El creciente aumento de la brecha de la desigualdad social, es una desmentida tácita del discurso oficial que le augura buenas nuevas a las mayorías populares.

Facundo Aguirre @facuaguirre1917
Viernes 7 de agosto de 2020 23:10
Parece una ironía que, entre los primeros anuncios de obras públicas tras el acuerdo con los bonistas, se ponga atención en la ampliación de la capacidad de detención del Servicio Penitenciario. Según Alberto Fernández “necesitamos construir cárceles porque si el delito crece, más gente será condenada”.
El “capitalismo donde ganen todos” que pregona el presidente, parece que más bien piensa expulsar a la marginación y al crimen a una franja de la población, a la cual solo se ofrece una oscura prisión donde pasar sus días. Ni escuelas, ni trabajo, ni techo, ni pan, ni acceso a la cultura.
Te puede interesar: Construir más cárceles: la "oportunidad" que el Gobierno le quiere dar a los jóvenes
Te puede interesar: Construir más cárceles: la "oportunidad" que el Gobierno le quiere dar a los jóvenes
Las palabras del jefe de Estado se prestan a dos interpretaciones. Una oportunista y otra que responde a un problema estructural.
La oportunista es la preocupación en las encuestas sobre la inseguridad ante la creciente miseria social producto de la crisis del coronavirus. Fernández busca capitalizar para sí, el crecimiento en las encuestas de figuras manoduristas al estilo Sergio Berni. El ministro de seguridad de Axel Kicillof se proclama como un peronista del orden, a la par que encubre a los efectivos de la Policía Bonaerense implicada en la desaparición forzada de Facundo Astudillo Castro. Pareciera ser una orden más general la impartida por el presidente, ya que la ministra de seguridad del gobierno nacional, Sabrina Frederic, salió a defender a su rival interno en temas de seguridad, diciendo que Facundo Castro no era de ninguna manera “el caso Santiago Maldonado” del ex espía carapintada. El mensaje se corre a la derecha del garantismo e intenta moderar el manodurismo. Cárceles sí, gatillo fácil no, pareciera ser la consigna, aunque en realidad hagan la vista gorda sobre el abuso policial y represivo.
La lectura estructural habla de que, dentro de las previsiones del Ejecutivo, el acuerdo con los bonistas y las negociaciones con el FMI no van a mejorar la vida del pueblo pobre y trabajador, sino engordar los bolsillos de los especuladores y los banqueros.
Podés leer: Informe: las fuerzas represivas del Estado mataron a una persona cada dos días en cuarentena
Podés leer: Informe: las fuerzas represivas del Estado mataron a una persona cada dos días en cuarentena
Según UNICEF el 63 % de los chicos son pobres. El creciente aumento de la brecha de la desigualdad social, es una desmentida tácita del discurso oficial que le augura buenas nuevas a las mayorías populares. La realidad es que las cárceles van a ser necesarias para encerrar a personas empujadas a la violencia criminal en situaciones de extrema vulnerabilidad.
Mientras que el acuerdo alcanzado con los bonistas premia a los delincuentes de guante blanco que fugaron sus dólares al exterior. Además de que probablemente se les otorgue la bendición de un posible blanqueo de capitales y se entierra en el olvido el impuesto a las grandes fortunas. Tengamos en claro que en esas nuevas cárceles no irán a parar los vaciadores de Vicentin, sino los hijos del pueblo que el accionar de dicha empresa deje en la lona.
Por otra parte, es un fortalecimiento de los mecanismos e instituciones represivas del Estado burgués. La supervivencia del capitalismo, “para todos” eso sí, se plantea en términos de enfrentar con la fuerza rebeliones sociales y castigar al pobre empujado al crimen. Lo que pretende ser una moderación de políticas manoduristas, termina fortaleciendo a fuerzas criminales y mafiosas como las fuerzas de seguridad y cercenamiento de la libertad de los más pobres. La crisis capitalista genera la inseguridad, pero también la necesidad de seguridad y con ella multitud de oficios, tecnologías y empresas dedicadas a brindarla.
“Ha de haber algo putrefacto en la médula misma de un sistema social que aumenta su opulencia sin reducir su miseria, y aumenta en crímenes aún más rápidamente que en números”, reflexionaba Karl Marx.

Facundo Aguirre
Militante del PTS, colaborador de La Izquierda Diario. Co-autor junto a Ruth Werner de Insurgencia obrera en Argentina 1969/1976 sobre el proceso de lucha de clases y política de la clase obrera en el período setentista. Autor de numerosos artículos y polémicas sobre la revolución cubana, el guevarismo, el peronismo y otros tantos temas políticos e históricos.