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Red Internacional
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Historia. A 50 años: ¿Qué fue el Rocazo?

Año 1972. En Roca se desarrolla una pueblada contra la intervención de Requeijo. Rescatamos la gesta y tratamos de indagar sobre sus causas profundas.

Domingo 3 de julio de 2022 22:28

A inicios de julio del ´72 se desarrolló en la ciudad un proceso en el cual sectores de las masas se enfrentaron tanto a la represión de la policía provincial como luego al Ejército Nacional, quien declaró “zona de emergencia” a una ciudad militarizada. Los enfrentamientos pusieron en movimiento a trabajadores temporarios, desocupados, la juventud obrera y estudiantil, sectores de la clase media empobrecida; quienes salieron a las calles expresando su hartazgo con la dictadura. Pero la lucha fue dirigida por sectores de la burguesía roquense contra la intervención provincial del gobierno de Lanusse. Aquí trataremos de destacar las acciones y encontrar sus explicaciones últimas.

Los hechos y la causa aparente

En ese año Río Negro era gobernada por el interventor Roberto Requeijo, quien a fines de junio dictó una ley para la creación de un Juzgado en Primera Instancia en Cipolletti, desmembrando la Justicia roquense, que era el centro de la Circunscripción Judicial del Alto Valle. Esto motivó la presión de la elite empresarial, política y profesional de Roca, con el rol hegemónico del partido radical; quienes para el martes 4 de Julio le imponen la renuncia al Intendente de la Intervención, Pablo Orejas.

Allí comienza una resistencia civil desconociendo al interventor Requeijo. Se llama a empresarios, profesionales y comerciantes a parar la actividad económica; se hace una asamblea dirigida por representantes de la Cámara de Agricultura, Industria y Comercio; del Colegio de Abogados y empresarios como el dueño del Diario Río Negro. La asamblea cuenta con la participación en la mesa de un representante estudiantil. Como se mantenía el estado de sitio a nivel nacional, las más de 1500 personas sesionaron a puertas cerradas en el Club del Progreso. Luego marcharon a la municipalidad siendo reprimidos por la policía provincial. Pero logran instalarse en el edificio, conformando una Comisión Provisoria Municipal que hace las veces de ejecutivo municipal, un gobierno alternativo en la ciudad.

Desde ese suceso se instala el Ejército en la ciudad y ocupa nuevamente la Municipalidad, dándose una negociación entre representantes del gobierno nacional y dirigentes del movimiento ciudadano, sobre todo abogados y sectores empresariales. Luego de un primer acuerdo formalizando un nuevo intendente, perteneciente al propio ejército; ante la intención de la comisión municipal de mantenerse como órgano independiente, el gobierno opta por su desconocimiento.

El conflicto se intensifica en las calles. Desde el día 5 hasta el 12 de Julio hubo enfrentamientos con detenciones masivas. Hasta un centenar de jóvenes estudiantes, changarines, cuentapropistas, docentes fueron arrestados y brutalmente golpeados en las detenciones. Durante los días en los que el ejército recrudeció la represión, el gobierno alternativo llamaba al cierre de comercios; a retirar los ahorros del Banco de la Provincia; a la insubordinación civil circulando en contramano.

Pero los retenes y asaltos de las fuerzas armadas dieron pie a la formación de piquetes compuestos mayoritariamente por sectores obreros y populares, que le impusieron su propia dinámica a los acontecimientos. Desde las barriadas obreras de Tiro Federal, Villa Obrera, le dieron su impronta a una lucha que para la Comisión Municiapal alternativa dirigida por la Cámara del Comercio comenzaba a ser un problema en su negociación con el régimen. Se desarrollaron acciones con quema de edificios públicos como Rentas e incluso de medios de comunicación insospechados de estar ligados a la dictadura, levantando la exigencia de la liberación de todos los presos políticos. Pero esta tendencia no pudo cristalizar una dirección alternativa al proceso. La dirección cívico-empresarial, sin la voluntad de romper los marcos del régimen de Lanusse, termina negociando una salida pactada junto al Subsecretario del Ministerio del Interior de Nación.

