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Acerca de Tecnofeudalismo de Yanis Varoufakis

Fernando H. Azcurra

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Acerca de Tecnofeudalismo de Yanis Varoufakis

Fernando H. Azcurra

Ideas de Izquierda

El economista Fernando H. Azcurra polemiza con los planteos que realiza Yanis Varoufakis en Tecnofeudalismo.

Varoufakis expone en su libro titulado Tecnofeudalismo, su plena convicción sobre lo que él mismo denomina extraña hipótesis: la de que el capitalismo está desapareciendo, no que está experimentando una de sus muchas e impresionantes metamorfosis.

Su hipótesis: el capitalismo está muerto, en el sentido que sus dinámicas ya no rigen nuestras economías. Ese papel lo desempeña ahora algo fundamentalmente diferente, que él llama “tecnofeudalismo”.

Lo que ha matado al capitalismo es… ¡el propio capital!

Sostiene que se trata de una nueva forma de capital; una mutación surgida en las dos últimas décadas. Mucho más poderosa que sus predecesoras.

Señala dos causas primordiales: i) la privatización de internet llevada a cabo por las grandes tecnológicas estadounidenses y chinas; ii) los procedimientos y decisiones que los Bancos Centrales y los gobiernos occidentales adoptaron para enfrentar la crisis de 2008 mediante enormes emisiones de dinero y bajando la tasa de interés.

El libro trata lo que los dispositivos con pantalla, conectados a la nube y que todos usamos, le han hecho al capitalismo y a la sociedad toda, penetrando en cada individuo, en cada hogar, en las conductas y elecciones privadas, aprovechándolas como medio para generar ingresos “rentísticos”.

Esta mutación histórica del capital, dice, ya se ha producido. Pero no ha sido advertida. Ha llegado el momento de prestarle atención porque su novedad es estremecedora.

Un atento examen del fenómeno, hará advertir que la mutación del capital en “capital en la nube”, ha “demolido” los dos pilares del capitalismo: los mercados y los beneficios. Por supuesto, aclara, ambos siguen estando omnipresentes, pero ya no ejercen el control económico y social de antaño.

El beneficio y los mercados han sido expulsados del epicentro del sistema económico y social; han sido desplazados a sus márgenes y reemplazados. Han sido sustituidos por plataformas de comercio digitales que parecen mercados, pero no lo son. Deben ser considerados “feudos”.

El beneficio, el motor del capitalismo, ha sido sustituido por su predecesor feudal, la “renta”. Una forma de renta que debe pagarse para tener acceso a las plataformas y, en general, a la nube, que Varoufakis identifica como “renta de la nube”.

Tecnofeudalismo: es una realidad social que ha reemplazado al capitalismo y que es mucho más desagradable, afirma osadamente Varoufakis.

Lo atinado ante estas ideas que sorprenden, es confrontarlas con los procesos reales de la sociedad del capital vigente y evaluar así si sus fundamentos han sido, en verdad, subvertidos por el “nuevo” sistema o sociedad de manera irrefutable. Y con la característica de no haber sido advertida, aunque, según Varoufakis, ya vivimos en ella.

Parece atinado señalar el aspecto central de lo que expone Varoufakis tal como se desprende del resumen anterior. Se trata de la transformación radical de la organización social del trabajo establecida como modo de producción del capital, sustituida por otro modo que él denomina “sistema tecnofeudal”, de manera que esto implica cambios en los denominados factores y sus relaciones, esto es, los trabajadores y los medios de producción, los que, combinándose en una forma especial determina el modo específico de la estructura económico-social.

El capitalismo es un proceso social de producción y reproducción de todo tipo de mercancías, cuya estructura descansa en la separación del trabajador libre respecto de sus medios de producción, propiedad y trabajo se escinden (característica además de todas las sociedades de clase): la clase propietaria no trabaja, organiza y dirige el proceso sojuzgando a la clase que trabaja y no es propietaria recibiendo de aquella una paga por su actividad laboral, por tanto se genera una relación entre capitalistas y trabajadores asalariados, que se suele sintetizar como relación Capital/trabajo asalariado.

