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Red Internacional
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CONDICIONES LABORALES. 22 años: artrosis en dos vértebras, tendinitis en ambas manos

La Izquierda Diario reproduce tres testimonios de trabajadores que sufrieron en carne propia la brutalidad capitalista que no retrocede ante nada en función de aumentar sus ganancias.

Miércoles 29 de junio de 2016

Tengo 22 años y desde que terminé el secundario trabajé en fábricas, en varias y siempre por agencia. Pasé por metalúrgicas, papeleras, cristalerías, autopartistas, empresas logísticas y ceramistas.

En común todos estos trabajos tenían los ritmos infernales, las condiciones deplorables de seguridad y mis ganas de quedar efectivo. Esas ganas que hacen que tu espalda soporte 80 kilos de peso, zorras cargadas al doble de su capacidad que uno tira sin respiro.

Soportar viajar más horas de las que uno alcanza a dormir en su cama y gastarte el 10 o 15 % del sueldo en pastillas para soportar los dolores que te impiden agacharte, caminar y que te duermen las piernas.

Pero parecía que todo tenía sentido. Después de 6 meses de contratado quedé efectivo en una fábrica ceramista. Nada cambió, los ritmos fueron los mismos, los 1200 inodoros que descargábamos a mano por turno seguían saliendo del horno sin descanso.

Las fajas de seguridad empezaban a acumularse deshilachadas en mi locker, inclusive las que yo mismo compraba por que las de la empresa eran de pésima calidad.

Hasta que un día no aguante más. Me quedé duro, fui a la enfermería, pichicata y laburar. Un mes más y no doy más. Voy a la ART: reposo, kinesiología y a laburar. Uno, dos, tres veces y el mismo ciclo. Y tenía la suerte de ser efectivo porque sino ni siquiera llegaba a la enfermería.

La baja

A las 5 de la mañana, en el molinete, me para el de seguridad. Tiene tu foto así que no se confunde. “Pibe tenés que ir a Recursos Humanos” con la cara más seca que pudo poner.

Así quedé en la calle, con 22 años, artrosis en dos vértebras que te impide cualquier esfuerzo, hasta jugar un partido de fútbol. Tendinitis en ambas manos , ambos codos y los dos hombros. Los días de humedad cuesta moverse, cuando haces un esfuerzo estos días tirado en la cama sin poder levantarte. Todo esto con 22 años y así somos miles que aguantamos y que nadie nos regaló nada.

Somos miles con bronca acumulada que por más que no recuperemos nuestras espaldas rotas a ellos, las agencias y los empresarios, no les va a salir gratis.

“Un día no me pude levantar de la cama por dolor fuerte de espalda”

Me llamo Carla, tengo 26 años y hace un mes me detectaron un abombamiento en la columna lumbar, que es una instancia previa a una hernia de disco. Trabajo en un call center como muchísimo jóvenes que además estudian. La realidad es que un trabajo de 6 horas, pero de muchísima tensión nerviosa y muscular, con una "vincha" telefónica que te ata la cabeza a la máquina, y sentada en sillas que tiene el respaldo roto.

Así es que luego de un año de ese trabajo repetitivo, un día no me pude levantar de la cama por dolor fuerte de espalda y ese día se transformó en semanas hasta llegar al mes. En el laburo iba pidiendo licencia de a 48hs y se negaban a enviarme médico a casa, teniendo que ir yo a la guardia y luego a la clínica de la empresa para que no me descontaran el día.

Pero la empresa me la empezó a hacer imposible cuando me di cuenta de que esto era una enfermedad laboral y empecé el trámite con la ART. La empresa negó que yo realizara tareas repetitivas y además, a partir de ahí, empezó a enviarme a una clínica que está a dos ciudades de mi casa para autorizarme los certificados de guardia. No les importó que por mi enfermedad me fuera muy difícil moverme. Allí, la complicidad con la empresa era más burda, y el "médico" que me atendió luego de ver mis estudios, me mandó el alta antes de lo que decía mi certificado de obra social. Al preguntarle por esto, ¡me contestó que lo que valía era el médico laboral! Claro, el médico de la empresa... el juramento hipocrático lo vendió por unos billetes.

Sólo luego de contarle a todos mis compañeros de trabajo y hacer correr la bola en el piso de lo que me estaban haciendo es que RRHH se dignó a enviarme al médico de mi ciudad, y allí finalmente me dieron una licencia por varios días. Sin embargo el tratamiento y los médicos tuve que cubrirlo de mi obra social y de mi bolsillo.

Actualmente estoy iniciando juicio a la ART, más que por el dinero, por la bronca e impotencia de que me haya roto en el laburo y que a pesar de los supuestos derechos que tenemos, siempre terminen ganando los patrones.

Lo único lindo de todo esto fue la reacción de mis compañeros que me bancaron con todo esto y lo comentaron entre ellos.

Grave denuncia a Shell por manipulación de estudios médicos

En Shell los trabajadores venimos denunciando cómo van empeorando las condiciones de trabajo. En 2013 dieron mal (o tuvieron un resultado dudoso) más de 80 de 250 exámenes anuales que debieron rehacerse. Esta denuncia tomó conocimiento público luego de los despidos del 2014.

Esto no fue solo una denuncia sino que la Resolución 37/2010 de la Superintendencia de Riesgo de Trabajo (SRT), que es el máximo organismo legal en seguridad e higiene, notificó a la empresa “SHELL COMPAÑIA ARGENTINA DE PETROLEO SA, DEHEZA SA, COMPAÑIA LUREZA SA, COMPAÑIA RIMIDAN SA y Obra Social del Personal de SHELL CAPSA, en adelante SHELL” y organismos correspondientes que se le revocará el auto seguro (la ART) debido a las reiterados incumplimientos. En ella puede leerse que “(…) por un lado SHELL realiza una arbitraria y peligrosa manipulación de la información que con carácter de declaración jurada presenta a este Organismo de contralor, lo cual redunda en perjuicio directo de los trabajadores” (…). La resolución agrega “que por otra parte, el fallecimiento de DOS (2) trabajadores por exposición al asbesto contribuye a agravar la situación descripta.”

Lo que se venía denunciando, con esta resolución deja en claro que Shell no cumple con los requisitos básicos de seguridad e higiene. Entre las faltas que se mencionan figura que Shell reglamenta los exámenes médicos que debería hacer a la vez que adultera los informes médicos, que tapa los contaminantes a los que estamos expuestos.

Todo esto fue verificado por un seguimiento de la SRT en los últimos tres años. Si esto fue comprobado con el personal propio de Shell, qué queda para cientos de contratistas que hacen trabajar en las peores condiciones, qué les queda a los controles ambientales de los vecinos de Dock Sud.