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Alexander espiando las notas de Sergei

Carlos Broun

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Alexander espiando las notas de Sergei

Carlos Broun

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A fines de los años ‘20, después de quedar casi ciego tras el monumental montaje de Octubre, el director ruso Sergei Eisenstein se propone llevar a la pantalla El capital de Karl Marx. El proyecto se volvió imposible. Ochenta años después, el alemán Alexandre Kluge retomó la posta. El resultado, un homenaje a Eisenstein, y una discusión sobre El capital hoy.

Lo no filmado critica lo filmado

Tal vez podamos encontrar en las anécdotas que cuenta Alexander Kluge sobre Godard su motivación para encarar, ochenta años después, este film sobre El capital. En su libro 120 historias del cine, Kluge nos presenta un relato sobre el director francés tomando nota de su relación con el cineasta alemán Fritz Lang y los proyectos que él había dejado pendientes. Con la intención, finalmente frustrada, de llevarlos adelante.

Amigos suyos decían que en el caso de un maestro de la dirección como Fritz Lang no es esencial que vea, ya ha visto suficiente en su vida. Ve cada escena con el “ojo interior” y no tiene más que explicársela a los intérpretes, al equipo de cámara, a los iluminadores y a los productores ejecutivos. Luego ellos la realizan. Es un error creer que se debe controlarlos. Lo correcto es que él les diga que hacer. Él debe describir en colores y con gran precisión la imagen que tiene antes sí su ojo interior (y no hay mucho más que eso al inicio del rodaje)…Había perdido mucho tiempo con la emigración de Alemania a Francia, y después a los Estados Unidos, y más tarde con el intento de volver a Alemania. Y ahora: esperar la muerte. Sin encargos. Eran espacios de tiempo decisivos que le hubiera gustado llenar con películas que ya tenía planeadas. Las podía describir escena por escena. Por un rato, aún en Europa, Godardhabía escuchado atentamente tales descripciones. Durante toda una tarde Godard estuvo decidido a filmar uno de esos proyectos. Esto sin embargo no prosperó, pues se distrajo con proyectos propios [1].

Kluge afirma entonces que ese abandono lo “llena de tristeza”.

Me duele. Haría una marcha fúnebre a la Chopin por las películas que no han sido filmadas. Porque la historia del cine se compone de las películas que no fueron filmadas y las que se hicieron. Así como se erigen monumentos a los soldados desconocidos, yo levantaría monumentos a las películas desconocidas, jamás filmadas [2].

La recriminación que le hace a Godard por haber estado “distraído con sus propios proyectos” explica de alguna manera el deseo o motivación de Alexander de sumergirse en este mundo que mezcla ideas y textos del genio teórico del siglo XIX con el genio cinematográfico del siglo XX. Su conclusión: “lo no filmado critica lo filmado” [3], actúa como fructífero disparador.

¿Conversó Kluge con Sergei sobre este proyecto? Sin dudas que no. Sin embargo la imaginación de Kluge inventa el diálogo en su intimidad de creador y saca de allí la potencia para encarar una “obra imposible” de la historia del cine, no solo una versión en “Video-Art” de la obra de Marx, sino una interpretación basada en los manuscritos del propio Sergei Eisenstein.

Marx, Eisenstein y Joyce

En sus 120 historias del cine Kluge descubre algunas investigaciones que seguramente influyeron o fueron hechas para realizar su film.En este fragmento Kluge devela parte de su estudio:

