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Música // Rock. A 41 años de Back in Black: cuando AC/DC reclamó el trono del rock

Back in Black es el disco más vendido en la historia del rock and roll; y, en la cultura pop, solo es superado por Thriller de Michael Jackson. Sin embargo, por sí mismo, este dato no prueba nada bueno o malo sobre su condición de emblema del rock. Tal vez, si nos adentramos en el contexto de su producción podamos hacer una lectura más profunda del significado de este gran clásico.

Sábado 25 de julio de 2020 15:00

En el año 25 después del baile alrededor del reloj (1980), se produce la disolución de la megaestrella llamada Led Zeppelin. Con ello, se origina un enorme vacío en el universo del rock. Sin embargo, se trataba de un universo donde el horror vacui (miedo al vacío) aristotélico, existía. Por lo tanto, así como cumplir el servicio militar y luego dedicarse al cine por parte de Elvis Presley, allanó el camino al trono del rock a los Beatles (año 8 o 1963), y así como la disolución de los cuatro fantásticos de Liverpool (año 15 o 1970) abrió el camino a la cumbre para Led Zeppelin, con la implosión del astro rey, surgían diversos candidatos a ser los nuevos reyes del rock. Algunos de ellos consolidados (Queen) y otros en ascenso (AC/DC y Van Halen).

La campana sonando en Palladium (Nueva York, 1980) como símbolo del luto por el líder y amigo muerto.
La campana sonando en Palladium (Nueva York, 1980) como símbolo del luto por el líder y amigo muerto.

El lanzamiento de Back in Black ocurre cinco meses después de la muerte de Bon Scott y dos meses antes de la muerte de John Bonham, que pone fin al reinado de Led Zeppelin. El disco se inicia con el tañer de una campana. Su sonido es un perfecto puente sonoro que anuncia la muerte de Bon, advierte el peligro que se avecina e insta al oyente a ser parte de la asamblea de riffs que se inician con la línea melódica de “Hells Bells”.

A medida que se transita el álbum, el oyente es asaltado por un alineamiento elemental que propone vinculaciones y dependencias recíprocas. Las canciones que componen Back in Black son una demostración de que el rock de AC/DC se basa, como pocos, en riffs y que la meticulosa producción de Robert “Mutt” Lange supo calibrar esa condición de forma majestuosa. En medio de ese rolling thunder de riffs, comienza a cantar Brian Johnson destilando poder, mostrando un registro muy alto y una particular dicción. El asalto de mutuas interdependencias y la transformación en los equilibrios de poder sonoro lleva a la tríada compuesta por “Shoot to Thrill”, “What do You do for Money Honey” y “Given the Dog a Bone”. Una secuencia que cumple con la oración de “Hells Bells” que dice “Nobody’s putting up a fight”. Le sigue la machista “Let Me Put My Love Into You”, en donde Brian Johnson llega a su mejor momento como vocalista y se baja el ritmo para cerrar el lado A.

Para abrir el lado B se encuentra ubicada “Back in Black”. Así, en los inicios de ambas caras del disco se hace un homenaje explícito a Bon Scott. Es continuada por “You Shook Me All Night Long”, que responde al modelo típico ideal de una canción ganchera. Luego, “Have a Drink on Me” tiene una apelación al humor negro que posiblemente busca prometer que la muerte de Bon no va a cambiar a la banda. En “Shake a Leg” se muestra que las intenciones de robar el trono a Led Zeppelin estaban más vivas que nunca. El disco cierra con “Rock and Roll Ain’t Noise Pollution” y sobre este último tema nos detendremos de forma más profunda al final de la presente nota.

