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Red Internacional
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Editorial. Algo se cocina en Jujuy, unamos fuerza y ganemos las calles

Bajo el calor sofocante de septiembre se va cocinando el malestar social. Para los responsables de que el ajuste avance, le infunden a este momento los condimentos de una “calma chicha”, una espera desesperante, claro está, este plato se acompaña de echarle la culpa a “la gente” de que no estalle. Para otros, una oportunidad de enfrentar a los que dividen, fortaleciendo la unidad de la clase trabajadora y así llegar a las calles sosteniendo un conjunto de medidas para que la crisis la paguen los poderosos.

Jueves 26 de septiembre 14:50

La bronca crece no solo por el ataque a los jubilados, a las universidades, los bajos salarios, los tarifazos en la luz y el transporte. También porque se ríen del pueblo en la cara. Mientras le dicen que “hay que sufrir para luego estar mejor”, ellos comen asado y toman buen vino, festejando el veto a un miserable aumento a los jubilados de 18.000 pesos. En la foto está Milei, legisladores de la LLA, PRO y de la UCR.

En Jujuy la casta política tampoco la pasa mal. Vienen de darse un aumento de 700 mil pesos en las dietas de los legisladores y otros funcionarios. Mientras una maestra trabajando de lunes a viernes se inicia cobrando 550.000 pesos. Una vergüenza.

Mientras tanto se pelean por espacios de poder. En la LLA hay todo tipo de cruces nacionales y locales. Pero esta semana la nota la dio la UCR. El sector ligado a Gerardo Morales, que pese a su derrumbe político dado el rechazo popular a su Reforma, insiste en marcar la cancha. En la misma baldosa, pero en un costado, está el gobernador Sadir que se arrodilla ante Milei y administra el ajuste en la provincia. Esa “gestión” es la base para defender a su “gente” y sus negocios, obviamente, como se vio con el Girsu.

El PJ no está exento de internas, entre los que votaron el Rigi de Milei (Moisés), los que le votaron la Reforma a Morales (Rivarola) o siguen defendiendo al gobierno desastroso de Alberto-Massa-Cristina (Grabois/Chaher). Incluso hasta el Papa Francisco opera por uno u otro sector, pero lo que más le preocupa es que si a Milei le va mal (distintas encuestas anticipan una caída importante de su imagen) el PJ no esté listo para volver contener a la clase trabajadora como sucedió en el 2001. El “diablo” de la lucha de clases puede volver a meter la cola, el Vaticano lo sabe.

El ajuste fiscal es enorme. Al igual que otras provincias, Jujuy desde hace algunos años, más exactamente desde 2020, tiene superávit fiscal. ¿Cómo lo logra? Con una recaudación de ingresos que crece más que la masa salarial básicamente. Y cuando hay saltos devaluatorios e inflacionarios, el congelamiento de paritarias, les permite redoblar el saqueo al salario tal como sucedió en el verano pasado y sigue sucediendo. Ahora con el aumento del 4%. De aquí que Sadir dijera que el “ajuste” que demandó Milei a las provincias ya lo había hecho (y lo sigue haciendo). Este superávit se utiliza para pagar la deuda del parque Solar Cauchari, en el caso de Milei, a los buitres financieros.

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Suma fichas en la bronca el rol cómplice del PJ en las centrales sindicales y gremios que dirigen dejando pasar el ajuste a los estatales o pactando la reforma laboral. Pero también sobre los trabajadores del sector privado como los azucareros que cobran por debajo de la canasta familiar, más bronca da si Ledesma ganó $39.000 millones en su último balance. Y cuando se calientan los motores y se sale al paro y la movilización, se hacen ausentes, como fue el caso de la CGT y la CTA, durante las medidas de fuerza de la UTA durante 8 días. Una acción que pese a los inconvenientes que genera la falta del colectivo, tuvo un apoyo enorme en la calle y de las propias mujeres de los choferes. O el caso de los obreros de la construcción en Ledesma que fueron reprimidos sobre la ruta 34 por exigir la reactivación de las obras públicas.

Estos dirigentes saben que si se la juegan el malestar puede ir más allá de cada lugar de trabajo y confluir contra un régimen que quedó muy golpeado tras la pelea contra la Reforma. Un ejemplo de como se cuidaron está en Palpalá, allí tras 7 sesiones donde cuatro concejales, entre ellos tres del FITU, no dieron quórum junto con una coordinación popular local y movilización lograron que la UCR y el PJ retiraran la tasa Girsu. Si con esta disposición parcial de fuerzas se logró un freno en Palpalá. ¿Qué pasaría si la CGT y CTA llamaban al paro y movilización contra todos los tarifazos y todo el plan de ajuste?

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El próximo 2 de octubre está convocada una segunda marcha en defensa de la universidad pública y un paro nacional por Ctera. Es el momento donde pelear recuperar las calles y hacerlo con la mayor unidad. El 23 de abril se demostró la fuerza que pueden tener los estudiantes, los docentes, trabajadores y familias para enfrentar un gobierno y sus cómplices que son títeres del FMI, los grandes empresarios y banqueros. Esta vez, el desafío está en unir lo que las burocracias dividen, jubilados, universitarios, trabajadores de la UTA, de la construcción, aeronáuticos (contra la privatización de Aerolíneas), docentes, municipales, azucareros. Y mención destacada la unidad con las mujeres que se organizan por sus derechos de cara a un Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias que tendrá una parada previa con un pre encuentro este 28/09 con aquellas mujeres que pelean la pasividad que milita el peronismo y sus aliados para que en Jujuy no se sepa del Encuentro. En esa fuerza social unificada está la llave que desde abajo puede imponer a las centrales sindicales un plan de lucha que abra paso a la huelga general para ponerle fin al plan de ajuste y entrega de los gobiernos.

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Dar todas estas peleas requiere de convicciones porque del otro lado militan “las pasiones tristes”, el desánimo, una estrategia consciente del peronismo para que los que tienen bronca se queden en la casa a la espera que ellos resuelvan su interna para una salida electoral que ya se demostró una trampa como cuando dijeron “hay 2019”. Pero si vuelven, harían lo mismo o peor porque todos están bajo el mandato del FMI: ajustar al pueblo y saquear los bienes comunes naturales para pagar la deuda, aunque a diferencia de la derecha lo hagan con alguna tibia regulación estatal. Por eso, las convicciones solo pueden forjarse como parte de ponerle el cuerpo y dar esta pelea por unir a la clase trabajadora, a la juventud, a las mujeres, bajo una perspectiva anticapitalista y socialista. Para todo esto se necesita construir una gran fuerza política de las y los trabajadores que sea parte de conquistar una salida a la crisis a favor de las mayorías trabajadoras y terminar con toda explotación y opresión.


Gastón Remy

Economista, docente en la Facultad de Cs. Económicas de la UNJu. Diputado provincial del PTS - FITU en Jujuy, Argentina.

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