VERSION PARA EL CINE DE “LA PUSVALIA”
Un plan de Eisenstein y el hermano de Dziga Vertov
El hermano de Vertov, genial director de fotografía que portaba el apellido de su familia, es decir Kaufmann, diseñó en un café moscovita un somero bosquejo para el rodaje de una versión cinematográfica de El Capital de Karl Marx. Los personajes del drama, anotó, son las clases. Hasta aquí el bosquejo se ajustaba a lo dispuesto por el partido. Pero Kaufman tenía la intención de “documentar”, es decir mostrar amorosamente a las clases, a todas, incluso a las que habrían precedido al capitalismo, la lucha milenaria de esas formaciones “superfluas”, no caracterizadas como clases…Kaufman quería transformar en cine la primera línea del libro primero, sección primera, capítulo primero de El Capital, y si se podía con muchas variantes del mismo “argumento”. El texto dice: “La riqueza de las sociedades en las que domina el modo de producción capitalista se presenta como un “enorme cúmulo de mercancías” y la mercancía individual como la forma elemental de esa riqueza”… Siete años después del bosquejo de Kaufman, Sergei Eisenstein (ya ha hecho pública su película Octubre) planea la filmación de El Capital. Paralelamente a este objetivo alcanza su plan de realizar una versión cinematográfica de la novela Ulises de James Joyce.
–Señor Eisenstein ¿Cómo se imagina esa versión cinematográfica? Para cuatro páginas de Ulises necesita el formato de un largometraje, por ejemplo, para el capítulo de las sirenas. La anécdota podría filmarse en siete minutos, pero la “riqueza sensible del texto” requiere escenas infinitas. Lo mismo que el “mundo de imágenes del a plusvalía”, que abarca toda la vida moderna.
–Ya estoy haciendo el bosquejo y el plan de rodaje.
En realidad Eisenstein había juntado un conglomerado de términos provocativos sacados de El capital. Los colaboradores habían explorado locaciones de rodaje. De atrás para adelante Eisenstein quería avanzar desde la electrificación a los conceptos de “enorme cúmulo de mercancías”, “riqueza social”, “alienación”, “fetichismo de la mercancía”, “circulación”, “dinero mundial”, “tasa de plusvalía”, “jornada de trabajo”, “gran industria”, “acumulación originaria” hasta llegar a la “teoría moderna de la colonización”.
En el plano de la dramaturgia, así lo señalaba Eisenstein, le faltaba un “cierre”. No bastaba concluir con la toma del poder por parte del gobierno revolucionario. Una visión del futuro le parecía inadmisible, porque debía producirse en la realidad, no en el cine. El gran director sintió “hambre de una dramaturgia de los personajes” [4].

Empieza el film. Sonido de piano.

Sobreimprime texto en la imagen:“1927-1928. “Está decidido filmar El capital según Karl Marx, es la única alternativa formal posible”.

Voz en off:

Ayer estuve reflexionando sobre esto, en el Ulises de Joyce hay un capítulo maravilloso escrito con estilo escolástico-catequístico. Se fórmulas preguntas y se dan las respuestas. Preguntas como: ¿Cómo se enciende la lámpara de kerosene? Y las respuestas son de índole metafísica.

Un barco de guerra navega por el mar con tormenta.

El film de Kluge empieza con un barco blanco y negro a la deriva en un océano de color magenta eléctrico. La propuesta vanguardista recorre todo el film. Filmar El capital, no solo es una tarea “narrativa” ya que además de contar, hay que inventar “como contar”. En el debate entre Eisenstein y Joyce las nuevas formas que suponía el cine eran como un océano desconocido para la humanidad, lleno de miedos e ilusiones. Kluge navega en este océano sin miedo a la deriva.

Entrevista a joven historiador:

Eisenstein viaja a París en noviembre de 1929. Joyce estaba siempre con su instructor de ruso, quien era un refugiado ruso, que podía bien ser un trotskista, lo cual para Eisenstein era un gran peligro. Sin embargo Sergei se reunía con Joyce ya que pensaban trabajar juntos en esta empresa.
Se rescata la “idea central” sobre la querían trabajar: condensar El capital en un día en la vida de alguien, explicar todo en ese lapsus de tiempo.
Para esto utilizarían la posibilidad de asociar libremente. En una historia mínima concentrar la historia de toda la humanidad, la historia de la lucha de clases, el surgimiento del Capital. El Capital como trabajo acumulado de las generaciones muertas.
Sergei usa drogas para “liberar su conciencia”. El solo pudo tomar notas de sus impulsos. No pudo realizar nada de este proyecto.

Noticias de la Antigüedad ideológica

Kluge levanta el guante en la “era del video-art”. El título es una provocación y también un engaño. La provocación funcionaría mejor si el título fuera una pregunta, el año del estreno en DVD del film El capital, es el año de la caída de Lehman Brothers y General Motors, 2008, también es el año donde el libro El capital de Marx fue bestseller en las principales capitales del mundo. Si fuera una pregunta, la respuesta serían los hechos, al ser una afirmación, lo que se dice no es verdad, aunque esto, tratándose de Kluge, puede ser intencional.

El film arranca montando inter-títulos con fuerte presencia gráfica yendo del constructivismo al Pop-Art y la intervención por “asociación libre” de imágenes en movimiento. El film es una experimentación de lenguajes. Barco. Sonido. Texto. Video. Piano. Entrevista. El film avanza atacando los contrapuntos sonoros y semánticos que surgen de la asociación libre y una codificada armonía conceptual sobre la cual se mueve el relato.

Un barco en el fondo del mar. Cámara submarina. ¿Un tesoro perdido? ¿Un pozo de petróleo? Los grandes barcos toman la pantalla nuevamente. El capitalismo domina el mundo. Surge el imperialismo. FIN.

