×
×
Red Internacional
lid bot

IGLESIA REACCIONARIA. Antiderechos: Obispo culpa al aborto y la homosexualidad por el covid-19

La Iglesia católica no pierde ninguna oportunidad para mostrar su carácter reaccionario y antiderechos, así lo demostró el Obispo Castro Castro con sus últimas declaraciones.

Lunes 23 de marzo de 2020

El Obispo de Cuernavaca Ramón Castro Castro declaró que “La pandemia de covid-19 es un grito de Dios a la humanidad ante el desorden social, el aborto, la violencia, la corrupción, la eutanasia y la homosexualidad”.

Según él, la crisis sanitaria que se ha cobrado ya 13,500 muertes, sería una suerte de castigo divino a la humanidad por “jugar a ser Dios”.

No es una novedad que la Iglesia manifieste su repudio a los derechos ganados en algunos lugares, como lo es el aborto, la posibilidad de cambiar legalmente de identidad genérica, en la Ciudad de México, o la eutanasia, pero no deja de sorprender la frivolidad con la que pretenden instrumentalizar la pandemia para hacer propaganda reaccionaria.

“Que se esperen los niños a ver qué género quieren ser, que un niño decida que quiere ser niña y una niña decida que quiere ser niño. ¡Ah, caray! Seguramente Dios dice: ‘¿A ver hijos a dónde van? ¡Momentito, momentito se están yendo a un abismo’. Nos quiere y nos ama pero nos está diciendo cuidado hijos”.

Con esta fraseología que históricamente ha utilizado la Iglesia para imponer su moral conservadora a través del miedo, Castro Castro busca ocultar que la profunda crisis del sector salud y las terribles condiciones en las que viven las grandes mayorías de México y el mundo producto del sistema de explotación del que la misma Iglesia se beneficia, son el origen de esta crisis que si bien tiene factores “naturales” se intensifica por las políticas negacionistas, autoritarias y de precarización de los diferentes gobiernos.

Después de haber dicho que "apoyaba el paro del 9 de marzo", ahora el jerarca eclesiástico sale con afirmaciones profundamente transfóbicas y homofóbicas.

Así busca adjudicar la responsabilidad de esta crisis sanitaria y económica a las mujeres y a la diversidad sexual que históricamente hemos luchado porque se reconozca el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas, para acabar con las muertes por abortos clandestinos y contra la transfobia que nos arranca a cientos de mujeres y hombres trans al año, de los cuales ni siquiera existen cifras reales.

Todavía el Obispo de la diócesis se atrevió a afirmar que esta enfermedad está golpeando a “blancos y negros, pobres y ricos” de la misma manera: “Es interesante como un microscópico virus viene a decirle a la humanidad: ‘¡Hey! Eres frágil, eres vulnerable, ni tu dinero ni tu poder ni tu éxito te van a ayudar, ¡date cuenta quién eres! No juegues a ser Dios’”.

No es cierto que la enfermedad golpea de igual manera a ricos y pobres y es una falacia que el estatus económico no influya en la posibilidad de sobrellevar el contagio. En México sólo el 10% de la población tiene acceso a seguro de salud, según información de Forbes, y el 60% de la población ocupada trabaja de manera informal por lo que no tienen posibilidad de acceder a la cuarentena y ven cómo sus ingresos se disminuyen en estas semanas.

Hipócritamente habla de la crisis económica que se viene y mencionó que el “50% de la población vive al día” cuando la Iglesia no ha puesto ni un peso para que esa mitad de la población pueda enfrentar en mejores condiciones los peligros del contagio, para que los hospitales y clínicas tengan insumos suficientes o para que los ingresos de les trabajadores no se vean mermados.

La Iglesia como el resto de la burguesía aprovechan las crisis para hacer eco de sus discursos de odio que hoy están más caducos que nunca.

La crisis sanitaria desatada por la pandemia del covid-19 vino a evidenciar que este mundo en el que unos cuantos se enriquecen del trabajo y la pobreza de millones no va más, y la Iglesia católica ayudó a construir este mundo del que hoy se sigue beneficiando. Es hora de acabar con todos sus privilegios y poner todo su dinero a funcionar para cubrir las necesidades de les más pobres frente a la emergencia internacional.