En este artículo nos proponemos recorrer algunas de las tesis escritas por Marx en 1845 en París, luego de su exilio de Alemania. También nos proponemos profundizar en algunas de las concepciones que subyacen a ellas, que el revolucionario abarcó y profundizó desde múltiples trabajos. Para esto recurrimos a obras posteriores de Marx, como a otros autores que abordaron elementos de las tesis.
Miércoles 10 de junio de 2020
El Gorka @cokealarconn
En su prólogo al libro “Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana”, Friedrich Engels señala la importancia de las notas tomadas por Marx al respecto de el filósofo Ludwig Feuerbach, así como su carácter de inacabadas [1], atribuyéndole el hecho de ser de los primeros manuscritos que contiene el germen del posterior desarrollo de la teoría materialista dialéctica. Es importante destacar el papel que el mismo autor le atribuye a las notas, y esto queda claro con el destino que corrieron: el quedar ocultas y olvidadas en el fondo de un cajón, hasta que alguien (Engels en este caso) las rescatase para ponerlas a la luz. Igual rol jugó el famoso texto “La Ideología Alemana”, y esto no se debe a que Marx descreía de aquello que había escrito, sino que desde un principio fueron concebidas con el fin de saldar deudas con la herencia que arrastraba, la herencia del hegelianismo y del materialismo precedente. Una vez logrado ese fin, los escritos fueron dejados a “la crítica de los roedores”. No por esto pierden importancia ni vigencia.
Un primer elemento que resalta las diferencias que Marx plantea con el pensamiento teórico precedente es que echa por tierra todas las ilusiones de imparcialidad y neutralidad reinantes en los estudiosos burgueses, para colocarse desde el punto de vista del proletariado; esto se debe a que su teorización guarda íntima relación con la lucha de la clase obrera en pos de su emancipación.
Marx parte de la crítica como criterio metodológico, a partir de esta señala los límites históricos de la teoría burguesa, la cual se autoproclama como a sí misma como válida más allá de tiempo y lugar. Esto es aún más dificultoso en tanto Marx se propone la crítica de un sistema velado. Marx se da cuenta, de esta forma, que el movimiento teórico burgués es un reflejo de un movimiento práctico; la problemática de la verdad no será, entonces, un problema teórico, sino practico, no será una crítica a las proposiciones filosóficas idealistas sino a la realidad que hay detrás de estas. Karl Marx en su segunda tesis sobre Feuerbach afirma:
«“El problema de si el pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico” [2] »
La principal herencia con la que Marx busca saldar cuentas es con el Idealismo, concepción que reinaba en la filosofía clásica alemana. Marx parte del hecho que “La primera premisa de toda historia humana es, naturalmente la existencia de individuos humanos vivientes” [3]. A su vez, aclara que aquello que diferencia al hombre del animal es el hecho de que podemos producir nuestros propios medios de subsistencia, y al producir esto, producimos nuestra propia vida material. Este punto de partida ya establece una diferencia insalvable con sus predecesores, los cuales para intentar explicar la historia, partían como lugar común, de un punto fuera de ella y de esta forma se excluye de la historia la actitud de los hombres a hacia la naturaleza, tal como señala Marx en la Ideología Alemana.
