Muertes Obreras. Ajuste y desidia patronal: siguen creciendo las muertes por accidentes laborales

Fallecieron 743 trabajadores durante el 2017, en accidentes laborales, un 5% más en relación al 2016. Los datos fueron confeccionados por la Superintendencia de Riesgos de Trabajo, organismo oficial que controla y regula la situación de los trabajadores en este punto. Los trabajadores no registrados, en negro, y muchas enfermedades laborales no están contempladas por el informe oficial.

El informe anual del organismo refleja por primera vez en seis años.(2011 a 2017) un aumento en el índice de accidentes laborales que terminan siendo casos mortales. La medición que se tiene en cuenta para la incidencia de fallecidos por cada millón de trabajadores cubiertos, o sea, solamente los registrados en el sistema laboral. Es la primera vez que el indicador del organismo oficial muestra una suba de los accidentes fatales desde 2011 y su crecimiento entre 2016-2017.

Impulsado por el incremento en los accidentes fatales en sectores como, minería, transporte, agropecuario y comercio, el indicador ascendió de 76,5% a 79,2 % durante el 2016. Cabe destacar que los índices crecieron de la mano que se modifico la ley de ART, una medida al servicio de las patronales que vienen exigiendo bajar los costos laborales.

Uno de los objetivos de la contrarreforma laboral es abaratar costos empresarios flexibilizando la fuerza de trabajo, es decir, las condiciones para ahorrar “costos laborales” y así atraer supuestas futuras inversiones a cambio de precarizar y obtener la mayor ganancia posible maximizando la explotación obrera.

A pesar del incremento observado en los fallecimientos, el informe de la SRT destacó, sin embargo, que “bajó la accidentabilidad laboral en las principales actividades económicas”. Los registros del sistema muestran una caída de 4,6 por ciento en los accidentes laborales.

¿De dónde sale este dato?

Los empleadores y aseguradoras contabilizaron 580.328 casos en 2017. La reducción no es consecuencia de los métodos de prevención de riesgos y del correcto funcionamiento del sistema laboral, sino que hay todo un sector de trabajadores en negro, no registrados que creció en gran escala y no están contemplados en el informe de la SRT.

Entre el último trimestre de 2016 y el mismo trimestre de 2017 la tasa de empleo se incrementó de 41,9 % a 43 %. Esto significa que hay un aumento en la cantidad de trabajadores ocupados de 675 mil en el último año. Sin embargo, el empleo no registrado (o mal llamado empleo “en negro”) no sólo no bajó en el mismo período, sino que se incrementó 0,6 puntos y alcanza al 34,2 % de los asalariados hacia fines de 2017.

Un informe realizado por Gaston Valente, del (Espacio Intersindical Salud, Trabajo y Participación de los trabajadores), desde su perspectiva plantea que la “mejora” en los indicadores de accidentes es “una consecuencia de los problemas estructurales del sistema de riesgos de trabajo que subregistra enfermedades profesionales y no incrementa los niveles de cobertura así como de los desajustes macro económicos observados desde el año pasado”.

No hay un registro general que sea público y contemple el crecimiento de trabajadores no regulados y en qué medida sufren accidentes laborales y muchos de los casos terminan en casos fatales.

Crecen las muertas obreras

El universo de la siniestralidad laboral relevado no contempla a los trabajadores informales ni los siniestros no reconocidos por empleadores y aseguradoras. Por eso el documento elaborado por el abogado laboralista enfatiza la existencia de un subregistro de enfermedades profesionales. “Ante una enfermedad no reconocida o rechazada, no existe prevención de riesgos, y su cobertura queda a cargo del trabajador, a través de su obra social o sistema público en la mayoría de los casos.

El descenso en las estadísticas del reconocimiento de las enfermedades profesionales no es una buena noticia”, sostiene Valente. Las enfermedades profesionales son ignoradas por el sistema que el año pasado apenas reconoció 13.872 casos, el nivel más bajo de la última década.

Las modificaciones introducidas por el gobierno de Mauricio Macri al sistema de riesgos del trabajo estuvieron en línea con el histórico reclamo de las cámaras empresarias y las aseguradoras: restringir la capacidad de los trabajadores para iniciar acciones legales, minimizar sus riesgos y reducir los costos que deben asumir los empleadores. Implementadas en un escenario de deterioro de la estructura laboral, las medidas no buscaron mejorar las condiciones de seguridad e higiene de los trabajadores.

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Sobre el total de los fallecimientos adjudicados a tareas laborales el año pasado se registraron 390 muertes por accidentes de trabajo, 337 fatalidades durante el trayecto hacia o desde el puesto (in itinere), 5 fallecimientos por enfermedades profesionales y 1 caso en situación de reingreso a un tratamiento.

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Los datos son alarmantes ya que el aumento en los indicadores referidos a la cantidad de fallecimientos que ascienden por primera vez desde el año 2011, y que de acuerdo al informe de la SRT hayan crecido en 2017 con respecto al año anterior, expresan la precariedad un crecimiento evolutivo.

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Queda muy claro que mientras los trabajadores siguen pagando las consecuencias de las políticas económicas del Gobierno nacional, los sectores empresariales salen altamente beneficiados por el modelo económico a la medida del FMI y al servicio de las patronales. Sostienen un ajuste brutal descargado sobre la espalda de los trabajadores al punto de perder su vida en los lugares de trabajo.

Es necesario poner en pie comisiones de seguridad e higiene controladas por sus trabajadores como han llevado adelante diversos sectores de trabajadores, como en Madygraf y en Zanon, donde disminuyeron significativamente los accidentes laborales.

Los sectores combativos y la izquierda salieron a las calles este miércoles para repudiar el presupuesto 2019 que trae mas ajuste y hambre para el pueblo trabajador. Como plantean en todos los lugares de trabajo donde intervienen, para enfrentar al Gobierno ajustador, la lucha es ahora.