (administrativa y de producción) y despidió a 75 trabajadores, la mitad de la nómina laboral de esa planta. La fábrica estaba paralizada hacía más de un mes, aunque sus operarios seguían presentándose a cumplir horario, en los que no les asignaban tareas y sólo estaban realizando asambleas para enfrentar los despidos.
Previamente había cerrado sus plantas de Mar del Plata y Cruz de Eje (Córdoba) y redujo las operaciones en la de San Luis, alegando que sus ventas se han visto afectadas por la caída del mercado interno y fueron 32 trabajadores de esa fábrica los que quedaron en la calle.
En el marco de los ataques a los puestos de trabajo, la firma presentó un preventivo de crisis y adelantó que pagará sólo el 50% de las indemnizaciones, cuestión que los trabajadores rechazan. Por lo tanto el cierre definitivo se produce mientras la empresa continúa negociando las indemnizaciones. Hasta el momento el empresario Steiner les adeuda parte de las indemnizaciones a los que ya despidió, en total 110 trabajadores y les ofrece el 50% a los más de 100 trabajadores que todavía no fueron despedidos, pero con esta última decisión de cierre definitivo y remate de por medio, perderán sus puestos de trabajo para fin de año.
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La notificación fue dada a los trabajadores por Félix Aranda, representante gremial de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Tres de Febrero. "Las suspensiones comenzaron el año pasado, pero desde fines de junio la compañía no paga la totalidad de los salarios ni tampoco abonó el último aguinaldo. Le pediremos a Zanella que nos detalle cómo seguirá el proceso y le demandaremos, nuevamente, el pago de las deudas. Hay gente que fue desvinculada y todavía no recibió su indemnización", aseguró Aranda, delegado de la planta de Caseros.
Hasta el momento no hay novedades que desde el sindicato respondan con medidas para enfrentar los despidos y defender los puestos de trabajo.
No genera asombro la actitud de los empresarios que descargan la crisis sobre los trabajadores, siempre. Pero es más grave aún, el rol que juegan los representantes sindicales que como anunció la misma UOM, se perdieron más de 6000 puestos de trabajo en el gremio.
Mientras tanto su secretario general Antonio Caló, ferviente impulsor del Frente de Todos, no sólo no impulsó un plan de lucha para enfrentar los despidos, sino que reivindicó el nefasto rol de la CGT: “Si yo fuese el presidente Macri llamaría a la CGT y agradecería la gobernabilidad. No supieron aprovechar la gobernabilidad que les dieron los trabajadores, creyeron que se la daban los mercados, los bancos, pero se la dio el movimiento obrero”. Traidor de la clase obrera, le queda chico.