Su creación, la reunificación y el fracaso del Socialismo. Tres mitos que derribaremos sobre el muro de Berlín. Columna de Historia de El Círculo Rojo, el programa de La Izquierda Diario en Radio con Vos.
Claudia Ferri @clau.ferriok
Lunes 11 de noviembre de 2019 12:42
El tema, muy ochentoso, por cierto es 99 luftabolls (o 99 globos) de la banda alemana liderada por Nina Hagen y tiene una historia muy interesante detrás. En el año 1982 el guitarrista, Carlo Carges, se encontraba en un recital de los Rolling Stones al aire libre en Berlín Occidental y vio que soltaban muchos globos grandes y rojos al aire y le pareció que más que globos, parecía una nave que se elevaba. En ese momento pensó si los del otro lado del muro, en Berlín oriental, cuando los vieran a primera vista, no pensarían que era un ataque nuclear.
Así surgió la idea de esta canción que habla del estallido de una guerra por confundir justamente armas con globos. Y se transformó en un símbolo de la música de los 80 porque expresaba el enorme rechazo de los jóvenes al muro de Berlín y a las políticas de la guerra fría.
Recordemos que se mantenía una división del mundo desde hacía décadas entre dos zonas de influencia: una controlada por Estados Unidos, asociada con la “democracia” y la “libertad” y la otra bajo control de de la Unión Soviética, asociada a “comunismo” y “totalitarismo”.
Vamos a hablar un poco del muro de Berlín que se cumplieron 30 años de su caída. Fue el 9 de noviembre de 1989. Es un tema que tuvo y sigue teniendo muchísima importancia por los cambios económicos, culturales y geopolíticos que produjo.
Y como se escribió y se dijo muchísimo sobre este aniversario. Clarín por ejemplo sacó 30 notas. Por eso vamos a tratar de derribar algunos de los mitos que hay alrededor suyo.
El primero mito tiene que ver con su creación. Berlín estaba dividida en cuatro zonas de ocupación desde el fin de la Segunda Guerra Mundial entre los países aliados: la parte oriental bajo influencia de la Unión Soviética y la parte occidental fue dividida entre Estados Unidos, Francia e Inglaterra; que era como una especie de enclave porque estaba rodeada de territorio controlado por los soviéticos. 1949 se crearon los dos estados: la República Federal Alemana (RFA) y la Repúblico Democrática Alemana (RDA).
El muro comenzó a construirse el 12 de agosto de 1961 y partió en dos la ciudad en una línea vertical de 43 km pero era muchísimo más extenso. Medía 3,6 metros de altura.
Se dice que la Unión Soviética fue la responsable de la construcción del muro pero en realidad hubo un acuerdo entre los dos bandos porque al sector capitalista no le convenía que miles de jóvenes del este cruzaran la frontera en “búsqueda de progreso”.
Además hay que tener muy en cuenta el momento en el que se construyó el muro. Meses antes de crearse, Estados Unidos había invadido Bahía de los Cochinos en la Cuba revolucionaria. Y meses después, también en Cuba, estallaba la crisis de los misiles. La guerra fría estaba atravesando un momento de mucha tensión.
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El segundo mito tiene que ver con la idea de la “Reunificación alemana”. El muro cayó porque los alemanes orientales (como ocurría en el resto de los países bajo influencia soviética) reclamaban libertades de prensa, de organización y de movimiento; y desde mediados de 1989 estaban movilizados en las calles. Pero no eran demandas aisladas sino que estaban ligadas a problemas estructurales profundos: la crisis económica, la baja en la productividad y en el nivel de vida de los trabajadores.
El muro cayó ero no hubo ninguna reunificación sino la anexión –sin anestesia- de la zona oriental por parte de Alemania capitalista, lo que llevó a fortalecerla como potencia imperialista en Europa durante los 90.
Le Monde Diplomatique presenta en su publicación de noviembre un especial por este aniversario y quiero rescatar dos datos interesantes de uno de sus artículos llamado “Historia de una anexión”.
El primero es un sondeo que hizo un importante periódico alemán poco después de la caída del muro que decía que el 71% de los opositores al régimen no querían la unificación sino una RDA democrática. Al año siguiente estas expectativas fueron barridas por el proceso electoral que elegiría al presidente pos muro.
El segundo dato que dan es que la economía oriental se pulverizó rapídismo: se destruyó la capacidad industrial, se privatizaron todas las instituciones estatales, la desocupación aumentó, mientras que los que trabajaban se convirtieron en mano de obra barata. Esta situación todavía se sostiene, hay una brecha salarial y social muy grande entre la región oeste y este. Justamente en esta última es donde más creció la derecha xenófoba.
El último de los mitos instaló como idea general que el capitalismo triunfante demostraba, en última instancia, el fracaso del socialismo y esto no es tan así. Como dijimos más arriba no es que los habitantes de Alemania oriental querían abrazar al capitalismo como un mejor sistema para vivir sino que lo que había era un rechazo concreto a un régimen autoritario que manejaba su gobierno.
Entonces lo que fracasó no es el socialismo sino el modelo estalinista de “socialismo en un solo país”, fracasó el gobierno burocratizado, antidemocrático, que cerró sus fronteras buscando una “convivencia equilibrada” con el bloque occidental hasta que éste finalmente terminó traccionándolo.
30 años después viene bien repensar el significado de la caída del muro. Hoy el neoliberalismo que se extendió y volvió más poderoso pos 89, está entrando en una crisis muy grande como modelo de dominación como puede verse en Chile. El mundo como vemos está muy convulsionado y paradójicamente en Estados Unidos, corazón del imperialismo, la mitad de los jóvenes ven con simpatía al socialismo.
Por otro lado la fecha sirve para pensar en los muros que existen hoy. En Estados Unidos, por ejemplo, está el muro en la frontera sur con México donde la violación a los derechos humanos es algo constante. Y también el muro de Israel que se construyó alrededor de Jerusalém con 800 km de extensión O La franja de Gaza …hay muchos muros de los que tenemos que hablar también.
Un recomendación para cerrar. Vean The same sky (Título original Der gleiche Himmel, o en castellano El mismo cielo), una mini serie alemana del 2017 del mismo director de la película La caída de Hitler muy interesante de 6 capítulos, que reconstruye Berlín de un lado y del otro del muro en 1974 y, no sólo da un pantallazo de cómo era la vida cotidiana, sino que tiene una trama de espías muy entretenida.
Claudia Ferri
Historiadora, UBA. Columnista de la sección Historia de La Izquierda diario.