Es un largo camino al trono

Hijos musicales de Chuck Berry y provenientes de la periferia del mundo anglosajón (Australia), la banda de los hermanos Young, estaba decidida a transitar el largo camino a la cima (si se quiere rock and roll) desde su fundación en el año 18 (1973) y había invadido el Reino Unido en plena revolución punk (año 21 o 1976). Para el año 24 (1979), AC/DC había transpirado rock and roll desde pubs hasta el Marquee Club y el Hammersmith Odeon. También habían puesto su pie en los Estados Unidos. Allí, entre otros sitios, se presentaron en Palladium, en el CBGB y en el Whisky a Go Go. Además, poseían seis discos (contando solo el mercado internacional) y habían teloneado a Black Sabbath, The Who, Rainbow, Kiss, Aerosmith, Alice Cooper, Foreigner, UFO, Journey, Thin Lizzy, Bob Seger, Blue Oyster Cult, Styx y Cheap Trick, así como también habían compartido ruta con Van Halen, REO Speedwagon y Scorpions.

La formación de AC/DC en 1976 de izquierda a derecha: Malcolm Young (guitarra rítmica y coros), Dave Evans (bajo y coros), Bon Scott (voz), Angus Young (guitarra líder) y Phil Rudd (batería).
La formación de AC/DC en 1976 de izquierda a derecha: Malcolm Young (guitarra rítmica y coros), Dave Evans (bajo y coros), Bon Scott (voz), Angus Young (guitarra líder) y Phil Rudd (batería).

Para AC/DC, con un Led Zeppelin en decadencia y con los vientos de la industria musical abandonando al punk, el inicio del año 25 (1980) era el momento. Contaba con el enorme talento de Angus Young en la guitarra líder y su tremendo despliegue escénico. A él se sumaba su hermano Malcolm, que puede considerarse el mejor guitarrista rítmico en la historia del rock. La base rítmica, que ronroneaba como un motor V8, se completaba Phil Rudd en batería y Cliff Williams en bajo. Presentaban una imagen escénica que mezclaba el estilo glam (la imagen escolar de Angus) con el estilo anti rock star del resto (al lucir jeans, zapatillas y remeras al alcance de cualquiera de sus fans), y que combinaba el caos de Angus y Bon, con el orden de Malcolm, Phil y Cliff. También poseían un nombre y un logo poderosos. Además, el año anterior, había lanzado Highway to Hell, su primer gran éxito y un misil creado para rivalizar de forma directa con Led Zeppelin y su Stairway to Heaven.

Asimismo, AC/DC contaba con el enorme carisma, originalidad, osadía y genial pluma de su vocalista Bon Scott. Y es con él que podemos llamar la atención sobre el particular funcionamiento de la causalidad: en ella siempre está presente el azar. Aquí no vamos a profundizar sobre esa cuestión, pero vamos a sostenernos en un asunto central del materialismo iniciado por Marx y Engels: sólo a partir del presente puede explicarse el pasado, porque en la constitución del mismo se dan una combinación de leyes tendenciales y causas azarosas que culminaron en este presente y no en otro.

“If you think it´s easy doin´ one night stands, try playin´ in a rock roll band”
“If you think it´s easy doin´ one night stands, try playin´ in a rock roll band”

Volviendo a Bon Scott, ¿dónde encontramos tal combinación? En su muerte. Una noche de febrero del año 25 (1980), Bon estuvo en el backstage del Music Machine. Allí bebió alcohol en importantes cantidades. Luego viajó en un auto conducido por Alistair Kinnear y cuando llegaron a destino, Bon no pudo ser despertado y/o movido. Entonces, Kinnear lo cubrió con una sábana y se fue a su departamento. Eran las 3 de la mañana y el cuerpo de Bon fue encontrado a las 7 de la tarde. Una fría noche del invierno londinense, una fatal decisión, una mujer llamada Leslie Loads que se acercó al Renault 5 a las 11 de la mañana para buscar a Bon y afirmó que el vehículo se encontraba “vacío”, y una larga cadena de eventos, en donde danzaron el determinismo con el azar, acabaron con la vida de una persona que nunca fue criticada, según la investigación de Susan Masino, por ningún otro colega del universo del rock.

Ronald Belford “Bon” Scott Mitchell en la gira de Highway to Hell.
Ronald Belford “Bon” Scott Mitchell en la gira de Highway to Hell.

Volviendo en negro

Back in Black ostentaba el sonido más pesado que AC/DC había desplegado hasta ese momento y era su mejor producción a nivel técnico. Pero en él hay algo más: es el disco en donde los hermanos Young alcanzan su madurez artística. ¿Cómo ocurrió eso?