Crítica al materialismo precedente
Feuerbach fue el primero en desentrañar todo este sistema de operaciones formales en su crítica al cristianismo: el hombre crea la religión, esta nace de sus apremios y luego se independiza, para presentarse como creadora de todo lo existente. Pero Marx va a darle una vuelta más a la cuestión, la falta de Feuerbach fue que pensó que el problema se resolvía en la teoría. En cambio las operaciones que caracterizan al idealismo: inversión, abstracción y disyunción; son procesos que pueden darse en la esfera de las ideas solo porque antes están presentes en el terreno práctico. La división del trabajo manual y el trabajo intelectual es la que da lugar a una inversión, de la construcción histórica del intercambio signado por productos independientes surge la abstracción, así como de la configuración de las sociedades de clase es que surge la así la disyunción. En su cuarta tesis sobre Feuerbach Marx afirma:
«“Feuerbach arranca de la auto enajenación religiosa, del desdoblamiento del mundo en un mundo religioso, imaginario, y otro real. Su cometido consiste en disolver el mundo religioso, reduciéndolo a su base terrenal. No advierte que, después de realizada esta labor, queda por hacer lo principal. En efecto, el que la base terrenal se separe de si misma y se plasme en las nubes como reino independiente, solo puede explicarse por el propio desgarramiento y la contradicción de esta base terrenal consigo misma. Por tanto, lo primero que hay que hacer es comprender ésta en su contradicción y luego revolucionarla prácticamente eliminando la contradicción. Por consiguiente, después de descubrir, en la familia terrenal el secreto de la sagrada familia, hay que criticar teóricamente y revolucionar prácticamente aquella.” [4] »
Feuerbach si bien hizo el primer intento por superar la filosofía de su maestro, Hegel, no puede lograr superar su filosofía porque siguió impregnado por esta, al decir de Engels, se limito a dejarla a un costado. Tal como el afirma contra el materialismo puramente naturalista, este es el “cimiento sobre el que descansa el edificio del saber humano, pero no constituye el edificio mismo”, sin embargo en él este cimiento nunca llega a desprenderse de las ataduras idealistas tradicionales [5]. Feuerbach no intenta superar la religión, sino darle un nuevo contenido, uno que parecería “más real”. Para él, las relaciones entre los hombres ya no deben buscar un reflejo fantástico en la realidad sino que deben expresarse en el amor entre pares. El amor entre pares ya no aparece como lo que verdaderamente es, sino que solo se realiza cuando se le coloca el nombre de religión. Basado en juegos etimológicos (religión viene de religare, que significa unión) Feuerbach pretende darle un sentido a todo esto, pretendiendo que las palabras no tengan que ver con el desarrollo histórico de su empleo si no lo que debieran denotar.
El filósofo alemán cae en esta teoría porque afirma que los períodos de la humanidad se distinguen unos de otros por los cambios religiosos, lo que es, a todas luces, falso. Los grandes cambios históricos solo han sido acompañados de cambios en el terreno de las ideas, pero esto no es lo que los determina. Al respecto, en la sexta tesis sobre Feuerbach Marx afirma:
“Feuerbach diluye la esencia religiosa en la esencia humana. Pero la esencia humano no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales. Feuerbach, que no se ocupa de la crítica de esta esencia real, se ve, por tanto, obligado: 1) Al hacer abstracción de la trayectoria histórica, enfocando para sí el sentimiento religioso y presuponiendo un individuo humano abstracto, aislado; 2) En él, la esencia humana solo puede concebirse como “género”, como una generalidad interna, muda, que se limita a unir naturalmente los muchos «individuos” [6] »
Feuerbach cae de esta forma en las operaciones que el mismo critica, se convierte en un pensador completamente abstracto, y esto se debe, como indicamos antes al hecho de que el no encuentra la base de estas operaciones lógicas que realiza el idealismo en la realidad misma, sino que las ubica en el mundo de las ideas. [7]
Sin embargo, con su antítesis abstracta respecto al idealismo, Feuerbach da a Marx las bases para una nueva disposición del pensamiento no idealista. La crítica de Feuerbach a Hegel se centra en un aspecto central del sistema idealista: el concepto de naturaleza. Al respecto Smidtch afirma:
«“La naturaleza es causa sui. Feuerbach critica ante todo la opinión de Hegel, de que la naturaleza es una alienación de la idea absoluta: La doctrina hegeliana de que la naturaleza, o sea la realidad, es puesta por la idea, constituye sólo una expresión racional de la doctrina teológica según la cual la naturaleza es creación de Dios, o el ser material es creación de un ser inmaterial, es decir, abstracto” [8] »
Pero a pesar de eso, la naturaleza sigue siendo para Feuerbach un sustrato ajeno a la historia, tanto como su concepto de hombre, permanece en la abstracción. La naturaleza es, en cambio, para Marx un momento de la praxis humana y al mismo tiempo la totalidad de lo que existe; rechaza toda concepción transhistórica de una naturaleza dada desde la eternidad, esta está siempre socialmente mediada. Los hombres no se enfrentan nunca con la materia como tal en su proceso productivo, sino con sus modos de existencia concretos, determinados sociohistóricamente; al igual que tampoco se enfrentan los hombres con sociedades en abstracto, sino con sociedades de clase, históricamente determinadas.