Si bien no es el fin de un capítulo, si es el final de un argumento, las 8 horas de película concebidas, se desarrollan como un largo discurso audiovisual, separado en “episodios”. Se puede ver como una miniserie. Donde no hay límite entre la ficción y documental. A través de técnicas experimentales de Video Art-Video Wall con films emblemáticos se narra una “historia del cine”. Citas de Macbeth de Orson Wells construyen la síntesis materialista histórica que lleva al capitalismo. Este proceso culmina con Sergei Eisenstein y la realización del film Octubre.

Un capítulo para la comprensión material del “alma”

Eisenstein se preparó para filmar Octubre con el fin de estrenarla para el 10mo. aniversario de la Revolución rusa. La censura estalinista no se lo permitió, ya que el film contaba realmente lo que había pasado. Esto era inaceptable, en medio de la feroz lucha fraccional de Stalin contra Trotsky. El film, los archivos, la historia, la memoria, debían ser modificados según la conveniencia del régimen.

Kluge da cuenta de esto en su film.

Entrevista con joven historiador:

Debía bajarla de 49 mil metros a 20 mil, dejarla en 90 minutos. Esta era una empresa gigantesca, la película más grande de la historia, una empresa gigantesca.

Se cuenta como Sergei tomaba endocrinos para trabajar sin dormir, tanto que se fue quedando ciego. El film lo editó con las imágenes que recordaba. Solo podemos suponer la angustia a la que se sometía Eisenstein en sus extenuantes jornadas de trabajo, teniendo que sortear las dificultades propias del ambiente de creación cinematográfica con las enormes limitaciones tecnológicas de la época, sumado a los imposibles entuertos burocráticos en los que se metía la Revolución de Octubre. La suerte de los intelectuales y artistas soviéticos no fue mucho mejor que la de la oposición trotskista. Muchos fueron asesinados, algunos se suicidaron y muchos siguieron peleando hasta enfermarse sin remedio.

Después de filmar la película de la gran Revolución Rusa solo quedaba filmar El capital. El momento quizás de mayor inspiración personal para Eisenstein no se alineó con la historia de la humanidad. Las derrotas en la lucha de clases someterían al proletariado al retroceso en la URSS, al facismo en Europa y la II Guerra Mundial.

“Das Capital Du Kinofizieren” o el “Plan para “cineficar” El capital

Ya sumergido en el ambiente psicodélico el film de Alexander comienza una reflexión más profunda, que comienza a trazar su propio camino, avanzando unos metros más que las intenciones iniciales de Sergei.

Alexander nos lleva a un mundo trágico semi-comunista. Se narra la nostalgia del hombre por la máquina. La humanización de la máquina. Maquinización de lo humano. Video experimentación de la humanización de la maquina o una tensión en principio no aparente. Las escenas siguen su curso no lineal.

Imágenes estelares.

Voz en off:

La Vía Láctea es una masa plana en forma de espiral. La Tierra gira alrededor del sol, la Tierra gravita a 750.000 km/h en torno al centro. Una órbita completa dura 250 millones de años. La tierra existe hace unos 4 mil millones de años.

Me hace pensar en cuán poco lleva el ser humano en la tierra y aún en cuanto menos tiempo la humanidad alcanzó su estado actual. Sin tiempo para avanzar en la reflexión el film da otro “giro libre”.

Dos oficiales estalinistas tratan de entender un texto filosófico de Marx, un gag divertido, porque el texto es una abstracción fuera de contexto y los oficiales se esfuerzan burocráticamente por entender.

Luego otra entrevista vuelve a Sergei, ahora para discutir el “método de trabajo”. El método de la ballena. Abre la boca y junta todo tipo de ideas imposibles y “lo que queda, queda”.

Entrevista a un joven filósofo:

1929 es el último año en el cual se pudo pensar en cambiar el mundo. El problema de las personas y su voluntad no están contemplados en las premisas objetivistas de Marx.

Los filósofos de la ex RDA le siguen buscando la vuelta. Personalmente me gustaría preguntarle a Kluge sobre la caída del muro de Berlín, pero esta no es mí película. Entre la que quiso hacer Eisenstein con Joyce, la de Kaufmann y la de Kluge hay una continuidad manifiesta, buscada. En este sentido creo que hay que apreciar el mérito de Kluge en sacar del “anticuario de las ideologías” este gran cuerpo de inventos artísticos imposibles, y otro tanto por poner 8 horas de locuras en video.


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NOTAS AL PIE

[1Alexander Kluge, 120 historias del cine, Buenos Aires, Caja Negra Editora, 2010, p. 120.

[2Ídem.

[3Ídem.

[4Ibídem, p. 302.
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