Luego del duelo inicial y de asimilar lo mejor posible semejante golpe, los hermanos Young decidieron que con la muerte de Bon Scott no terminaba la carrera de AC/DC. Aquí nuevamente se abría la danza del determinismo y el azar, porque no hay una fórmula que, de antemano, asegure tener éxito en la tarea de reemplazar a un cantante icónico. Cuando grandes bandas han tenido que realizar tal trabajo, de modo principal, han optado por dos caminos diferentes. Bandas como Judas Priest –en el paso de Rob Halford a Tim “Ripper” Owens– o como Journey –al optar por Arnel Pineda para reemplazar a Steve Perry–, se han inclinado por elegir cantantes con gran similitud a los reemplazados. Otras bandas, como Black Sabbath –en el paso de Ozzy Osbourne a Ronnie James Dio– o como Van Halen –al reemplazar a David Lee Roth por Sammy Hagar–, han optado por generar un importante cambio. Para complicar las cosas, los hermanos Young eventualmente podrían reemplazar a un vocalista, pero no podían hacer lo mismo con un hermano mayor y una referencia de vida como era Bon para ellos.

En esta confusa y dolorosa situación, Malcolm y Angus tenían que madurar rápido porque un error en la elección del futuro cantante podría llevarlos a recorrer los caminos de decadencia que ante una situación similar transitará INXS luego de la muerte de Michael Hutchence (año 42 o 1997), y destruir todos los años de esfuerzo para posicionar a AC/DC como el legítimo heredero de Led Zeppelin. Así, la elección de Johnson corrió por pura cuenta de los hermanos Young. En su visión, luego de la muerte de su icónico vocalista, lo menos que necesitaba AC/DC era otro Bon Scott. Y visto desde hoy en día, claro, fue un acierto. La sombra de Johnson eclipsa los logros de gigantes como Ronnie James Dio en Black Sabbath y Sammy Hagar en Van Halen. Como afirma Jesse Fink, ningún otro reemplazo de un vocalista icónico le dio una mejor segunda vida a una banda que Brian Johnson a AC/DC. Parafraseando al “Negro” Enrique sobre su participación en el segundo gol a los ingleses, al aparecer un vocalista como Brian Johnson –el pase que daba la danza entre el determinismo y el azar– lo menos que podían hacer Angus y Malcolm era forjar el disco más vendido de la historia del rock ¿no?

Brian Francis Johnson De Luca viene a llevarte al infierno.
Brian Francis Johnson De Luca viene a llevarte al infierno.

La búsqueda se centró en el Reino Unido y en Australia. Muchos nombres sonaron como posibles reemplazantes de Bon Scott, pero fueron la voz, humor y entusiasmo de Brian Johnson, lo que les voló la cabeza a los hermanos Young. Sus características confirmaban que Angus y Malcom no querían contar con un vocalista que fuera a continuar los surcos labrados por Bon. Al confirmar en el puesto a Brian, los hermanos Young se independizaron de George Young (su hermano mayor) y Harry Vanda, que habían sido sus mentores. Ellos habían propuesto un cantante en la línea de Bon Scott, llamado Allan Fryer, y que incluso fue presentado por la prensa como el “nuevo cantante” de AC/DC.

La formación de Back in Black de izquierda a derecha: Cliff Williams (bajo y coros), Malcolm Young (guitarra rítmica y coros), Brian Johnson (voz), Angus Young (guitarra líder) y Phil Rudd (batería).
La formación de Back in Black de izquierda a derecha: Cliff Williams (bajo y coros), Malcolm Young (guitarra rítmica y coros), Brian Johnson (voz), Angus Young (guitarra líder) y Phil Rudd (batería).