En cierto sentido hay historia de la naturaleza porque hay historia de las relaciones humanas, solo es historia porque nosotros le damos esa condición. A su vez la historia humana es historia natural, para Marx no existe separación tajante entre naturaleza e historia. El hecho que la historia humana sea historia natural se basa en que esta es la historia de los apremios por la existencia en este mundo, el hombre debe recurrir al trabajo para satisfacer las necesidades que surgen en una relación con el mundo natural y esto lleva a que la naturaleza sea constantemente modificada por la cooperación. La base genérica del hombre es la reproducción de los medios naturales, pero a diferencia de los animales, en el hombre esta cooperación es consciente, con arreglo a fines, por ello cuando el hombre va a la naturaleza se encuentra con que esta ya ha sido mediada previamente; tampoco existe, para Marx, cooperación en abstracto, sino formas históricas concretas de cooperación entre humanos.
Para Marx todo acto de dar forma a una sustancia natural debe obedecer a la legalidad particular de la materia. Pero el hombre, al entrar en contacto con la naturaleza no sólo transforma la naturaleza sino que cambia su propia naturaleza, esto es lo que el autor define como concepto de intercambio orgánico. En este proceso “la naturaleza se humaniza y el hombre se naturaliza”. Ahora, de esto surge un nuevo interrogante, y es el que Alfred Schdmit denomina constitución del mundo. En la primer tesis sobre Feuerbach Marx plante al respecto:
«“El defecto fundamental de todo el materialismo anterior (incluido el de Feuerbach) es que solo concibe las cosas, la realidad, la sensoriedad, bajo la forma de objeto o de contemplación, pero no como actividad sensorial humana, no como práctica …”» [9]
Aquí es donde Marx, por medio del concepto de praxis, e introduciendo el concepto de general intellect, rescata un momento de la concepción idealista así como tampoco deja de lado la independencia del ser exterior respecto a la conciencia, es decir, el aspecto materialista.
Cuando Marx se refiere al concepto de general intellect se refiere a la forma que toma el proceso vital, la acción que trasciende las actividades de los trabajadores intelectuales, según Schdmit es lo que el marxismo considera el concepto de subjetividad. Una diferencia fundamental entre el hombre y el resto de los animales es que hay algo que el hombre puede conservar luego de la dimensión práctica. Hay algo que puede mediar el proceso de conocimiento y esta mediación antes de ser teórica es práctica, es la propia inmanencia de la práctica la que deja residuos gnoseológicos. Esto es a lo que se refiere Marx en su octava tesis sobre Feuerbach [10] :
«“La vida social es, en esencia, práctica. Todos los misterios que descarrían la teoría hacia el misticismo, encuentran su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de ésta práctica” »
La experiencia, por tanto, es el residuo subjetivo que luego de la doble relación mediada entre hombre y naturaleza y los hombres entre sí. Por lo tanto no es equivalente a toda la praxis, sino al residuo subjetivo, no es total porque esta relación medida es contradictoria.
Como bien señala Schdmit [11] , así como los hombres en su praxis no se detienen en la inmediatez de la materia que se les presentan sino que pasan a su apropiación industrial más medida, estos tampoco han de quedarse con lo sensible-concreto que ofrecen las percepciones, sino que sienten la necesidad de pasar al saber conceptual, el cual abre estratos más profundos de la realidad y por tanto da la impresión de más concreto, ya que por su forma es más colorido pero por su contenido es pobre en determinaciones y por lo tanto abstracto.
Para Marx la praxis no agota su rol gnoseológico en ser un apéndice de la teoría, como afirman las interpretaciones vulgares, sino que solo la praxis puede ser criterio de verdad porque constituye los objetos de la experiencia humana, y es parte de su estructura interna. Praxis es el proceso vital de la sociedad en su conjunto y la acción revolucionaria que debe surgir de sus antagonismos.
