Como si -bajo una visión ahistórica - estuviéramos ante la reedición de la lucha entre liberales y conservadores del siglo XIX, que definió sustancialmente el desarrollo capitalista en otro país (así como en otros lugares del continente), el presidente López Obrador intenta equiparar a un sector reaccionario del PAN, con los aquellos liberales.
Domingo 30 de diciembre de 2018
La muerte de Marta Erika Alonso -gobernadora del estado de Puebla- y de su esposo Rafael Moreno Valle -coordinador de la bancada panista en el Senado-, ha creado un ambiente de polarización en la entidad, azuzado por los sectores más de derecha de ese partido conservador y confesional. Culpan directamente al presidente Andrés Manuel López Obrador de estar detrás de las muertes.
Es decir, que para quienes lanzan estas acusaciones, no fue un accidente la caída del helicóptero donde fallecieron estos políticos del PAN, sino un atentado. Cosa que en el marco de la polarización desatada por una muy cuestionada elección estatal, enrarece más el ambiente político en la entidad.
En el México de hoy (el de la “alternancia” neoliberal), toda medida que se desmarque un poco del programa de los gobiernos de las últimas décadas, es visto como progresivo.
En respuesta, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, que se reclama juarista (es decir, un liberal), se refiere a este sector de la ultraderecha panista como “los conservadores”, ubicándolos así como el sector que se opuso a las reformas liberales impuestas por los juaristas a mediados del siglo XIX. Donde los conservadores y el clero se rebelaron contra las Leyes de Reforma, provocando la “Guerra de Reforma” entre liberales y conservadores en 1857.
No es la primera vez que AMLO se asume como un liberal; como alguien que erradicará los males que provocó la reacción burguesa neoliberal que atacó duramente las libertades del pueblo durante los últimos décadas sumiéndolo en la miseria, al mismo tiempo que favoreció a un sector del capital exportador. De esta manera, AMLO intenta dar cierto parecido a Juárez y los liberales que lucharon por erradicar los males que provocó la dictadura de Antonio López de Santa Anna.
Y es que en el México de hoy (el de la “alternancia” neoliberal), toda medida que se desmarque un poco del programa de los gobiernos de las últimas décadas, es visto como progresivo. Por lo tanto, la centroizquierda no necesita ser anticapitalista para posar de antineoliberal” y anticonservadora.
Esto, aunque en su gabinete existan funcionarios capitalistas como Alfonso Romo, o conservadores como la secretaria de Gobernación, que ha declarado que no está a favor del elemental derecho al aborto.
Una cosa es la dictadura de Santa Anna y otra el neoliberalismo
Probablemente AMLO, que conoce muy bien la historia de la lucha por la Reforma (la Segunda Transformación, según él), se siente identificado con el “Benemérito de las Américas” porque Juárez llegó a la Suprema Corte de Justicia (lo que en aquél entonces equivalía a una vicepresidencia) con el 61% de los votos de los liberales.
Pero, pese a sus limitaciones ideológicas y programáticas (era un liberal que buscaba otras formas de desarrollo capitalista), el oaxaqueño Juárez chocó más con los “poderes fácticos” que el “neo juarista” de Tabasco.
Incluso, Ponciano Arriaga, en 1856 pedía que se abolieran los monopolios para el paso de los puentes, ríos y caminos. Este liberal juarista opinaba, además, que mientras pocos individuos concentraran la riqueza en sus manos, y mientras la gran mayoría estaba en la pobreza y sin propiedad, “ese pueblo no puede ser libre ni republicano y mucho menos virtuoso”.
Hoy, pese a la gran desigualdad social, AMLO nombra en la Secretaría de Hacienda a un ex consultor para el Banco Mundial; negocia la concesión con los empresarios la construcción del nuevo aeropuerto en Santa Lucía, y afirma que respetará los acuerdos que hicieron los inversionistas nacionales y extranjeros con los anteriores gobiernos (neoliberales).
Contrario a Juárez , quien se negó a pagar la deuda contraída por Santa Anna y el gobierno de Ignacio Comonfort con el banquero suizo Jecker (que llevó a que el embajador francés en México amenazara con invadir el país), AMLO dice que pagará fielmente la deuda externa.
Incluso, Ignacio Ramírez, “El Nigromante”, más radical que Juárez, como diputado constituyente decía en 1857 que el verdadero problema social era emancipar a los jornaleros de los capitalistas (aunque desde una visión algo furierista). Proponía también la expropiación de los bienes del clero. Un año antes, Luis Ignacio Vallarta había afirmado que el gobierno declaraba extinguida la Compañía de Jesús.
Y es que las relaciones de los liberales con el clero y el Ejército fueron totalmente diferentes, como quedó establecido en las Leyes de Reforma con las que Juárez eliminaba los privilegios de esos sectores considerados intocables en el siglo XIX, y quienes impedían el desarrollo capitalista del país.
Hoy AMLO ratifica el poder de los militares dado por los gobiernos neoliberales- a través de la Guardia Nacional y de la militarización del país.
Ante el fuerte protagonismo de la reaccionaria Iglesia en la vida política y social del país, AMLO y el MORENA no solamente no llevan a cabo las medidas elementales que en 1857 impuso la Ley de Iglesias -que abolía los cobros parroquiales en matrimonios, amonestaciones, bautizos, y entierros-, sino que llegó al gobierno bajo una alianza electoral con sectores evangelistas como el Partido Encuentro Social que se oponen a los más elementales derechos de las minorías sexuales y de las mujeres.
Mientras los liberales (moderados y radicales) de la Reforma combatían a los conservadores y el clero - quienes realizaron varias sublevaciones durante ese periodo-, AMLO, en una negación del juarismo hace alianzas con sectores reaccionarios. Una cosa es la ley de cultos (libertad de creencias) y otra aliarse a los sectores más retrógradas.
Sobre todo, resulta “extraño” el impulso de lo que López Obrador llama la “Cuarta Transformación” de la mano de un Consejo Empresarial que asesorará al gobierno “antineoliberal", y está integrado por los magnates más representativos del neoliberalismo, incluido uno perteneciente al Opus Dei, y que fue asesor del sanguinario dictador Augusto Pinochet.
Es una rara concepción del juarismo…
Mario Caballero
Nació en Veracruz, en 1949. Es fundador del Movimiento de Trabajadores Socialistas de México.