Brian Johnson es un inglés de Newcastle, que trabajaba colocando vinílico a los techos de automóviles, estaba casado y tenía dos hijas. Antes de ello, había sido aprendiz de mecánico industrial en una fábrica de turbinas. Sus gustos eran cosas sencillas como tomar cerveza en el pub, admirar autos que no podía comprar, e hinchar por el Newcastle United. Al momento del llamado de su vida, estaba tratando de rearmar Geordie (su vieja banda que se encontraba disuelta desde el año 20 o 1975). Además, era conocido tanto de Bon Scott (Geordie había tocado con una banda anterior de Bon llamada Fraternity y se dice que Bon comentó que si alguien podía reemplazarlo a él era Brian) como de los hermanos Young. Johnson presentaba registros más altos que los logrados por Bon y una dicción difícil de comprender hasta por aquellos que tienen al idioma inglés como lengua madre. Aún así, ambos tenían puntos en común ya que provenían de los sectores sociales que lo único que tienen para vender en el mercado es su pellejo, poseían una edad similar (Brian era 15 meses menor), eran fans de Little Richard y habían tenido carreras discretas antes de ponerse al frente de AC/DC.

De cara a la década de los ochenta

“Rock and Roll Ain’t Noise Pollution” se alza como el último tema de Back in Black, pero es mucho más que eso. Su concepción responde de forma directa a los ataques que el gobierno de Nueva Zelanda había hecho a la banda tildando su arte de “contaminación musical”. Pero en esa calificación se anticipa los años oscuros que signaran la conjunción entre neoliberalismo y neoconservadurismo.

En los años ochenta, AC/DC será una de las bandas preferidas para aplicar la censura por parte de los grupos neoconservadores. Estos grupos fusionaron las ideas de autores mal llamados “libertarios” (Hayek, Friedman) con las formas de sentir, actuar y pensar de los grupos tradicionalistas, todas ideologías profundamente anticomunistas. Se caracterizaban –se caracterizan– por diagnosticar una decadencia de los valores fundamentales de la civilización occidental. Teniendo algunos matices, hay una suposición común a todos ellos: la libertad está en peligro.

En el discurso neoconservador, la libertad es asimilada a la libertad del capital y a la libertad de la enajenación religiosa. Para la protección de su restringida y dogmática visión de la libertad, proponen una combinación de sacralización de la propiedad privada de los medios de producción y de los mercados “libres”, con la imposición de valores morales de tipo religioso encarnada en la tradición judeo-cristiana. En su acción se denota un esfuerzo por generar la restauración del ultramundo como espacio de subordinación de la acción en el mundo real. Según su diagnóstico, las esperanzas de los sujetos deben ser centradas en un ser trascendental, es decir, en un Absoluto (dios). Esta es la forma que consideran más eficaz para combatir al positivismo, las alternativas gnósticas, la psicología freudiana, el feminismo y el existencialismo. Pero su objetivo principal es luchar contra el Materialismo Dialéctico / Materialismo Histórico, en las cuales reconoce el mayor potencial de subversión de clase.

Espacios como las universidades y el rock and roll, eran (y son) observados como caballos de Troya. En ellos se escondería la puerta hacia ideologías “arrogantes”. Tales ideologías generarían la pérdida de la confianza en los símbolos políticos sobre los que se construyó la sociedad estadounidense, creando una crisis cívica, una parálisis del libre albedrío (la ilusión de que existe un agente no condicionado íntegramente cuya acción fue inducida por su propia y libre voluntad) y la constitución de bloques ideológicos que presentan una lealtad internacional que se contrapone a las jerarquías, autoridad y comunidad nacional. La solución propuesta, suponía reimplantar mediante la fuerza “el viejo credo político estadounidense” ligado al darwinismo social y a la religión ocupando una posición estratégica entre las instituciones que generan valores.

El terror en los años ochenta no solo tuvo en el cine caras como las de Freddy Kruegger y de Jason Voorhess, también estuvo el rostro del oscurantismo neoconservador en el Senado de los Estados Unidos.
El terror en los años ochenta no solo tuvo en el cine caras como las de Freddy Kruegger y de Jason Voorhess, también estuvo el rostro del oscurantismo neoconservador en el Senado de los Estados Unidos.