La pérdida de hegemonía de Roca

El régimen impuesto desde Onganía contenía un plan económico desarrollista que subvertía determinadas relaciones en las propias economías regionales. Esto es lo que comienza a observarse para la ciudad culta y centro del Alto Valle que era General Roca. El plan de crear las represas hidroeléctricas sobre el Limay; el crecimiento del empresario de Cipolletti ligado a la fruticultura y a los negocios con Neuquén; la inversión en Viedma con el IDEVI; el desarrollo del Puerto en San Antonio Este: éstas medidas iban en desmedro del rol de “líder natural” que Roca tenía hasta esos momentos en la provincia.

Toda esta situación golpeaba a la tradición política radical roquense, representante orgánica de los productores de frutas, con sus abogados, contadores y escribanos. Esto se combinó con la puja política con la intervención provincial de Requeijo.

No es que la UCR se opusiera a la dictadura. Sin ir más lejos, un roquense radical como Figueroa Bunge, por muchos años Intendente de Riego en la ciudad, fue gobernador interventor en 1969. Pero para graficar este proceso histórico rionegrino: en ese año ´69 se da el Cipollettazo, una resistencia a medidas de Figueroa Bunge que iban en desmedro de esa ciudad, y a favor de mantener predominancia las rutas comerciales hacia Roca. A partir de ese año la dictadura de Lanusse, a través de la asunción de Requeijo, comienza a darle poder a elites locales de Cipolletti, Viedma y otros sectores, contra el bloque roquense. El desmembramiento de la circuncripción judicial roquense en favor de una jurisdicción propia en Cipolletti es la última expresión superficial de este complejo movimiento que se desarrollaba estructuralmente.

Potencialidades y límites de la revuelta

Si bien la juventud trabajadora y universitaria le imprimió desde el primer día consignas contra la dictadura; el movimiento obrero bajo la dirección peronista ya era parte del Gran Acuerdo Nacional, buscando un acuerdo con Lanusse para la vuelta de Perón. Así, desde los sectores más explotados y oprimidos no pudo desarrollarse una alternativa que supere los objetivos de una burguesía roquense, que solo buscaba una mejor ubicación en el tablero de la dictadura.

En el caso del Rocazo, con todo el mérito que tuvo el desarrollo de acciones directas contra las fuerzas del orden y las instancias organizativas democráticas; tuvo el límite de no poder dotarse de una dirección revolucionaria y así poder extender la organización y coordinación al conjunto de la provincia. Es este límite lo que permite al día de hoy un uso político, una “mistificación” por así decirlo, del propio Rocazo. Los elementos de desobediencia civil, el accionar solidario de tipo vecinal y el enfrentamiento a Requeijo, fueron utilizados hasta la actualidad por los líderes territoriales de la ciudad, ya sea tanto de la tradición radical como luego la continuara el sorismo peronista, hablando desde una “épica fundacional” roquense. Lo que oculta esa operación es la negociación directa que hicieron esos sectores con el propio régimen dictatorial, contraria a las tendencias más combativas que dio el propio Rocazo en sectores de la clase trabajadora y la juventud.

Hoy, con las largas décadas de concentración de capital en las chacras combinado con su decadencia como motor económico provincial; sumado a eso el extendido desarrollo de una condición asalariada en las principales ciudades de la provincia, hacen pensar que las condiciones para un desmembramiento de sectores burgueses contra un gobierno nacional o provincial son casi imposibles. La atadura de los grandes medios como el propio Diario Río Negro a los grandes partidos políticos y a los negociados extractivistas; así como el carácter burgués y de orden del propio sorismo, hacen impensable un rocazo, al menos con las características que tuvo en 1972. Si hay alguien que puede “heredar” las aspiraciones democráticas de este tipo de procesos, esa es la clase trabajadora, junto al pueblo mapuche, la juventud estudiantil y el movimiento de mujeres. La clase obrera ya largamente se ha constituído en sujeto capaz de acaudillar al conjunto de la nación oprimida en el Alto Valle, Río Negro y el país. Sacar las lecciones de este proceso, es parte de continuar con su legado de cara al futuro.