La renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia de la cámara de diputados, es una confirmación de lo que venimos planteando desde la izquierda, el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, no puede traer ningún beneficio para el pueblo trabajador. Somos más de 200 organizaciones las que tomaremos las calles contra el saqueo y la sumisión.
Viernes 4 de febrero de 2022 11:44
Ya lo había confirmado, después de las PASO, Fernanda Vallejos con su audio, está en curso hace años un ajuste sin tregua al pueblo trabajador. Ahora Máximo Kirchner reafirma lo que durante, toda la campaña electoral, en absoluta soledad, planteamos desde el Frente de Izquierda Unidad: este acuerdo con el FMI sólo traerá más ajuste y la sumisión absoluta al imperialismo. A diferencia de Máximo, desde la izquierda somos claros, podemos enfrentar este acuerdo con el FMI, solo si salimos miles a las calles como el 11D. Ahora nos volvemos a movilizar este 8 de febrero porque no hay “fuera FMI” solo con discurso.
Según datos de la CTA, el salario real está en picada hace más de 4 años, algo inédito en la historia reciente del país. Nos plantearon que venían a traer el asado a la mesa de los trabajadores y nos quieren hacer pagar la fiesta macrista legitimando un acuerdo ilegal, fraudulento y que está comprobado que fugaron la plata los de siempre. Utilizaron la pandemia para profundizar la precarización laboral, el aumento del monotributo, los contratos tercerizados con distintas ONGs, la no percepción de medios aguinaldos, ni obra social, el presentismo y las exiguas sumas fijas que el Gobierno otorga como paliativo son moneda corriente en el estado. Todas iniciativas que desde el menemismo no paran de crecer, gobierne quien gobierne.
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Quieren que los estatales seamos el pato de la boda
De conjunto, el Gobierno continúa tomando el salario del sector público como variable de ajuste, la única salida es la organización, en las calles y en los sectores de trabajo, una fuerza que se debe construir para golpear con un solo puño el embate del ajuste al bolsillo y las condiciones de vida de los y las trabajadores estatales y sus familias.
Apenas el gobierno peronista de Alberto Fernández anunció el “principio” de acuerdo con el FMI, tanto las grandes patronales como la AEA, la bolsa de comercio y la derecha de Cambiemos festejaron la hoja de ruta del ajuste y el cogobierno de hecho con el organismo imperialista digitado por Estados Unidos.
En dos años del gobierno del FDT la pobreza alcanza al 40% de la población, 6 de cada 10 niños/niñas se encuentran bajo la línea de la pobreza. Los salarios y las jubilaciones vienen perdiendo por goleada ante la inflación, las paritarias se firman a la baja, más reforma de la ley previsional. Todas las prestaciones sociales, así como la salud, la educación y la vivienda en la vida de millones de familias obreras son sacrificadas con tal de acumular dólares para pagar la estafa macrista.
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¿Y los sindicatos? Pasemos de las palabras a los hechos
En este escenario dramático para las y los trabajadores estatales, nuestros sindicatos han logrado una unidad espantosa, firmaron acuerdos salariales a la baja como se explicó más arriba, no enfrentaron con una sola medida el avance de la precarización y la tercerización laboral. Desde UPCN y SUTECBA, históricos entregadores de cualquier gobierno de turno hasta las (a esta altura incomprensibles), alas de ATE/CTA, sea la de Yasky con Catalano y Quintriqueo (el traidor derrotado de la lucha de Neuquén), o del aliado de Manzur, Cachorro Godoy, han utilizado nuestros sindicatos para apoyar medidas de Alberto Fernández que continuó con el empobrecimiento que tanto les indignaba de parte de Macri. Esa complicidad con el ajuste los hizo salir a las calles solo cuando el Gobierno necesitó apoyo para llevar adelante el ajuste como parte del Frente de Todos.
Según el Indec, el salario de referencia de diciembre de 2015, actualizado en pesos a octubre de 2021, debería ser de $ 82.777 y no los miserables $ 55.846 que reciben la mayoría de los estatales, sobre todo si pensamos que, para una familia conformada por dos adultos y dos niños, el umbral de la indigencia que mide el Indec se ubicó en $ 32.963,69 y la canasta de pobreza ascendió a $ 76.146,13.
Los dirigentes sindicales tienen que romper la tregua y ponerse al frente de las medidas de lucha en defensa del salario y del empleo. Para torcer el brazo a las burocracias sindicales e imponerles que estén a la cabeza de los reclamos de los trabajadores, es urgente convocar un plenario Nacional con participación de afiliados y no afiliados de todos los sindicatos, que discuta una alternativa de los trabajadores con autoorganización desde abajo, independiente de los gobiernos y las autoridades, con un programa que enfrente el ajuste del Gobierno Nacional y el pacto colonial con el FMI. Hay que dar pasos de organización para que la crisis no recaiga sobre las espaldas de los trabajadores y sus familias.
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El camino es rechazar este nuevo acuerdo con el FMI, que implica más endeudamiento fraudulento e ilegítimo y también hipoteca la vida de nuestros jóvenes; luchar por el desconocimiento soberano de la deuda a partir del desarrollo de la movilización popular. Darle continuidad a la marcha del 11D donde fuimos miles en las calles y confluimos alrededor de 200 organizaciones sociales, sindicales, estudiantiles, de derechos humanos, del movimiento de mujeres, de la lucha socio ambiental y políticas por el no pago de la deuda externa.
Ese camino de unidad es el que tenemos que profundizar al interior de ATE para poner el sindicato al servicio de los intereses de las y los estatales y los trabajadores en general con un programa que parta del rechazo al acuerdo con el FMI y el desconocimiento soberano de la deuda, como parte de un programa integral que incluye medidas de emergencia como la nacionalización de la banca y el monopolio estatal del comercio exterior para evitar la fuga de capitales, la estatización bajo control obrero de las privatizadas y otros recursos estratégicos del país, entre otras medidas.