De aquí, la más citada, y no por eso menos genial tesis de Feuerbach:
«“Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.”» [12]
Esta tesis está íntimamente ligada a la famosa afirmación de que el movimiento obrero alemán había sido heredero de la filosofía clásica alemana [13], ahora bien, esto considerando que la tarea del socialismo científico era superar y por tanto abolir la filosofía burguesa, y con ella, toda filosofía en general. Esto se debe a que, en cuanto filosofía, la teoría de Marx busca llevar adelante una lucha revolucionaria contra todas las esferas de la realidad social, y esto ha de llevar inevitablemente a la supresión de toda filosofía misma como parte espiritual de esa realidad. Pero así como Marx resalta el error de los filósofos en limitarse a interpretar el mundo, también es un error pensar que la lucha de clases por si sola puede sustituir el movimiento espiritual que debe desarrollarse en el terreno ideológico. En esto es que se basa Marx para afirmar: “No podéis suprimir la filosofía sin realizarla”.
La importancia de Las Tesis Sobre Feuerbach radica, como dijimos anteriormente, en el hecho de que representan una expresión del primer desarrollo de la teoría materialista histórica. Sin embargo, este origen no puede ser pensado en el aire, sino que es el otro lado de la aparición del movimiento de clase proletario real, no pueden entenderse uno sin el otro, son los dos lados de un mismo proceso histórico. Es por esto que el marxismo no puede ser interpretado como un conocimiento sin relación con la práctica política y la lucha de clases, al margen de la praxis revolucionaria, como muchas veces en la academia se pretende. El socialismo científico es la expresión teórica de un proceso revolucionario que solo puede llegar a su realización con la abolición total de toda filosofía y ciencia burguesa, pero esto solo puede suceder si paralelamente se suprimen las condiciones materiales en que estas han encontrado su expresión ideológica.
[1] Friedrich Engels señala: “[..] he encontrado en un viejo cuaderno de Marx las once tesis sobre Feuerbach que se insertan en el apéndice. Trátese de notas tomadas para desarrollar más tarde, notas escritas a vuelo de pluma y no destinadas en modo alguno a la publicación, pero de un valor inapreciable por ser el primer documento en que se contiene el germen genial de la nueva concepción del mundo” F. Engels – Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, Cuadernos de PyP 1975, pp. 18
[2] Tesis sobre Feuerbach , Cuadernos de PyP 1975, pp.71
[3] Karl Marx – La ideoogía alemana (Nuestra América, Argentina, 2010) pp. 19
[4] Karl Marx – Tesis sobre Feuerbach (Caudernos de PyP, Argentina, 1975, pp.72)
[5] Cita extraída del texto de Engels Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana (Cuadernos PyP, Argentina, 1975, pp. 36). Creemos que Engels parafrasea a Feuerbach en este pasaje ya que no encontramos referencias puntuales a la cita a la cual hace alusión.
[6] Karl Marx – Tesis sobre Feuerbach (Caudernos de PyP, Argentina, 1975, pp.72-73)
[7] En palabras de Engels: “Feuerbach no logra encontrar la salida del reino de las abstracciones, odiado mortalmente por él, hacia la realidad viva. Se aferra desesperadamente a la naturaleza y al hombre; pero en sus labios, la naturaleza y el hombre siguen siendo meras palabras. Ni acerca de la naturaleza real, ni acerca del hombre real, sabe decirnos nada concreto. Para pasar del hombre abstracto de Feuerbach a los hombres reales y vivientes, no hay más que un camino: verlos actuar en la historia” Ludwig Feuerbach…
[8] Alfred Schmidt – El concepto de naturaleza en Marx (Siglo XXI, Mexico, 2012, pp. 20-21)
[9] Karl Marx – Tesis sobre Feuerbach (Caudernos de PyP, Argentina, 1975, pp.71)
[10] Karl Marx – Tesis sobre Feuerbach (Caudernos de PyP, Argentina, 1975, pp.73)
[11] Alfred Schdmit - El concepto de naturaleza en Marx (Siglo XXI, Mexico, 2012, pp.130)
[12] Karl Marx – Tesis sobre Feuerbach (Caudernos de PyP, Argentina, 1975, pp.73)
[13] Friedrich Engels – Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana (Cuadernos de Pasado y presente, Argentina,1975, pp. 65)
Lucio Prieto
Es miembro del Comité Editorial de Armas de la Crítica. Estudia Psicología y Lic. en Historia en la Universidad Nacional de Rosario. Milita en la Juventud del Partido de los Trabajadores Socialistas.