Veamos ahora la nueva sociedad que presenta Varoufakis como sucesora y reemplazo del capitalismo. a) La sociedad tecnofeudal muestra un dominio omnímodo del “capital en la nube”, que se ha adueñado de internet, las redes y de la Inteligencia Artificial, sometiendo al resto de los capitales; b) la “nueva” forma social tecnofeudal demolió (así dicho por Varoufakis) lo que él considera los dos pilares básicos del capitalismo: el afán por las ganancias y los mercados; c) los propietarios del capital en la nube (“nubelistas”), constituyen una nueva clase dominante habiendo convertido al resto de los capitalistas en sus vasallos y a los trabajadores en “proletarios en la nube”; d) los capitalistas “tradicionales” producen, obtienen ganancias y acumulan en empresas industriales-comerciales, en tanto, que el “nubelista” se apropia de parte del plusvalor que aquellos producen como “renta en la nube” sin producir y sin asalariados; e) las crisis capitalistas se agudizan por la aparición de este nuevo tipo de capital, la distribución se vuelve cada vez más asimétrica entre capitalistas y trabajadores, asi es como , “el tecnofeudalismo está condenado a tener una dinámica de bucle fatal, más volátil y explosiva que la del capitalismo”.

Varoufakis describe minuciosamente todas las granujadas, artimañas, astucias, suciedades, desinformaciones, robos interpares de la clase capitalista financiera por medio de los Bancos, los Bancos centrales y ahora los procedimientos digitales, para concluir que está desapareciendo el capitalismo, que el capital se “desvanece” en la nube, que las ganancias ya no son el supremo objetivo de esos bribones y delincuentes de la sociedad burguesa. Es algo así como si a fines del siglo XIX y comienzos del XX, al advertir que la economía capitalista escalaba un peldaño más en su función explotadora mediante los conglomerados monopólicos y financieros, un tal Varoufakis dijera:

el capitalismo real está desapareciendo, los mercados tradicionales se evaporan constituyendo “monopolios” de pocas empresas, el juego del libre mercado, la libre competencia característica del capital deja su lugar a una rivalidad entre pocos que ya no es competencia porque entre unos pocos “se unen” sustituirla por los “acuerdos”; el objetivo de las ganancias “bien habidas” con el esfuerzo propio de inversión y administración directa de los monopolios, ya no cumple tal función, ahora los Bancos que han penetrado en las empresas las sustituyen por el objetivo de los intereses y la venta y reventa de acciones y otros papeles negociables, que se arrebatan los capitalistas unos a otros; inadvertidamente estamos dejando el capitalismo entrando a una etapa “postcapitalista”.

Tratemos de examinar cuidadosamente lo expuesto por Varoufakis y su conclusión. El capitalista en la nube del que nos habla está, en su ejemplo, actuando cual si fuera (lo es en verdad) un “comerciante” tradicional; comerciante que ha invertido en edificios, instalaciones, rodados, muebles y útiles, que deben ser amortizados, y la masa de mercancías que ha comprado para “revender”, que por lo demás su tienda está “administrada” por un Jefe, un supervisor y/o gerente zonal, o sea tiene trabajadores asalariados. Sí, Varoufakis claramente expone que todo el pueblo comercial, consumidores, vendedores, administradores, tiendas, edificios, etc. todo pertenece a un solo individuo que jamás aparece (¡ni tiene por qué aparecer!) y que todo funciona por el “trabajo” de un algoritmo. Lo que no dice Varoufakis es que este propietario, es un capitalista que opera un sistema de tecnología digital (algoritmo), que tiene trabajadores asalariados en todas sus tiendas, que se llevan a cabo operaciones de compra de mercancías a los proveedores y se las venden a los consumidores finales, que también deben haber contratado trabajadores de seguridad de las instalaciones y edificios, y que, finalmente, cobra un ingreso como ganancias por tales operaciones, que él denomina “renta”. Acéptese que lo sea, ¡pero es renta capitalista!.

