ESPACIO CULTURA. Poema: No

No

No puedo no pretender contradecirme.
Una tijera sin filo, muerde los minutos pero no sirve para nada;
una fotografía de un lugar que nunca conoceré pero igual esta guardada, como ese inútil fetiche de juntar objetos nunca propios y que jamás me dirán nada más que su insensible presencia;
un libro de poemas que por magia hermosa se hace nuevo a cada lectura.
Pero son solo objetos…
Última función… igual se repite a cada instante.
Me niego a que hoy me distraigan:
Me niego a seguir un día más en un mundo donde se llora el dolor pero se hace ajeno por televisión… cuando un obrero deja de tener nombre y pasa a llamarse víctima…
Me niego a seguir un día más.
Me niego a no tocar.
Me niego a no ser parte.
“ese obrero” es tal cuando la noticia es su muerte…
No fue nadie hasta que hoy apagaron su vida.
Se sigue hablando de una nueva víctima…
¡Víctima, Víctimas!
Hipócrita juego de que todos somos culpables para que no haya ninguno.
A “ese obrero” le gustaba jugar con sus hijas en el patio cuando caía el sol.
Todos los domingos tomaba mate mientras miraba por una ventana a un siempre verde.
Las noches lo llevaban a sentarse en la mesa junto con su compañera; amaba escucharla.
En el colectivo cerraba los ojos y soñaba que viajaba a ese lugar donde nunca fue.
Cuando salía a la madrugada, acariciaba al perro de la cuadra, él lo llamaba “el negrito” y caminaban juntos unas calles…
Nunca lloraba, pero se emocionaba en silencio al volver a su casa…
Nunca lloraba pero abrazaba muy fuerte a sus hijas…
Él era todo esto, pero la macabra crónica solo quiere una víctima.
¡Víctima, Víctimas!
Me niego a ser culpable…
Me niego y lo hago un grito…
Me niego y eso lo convierto en urgencia.
Lo hago y señalo a los culpables, los señalo y los condeno.
¡Culpables, culpables!
Un día más, la tijera sigue sin tener filo, pero no destila resignación… ¡No!
Un día más en donde los eruditos quieren que la poesía sea un alivio…
me niego a convertir este papel en un alivio.