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Red Internacional
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DÍA INTERNACIONAL DE LAS MUJERES. #8M en San Luis: ¡Deciles que no se hicieron escuchar!

Cientos de mujeres y disidencias se movilizaron en la provincia, al grito de “¡Ni Una Menos!”, y contra la violencia de género y los femicidios. También fue la perfecta ocasión para denunciar la responsabilidad del Estado, sus Gobiernos e instituciones en la alarmante escalada de violencia machista que, este año, se ha cobrado la vida de 66 mujeres en tan solo 67 días. Finalizada la convocatoria, el ya conocido y repudiable “periodismo de guerra” contra el movimiento de mujeres no se hizo esperar.

Martes 9 de marzo de 2021 21:28

Cientos de mujeres y disidencias se movilizaron en San Luis por ¡Ni Una Menos!, y contra la violencia de género y los femicidios. También denunciaron la responsabilidad del Estado, sus Gobiernos e instituciones en la alarmante escalada de violencia machista que, en lo que va del año, ya se ha cobrado la vida de 66 mujeres en tan solo 67 días.

El dolor y la bronca por tales femicidios, de los cuales, 7 fueron perpetrados por miembros de las fuerzas represivas del Estado, como así también, por la cada vez mayor precarización de la vida y por el crecimiento de la desigualdad encontraron - en este Día Internacional de las Mujeres - un canal de expresión para cientos de jóvenes, mujeres trabajadoras, desocupadas y estudiantes.

La importante movilización recorrió las calles céntricas de la capital puntana, pasando frente al Sanatorio y Clínica Rivadavia (cuyas autoridades se declararon hace poco como “pro-vida” y “objetores de conciencia”, obstaculizando la aplicación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo), la Iglesia Evangelista, la Iglesia Católica, el Poder Judicial de la Provincia y algunas comisarías.

Entrada la noche, un gran Festival en la Plaza Pringles de la Ciudad de San Luis le dio el cierre a otro 8M.

Voces del #8M

“Para mí, el 8 de marzo significa recordar la lucha, recordar por qué se lo declaró el Día Internacional de la Mujer. Creo que no es un día de festejo, sino un día para unirme con todas las mujeres del mundo, y recordar a aquellas que ya no están, debido a que les arrebataron la vida por ser mujeres”. Sofía, estudiante.

“Creo que el 8 de marzo es un día de reivindicación a la mujer trabajadora, un día de lucha y memoria, que refleja la necesidad de seguir organizándonos y concientizando sobre la cruel realidad que vivimos las mujeres, y salir a las calles, que es donde se conquistan las luchas. No debemos detenernos, tenemos que sumar y crear redes que realmente funcionen en la Ciudad de San Luis y Villa Mercedes, ya que la Secretaría de la Mujer local no tiene la celeridad ni los recursos que los políticos de turno dicen que tiene. De hecho, las mismas funcionarias de ese organismo repiten un discurso no solo vacío, sino – lo que es peor – carente de acción”. Natalia, artista.

“Considero que década tras década se suman voces de mujeres a la toma de consciencia de la equiparación de los géneros. Vamos, tal vez, hacia la abolición de la vieja construcción cultural de género, a menos que el mercado nos logre vender el 8 de marzo – aniversario de lucha – como un maquillado 8M. Hay que seguir en un camino de concientización, a través de la lucha diaria en diversos ámbitos para la erradicación de las micro-violencias, el acceso a herramientas de contención y protección en hechos concretos, y acciones claras en casos mayores”. Claudia, docente.

“Me parece que las movilizaciones, las intervenciones artísticas y la visibilización de nuestra lucha en todas sus formas, en este caso por el 8 de marzo, son buenas iniciativas para poder seguir logrando reivindicaciones, al igual que la sororidad como herramienta fundamental para estar codo a codo con las compañeras, haciendo más llevadera la lucha”. Natalia, estudiante y trabajadora independiente.

“Periodismo de guerra” contra el movimiento de mujeres

Ni bien finalizó la jornada de lucha, la gran mayoría de los medios de comunicación locales salieron a montar una repudiable campaña mediática contra el movimiento de mujeres y las acciones que se llevaron a cabo frente al Sanatorio y Clínica Rivadavia, la Iglesia Evangelista, la Iglesia Católica, el Poder Judicial de la Provincia y algunas comisarías de la Policía de San Luis (esa misma que, en el 2020, le arrebató la vida a Florencia Magalí Morales).

Tildar como “acciones vandálicas” a aquellas expresiones de dolor y bronca en un momento en que la alarmante escalada de violencia machista, en lo que va del año, ya se ha cobrado la vida de 66 mujeres en tan solo 67 días (sin contar las vidas perdidas por los abortos clandestinos), no hace más que encubrir y ocultar la verdadera responsabilidad del Estado, sus Gobiernos e instituciones, como así también, de la casta política, en lo que a la actual situación de desamparo de las mujeres se refiere.

Tan es así que, de tal “periodismo de guerra” (que no hace otra cosa que demonizar el dolor, la bronca y el legítimo reclamo del movimiento de mujeres), inmediatamente se montaron el Obispado local (Iglesia Católica), el para nada “progresista” Colegio de Abogados y Procuradores de la Provincia de San Luis, el Senador Nacional macrista y “pro-vida” Claudio Poggi, y demás sectores reaccionarios, conservadores, “celestes” y anti-derechos.

El Estado, sus Gobiernos e instituciones son responsables

En Argentina, desde el último 8 de marzo hasta hoy, se desplomó la economía y se destruyeron 300 mil puestos de trabajo, mientras casi 2 millones de personas perdieron sus empleos informales en los sectores donde las mujeres representan la mayoría de quienes trabajan. Por esa razón, las mujeres necesitaron el doble de ayudas sociales y subsidios que los varones y el doble de lo que habían recibido el año anterior.

También aumentaron la pobreza y la desigualdad, el costo de vida aumentó un 36 % y la inflación obligó a las familias trabajadoras - especialmente a las mujeres - a hacer malabares para sobrevivir. Las mujeres fueron las que cargaron sobre sus espaldas la multiplicación del trabajo doméstico y de cuidado, incluyendo el apoyo escolar. Pocos días antes de este 8M, murieron maestras y enfermeras contagiadas por coronavirus en sus lugares de trabajo. Las vacunas aún escasean y los Gobiernos las destinan prioritariamente a funcionarios y amigos del poder.

A fines del 2020, el Gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner pretendió apropiarse de la histórica lucha del movimiento de mujeres por la legalización del aborto, aprobando un proyecto propio y con el Presidente declarando que estaba "muy feliz de estar poniéndole fin al patriarcado". Pero el patriarcado no se dio por enterado de los fabulosos poderes presidenciales y, este año, cientos de miles de mujeres a nivel nacional gritaron nuevamente ¡Ni Una Menos!, con 66 mujeres menos, cuyas vidas fueron arrebatadas por femicidas, varios de ellos policías y miembros de las Fuerzas Armadas.

Las movilizaciones de este 8 de marzo son apenas el comienzo de una nueva etapa para el movimiento de mujeres, que tiene enormes desafíos por delante contra la cada vez mayor precarización de la vida y el crecimiento de la desigualdad, y una fuerza enorme para que todas sus demandas y reivindicaciones se conquisten por medio de la lucha en cada lugar de trabajo y estudio, en los barrios y en las calles.