¿Pero no había dicho páginas antes que el capital en la nube se reproducía “sin asalariados”? ¿Cómo puede ser que ahora éstos “aparezcan fantasmagóricamente”? Dice ¡no hay mercado! pero no dice que por su condición de único “nubelista” en el pueblo, esté en condiciones de impedir y/o de obstruir la aparición de otro/s “nubelista/s” que puedan rivalizar, aunque él sea el dominador del pueblo. Además, habla de un pueblo, no de la totalidad de los pueblos, tiendas, edificios, etc. de un país, menos de toda la sociedad capitalista; habla de fábricas a las que les compra lo que habrá de vender. El mercado del pueblo ya no es tal, bien, pero eso no significa que hayan desaparecido los restantes pueblos y mercados de todo el sistema capitalista. Más aún, las actividades y operaciones digitales son, en rigor, mercados que le exigen a quien ocupa una posición dominante, a tomar decisiones de inversión para enfrentarse a las fuertes rivalidades competitivas. Se trata, pues, de un ¡nuevo o nuevos mercados capitalistas!

De lo que no se percata para nada Varoufakis y que el algoritmo no puede cambiar, consiste en que su descripción es la de una relación social entre propietario capitalista y trabajadores asalariados, en la rama comercial (circulación del capital), con operaciones de venta y finalmente ganancias: esta estructura fundamental no ha cambiado, se mantiene; se trata sí de una “nueva” forma “refinada”, tecnológica digital, de despotismo del capital, que para nada tiene “raíces” históricas que se remontan a la Europa feudal como dice Varoufakis; pero él “fascinado” por las nubes y los algoritmos llama tecnofeudalismo; pero simplemente es... ¡capitalismo!

Como puede advertir el lector no es posible encontrar en el tecnofeudalismo de Varoufakis, tal como él lo concibe, ningún tipo de nueva sociedad, de una nueva relación de los factores fundamentales: trabajadores y medios de producción, de nuevas clases, de nuevo Estado, etc. No son metamorfosis del capitalismo generando otro tipo de sociedad, son nuevas formas tecnológicamente sofisticadas de estrujar a la clase asalariada y a la población toda, además, de rivalizar entre los grandes holdings monopólicos financieros en la arena económica mundial.

Lo que sucede con Varoufakis, que no se puede decir que sea un improvisado, pero que sí está padeciendo un “deslumbramiento quasi infantil” por estas nuevas transformaciones capitalistas que lo llevan a “creer” precisamente en lo opuesto de lo que describe con tanta claridad y minuciosidad: le hacen pensar que “desapareció” (en otras páginas dice que el capitalismo está “desapareciendo”), la sociedad de clase dominada por los capitalistas ¡nada menos! Son afirmaciones apresuradas de un libertario que se define lamentablemente como...¡“marxista”!

Más aún, finalmente el tecnofeudalismo estaría próximo a un colapso más volátil y explosivo que el del capitalismo. Podríamos decir algo asi como: el capitalismo está desapareciendo o está muerto (Varoufakis dice ambas cosas en a lo largo de su obra), pero el “sistema” que lo sustituye, lejos de estar en la cima y auge de la producción y el desarrollo social, ¡está próximo a su colapso! Decir que esto es poco serio, sería ser benevolente con Varoufakis. Las relaciones capitalistas siguen en toda su vigencia, siendo el capital digital, capital “en la nube”, una modalidad singular del propio capital no una nueva sociedad que ha reemplazado a aquellas relaciones.

Y sin embargo hay más para el desconcierto. Una parte de la obra Tecnofeudalismo la dedica Varoufakis a exponer una… ¡Economía Política del Tecnofeudalismo! que la plantea como distinta y superadora de aquella del capitalismo. Se ocupa en ese fragmento de señalar lo que él dice ser diferencias marcadas. Empieza poniendo en duda la antigua dualidad de la mercancía como valor de uso y valor, sosteniendo que se debe dejar de hablar del valor de uso y reemplazarla por “valor experiencial”, porque este término se refiere a emociones, sentimientos, etc. que generan los productos y que son diferente en los consumidores (¿?).

