Hace un año el minero Nelson Quichillao fue abatido por Carabineros de Chile en el marco de la huelga de los contratistas y subcontratistas de Codelco. A raíz de esto, nuevamente se abre el debate sobre el rol de las Fuerzas Armadas y su “democratización”.
Lunes 25 de julio de 2016
El 24 de julio del 2015, durante el cuarto día de huelga de los contratistas y subcontratistas de la Corporación Nacional del Cobre (Codelco), la empresa estatal hace el llamado para que Fuerzas Especiales reprima la movilización de los obreros. Entre este enfrentamiento, es abatido Nelson Quichillao, quien fue asesinado por Carabineros de Chile (organización creada durante la dictadura de Carlos Ibañez del Campo), a manos del Sargento Marco Guerrero Martínez y convirtiéndose en el segundo obrero asesinado en Democracia. Frente a esto es importante esclarecer cuál es el rol que tienen las Fuerzas Armadas dentro del Estado y si es posible una democratización de estas mismas.
El rol de las Fuerzas Armadas
Históricamente las Fuerzas Armadas han servido como un brazo represivo del Estado frente a quienes presentan intereses contrapuestos a la Elite gobernante. Lo hemos visto en las matanzas obreras que se han producido en Chile durante el periodo denominado “Cuestión Social”, con fenómenos como la Masacre Obrera de Ranquil, la Masacre de la Plaza Colón en Antofagasta, la Matanza en la Escuela Santa María de Iquique, la Masacre de Puerto Montt, los miles de asesinatos y violaciones a los DD.HH cometidos en dictadura y lo vemos hoy con la represión al Pueblo Mapuche, en donde han sido asesinados José Huenante, Matías Catrileo, entre otros, y lo vemos con la represión que viven día a día estudiantes y feministas que se manifiestan por sus derechos. Sin embargo, también podemos agregar a este listado situaciones internacionales, como lo es hoy la violencia policiaca que sufre la población negra en Estados Unidos o la represión policial a los miles de obreros y obreras que salen a las calles en Francia en contra de la Reforma Laboral de Hollande.
Como podemos apreciar, el rol de la policía consiste en un carácter netamente contrarrevolucionario, demostrándose éste a través de la historia con toda la represión dictada por la clase dominante a las masas explotadas y oprimidas. Como afirma Trotsky en “La Lucha contra el Fascismo en Alemania”, en relación a la situación alemana de los 30’s:
“El obrero, convertido en policía al servicio del Estado capitalista, es un policía burgués y no un obrero. En el curso de los últimos años, estos policías han debido enfrentarse mucho más a menudo a los obreros revolucionarios que a los estudiantes nacionalsocialistas. Por semejante escuela no se pasa sin quedar marcado. Y lo esencial es que todo policía sabe que los gobiernos pasan, pero la policía continúa.”
Aunque el origen de estos policías corresponda a la clase obrera, al ingresar a las Fuerzas Armadas, pasan automáticamente a servir a los intereses de aquellos que viven a costa de la explotación de millones de trabajadores, protegiendo leyes hechas en contra del pueblo trabajador y protegiendo las propiedades e intereses de la Elite gobernante, rompiendo huelgas, desalojando fábricas, lugares de estudio, etc.
¿Es una opción para la clase obrera la democratización de las Fuerzas Armadas?
A pocos días de la visita a Chile de la revolucionaria estadounidense Angela Davis, en donde se pronunció por la articulación de un movimiento feminista y la abolición de las fuerzas represivas del Estado, es importante que retomemos sus palabras y la pongamos en el centro de la discusión. Hoy, frente a los ataques y la ofensiva de los sectores patronales y conservadores, cobra importancia la articulación de grupos de autodefensa de la clase obrera y de los sectores explotados y oprimidos de la sociedad, tal como lo fue en su momento el Partido de Panteras Negras para la Autodefensa, que actuó como una organización que se enfrentó a la represión policial y gubernamental que vivían trabajadores de la población negra, latina y asiática que se veían amenazados por el racismo, la xenofobia, el machismo y el capitalismo.
No podemos depositar nuestra confianza en quienes nos violentan al momento de salir a las calles a luchar por nuestros derechos. Sólo a través de nuestra propia auto-organización e independencia de clase podremos conquistar nuestras demandas, esas mismas por las que lucharon Nélson Quichillao, Rodrigo Cisternas, Manuel Gutiérrez, Juan Pablo Jiménez, Matías Catrileo y muchos otros que hoy ya no están.