En la esfera del rock and roll, los neoconservadores crearán un comité formado por esposas de diversos senadores de los Estados Unidos. Tal conformación se identificaba como PMRC (Parents Music Resourse Center o Centro de Recursos Musicales de Padres) y se dedicó a revivir lo más posible la caza de brujas de Salem. Grupos como AC/DC eran su explícito objetivo por considerar que transmitía mensajes ligados al sexo, las drogas, la violencia y el satanismo, todo lubricado con un lenguaje considerado ofensivo. Desde su posición de poder, presionaron a las empresas discográficas para que marquen la obra de los artistas del rock y del pop. Así, artistas como AC/DC, Black Sabbath, Judas Priest, Twisted Sister, Mötley Crüe, Def Leppard, WASP, Mercyful Fate, Venom, Madonna, Prince y Cyndi Lauper, fueron considerados expresamente como “degenerados” y ubicados en una versión estadounidense del Index (una lista que marcaba los libros prohibidos para los fieles católicos).

Angus Young tomándoles el pelo a los neoconservadores.
Angus Young tomándoles el pelo a los neoconservadores.

En este ambiente, algunos artistas optaron por la autocensura. Otros, como AC/DC, siguieron adelante bajo el esquema de resistencia burlesca. Un tercer grupo optó por el enfrentamiento directo, dedicando canciones a la censura o realizando acciones en sus presentaciones. Aquí encontramos, entre otros, a Megadeth con “Hook In Mouth” (año 33 o 1988), a los Ramones con “Censorshit” (año 37 o 1992), y a Rage Against the Machine, que se presentó en el Lollapalooza del año 38 (1993) cubriendo sus cuerpos solo con una cinta en la boca como protesta.

En el colmo del más burdo mecanicismo, se acusó judicialmente a Judas Priest y a Ozzy Osbourne de tener el poder de generar suicidios entre sus fans. Incluso, la comisión arrastró a Dee Snider (vocalista de Twisted Sister) a compadecer en el Senado por los cargos de apología del sadomasoquismo, la esclavitud y la violación, debido a la canción “Under The Blade”. Sin embargo, la comisión fue humillada por Snider, que demostró que todos esos cargos solo tenían realidad en la mente de los inquisidores. Aun así, tuvo que pagar costos en su carrera porque su empresa discográfica esperaba que Snider demuestre que era un enajenado fruto del alcohol y las drogas. Ese era el producto a vender en la visión de las discográficas. No es casual que, luego de esa presentación, la carrera Twisted Sister entrara en una fase descendente. En realidad, es toda una síntesis de cómo funcionaba la industria del rock.

En los años ochenta, AC/DC se transformó en el rey del hard rock / heavy metal. Sabemos que Back in Black se convirtió en el disco de rock más vendido de la historia del rock. Lo interesante es que ello ocurrió sin que nunca fuera número uno en el mercado más importante del mundo (el de los Estados Unidos) y sin apelar al recurso de las baladas, como hicieron Guns N’ Roses o Metallica cuando retaron el liderazgo de AC/DC. Se trató de un disco que le abrió a AC/DC las puertas del Rock and Roll Hall of Fame y le permitió ostentar el récord de presentaciones como cabeza de cartel en el Monsters of Rock (tres veces). Además, luego de Back in Black, AC/DC únicamente abandonó su condición de cabeza de cartel para presentarse junto a los Rolling Stones en el Downsview Park de Toronto (Canadá, año 48 o 2003). Este concierto, donde también participó Rush, marcó el récord mundial de asistentes (450.000).

Una de las tres noches del Live at River Plate (2009).
Una de las tres noches del Live at River Plate (2009).

Sin embargo, en el contexto cultural de los ochenta ni AC/DC, ni Van Halen, ni Queen, ni ninguna otra gran banda estaban en condiciones de alzarse con el trono del rock en general. ¿Por qué? Porque en los años ochenta la existencia de un rey del rock pasó a ser algo temporalmente discordante. Los neoconservadores habían logrado su objetivo cultural en la esfera del rock: sin reyes, sin horror vacui y sin vanguardias –la última de ellas fue el grunge–, comenzaría el progresivo declive del universo iniciado el día que se bailó alrededor del reloj. Aun así, mientras que en nuestra sangre circule distorsión (Velocidad 22 dixit), los fans del rock siempre gritaremos “For those about to rock! We salute you!”.