Sigue luego señalando otra dualidad en la naturaleza del capital: a) Medio de producción (Mp) de mercancías producido; b) Relación social que da a sus propietarios un poder extractivo sobre los no propietarios. Decimos claramente: el capital concebido como Mp, esto es, como elemento o instrumento de producción, es una versión falsa, fetichizada por la economía burguesa académica y vulgar en todos los tiempos. Los Mp no son “capital por naturaleza”, así como los productos no son mercancías por naturaleza. Pero sí, la propiedad de los medios de producción otorga una capacidad de explotación de los no propietarios, o sea que es la esclavitud de los asalariados.

Le llega ahora el turno a las “dos naturalezas del trabajo”, aquí nuevamente se pone de manifiesto la capacidad inventiva de Varoufakis, habla de: a) Trabajo experiencial (puramente subjetivo y personal); y b) Trabajo mercantil (Fuerza de trabajo). De manera que el marxista Varoufakis elimina el doble carácter del trabajo fundamentado por Marx como trabajo concreto y trabajo abstracto, por un trabajo subjetivo (emociones, sentimientos, pasiones, etc.) y otro mercantil.

El resto de las categorías que menciona: plusvalor, salarios, rentas, intereses, no muestran ninguna “diferencia” con lo que hoy se conoce en la Economía Política “tradicional”. La conclusión de esta fantasía debería ser que… ¡no existe Economía Política del Tecnofeudalismo! Y para ser más crudo y contundente ¡no puede haber Economía Política de lo que no existe sino como Tecnoutopía!

Y para terminar una referencia al intento de Varoufakis, hacia el final de su obra, de mostrarse como un militante “revolucionario” de los asalariados “en la nube”: “Siervos de la nube, proletarios de la nube y vasallos de la nube del mundo ¡Uníos! No tenemos nada que perder, excepto las cadenas que aprisionan nuestra mente”.

Sin embargo, esta romántica arenga, tiene que ser sustituida por un llamado potente: ¡trabajadores asalariados del mundo ¡Uníos contra el capital y el capitalismo! La nueva sociedad del trabajo asociado es la condición de la liberación social y de la liberación de nuestra mente para construir el futuro y no al revés.

Es nuestro deseo que esto pudiera ser comprendido por Varoufakis “libertario” para que pueda bajar de “su nube” y finalmente aceptar que el enemigo de los trabajadores no es ningún tecnofeudalismo inexistente, que el enemigo es el imperialismo capitalista realmente existente, y que su texto, aunque no haya sido su finalidad, lo quita como el verdadero causante de los desastres de todo tipo que produce a los trabajadores y a la sociedad. ¡Revolución, no Reforma, es la consigna!


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Fernando H. Azcurra

Profesor de Ciencias Económicas. Estudios realizados de postgrado en Historia Económica y de las Políticas Económicas. Facultad de Ciencias Económicas Universidad Nacional de Buenos Aires. (UBA). Docente e investigador UBA; UCES; USal; UNLZ. UnLu. Profesor invitado y conferencista en: Moscú (1988). Instituto de Economía Internacional. Universidad de Moscú. URSS.Montevideo (1978). Consejo Mundial de Iglesias. Santiago de Chile (2011). Sindicato de Docentes Universitarios. México (2020). UNAM. Caracas (2015/16/17); en este último país en carácter de profesor en la Escuela Venezolana de Planificación (EVP); en el Ministerio de Planificación bajo la conducción del Dr. Menéndez; en el Banco Central de Venezuela (BCV), casa central y sucursal de Maracaibo. Ha publicado más de una veintena de libros, cuyos últimos títulos son: Ensayos críticos sobre la Abolición del trabajo asalariado y el Socialismo inexistente (2021). Del modo de producción capitalista al modo de producción del trabajo asociado (2021). Crítica de la Razón Económica Fundamental del Capital (2022). La Ideología Socialista Soviética (2023). El Capital Digital – Respuesta a Tecnofeudalismo de Yanis Varoufakis, (2024).