El ministro de Producción, Francisco Cabrera sostuvo frente a su par brasileño, que era necesario moderar las exportaciones de ese país, a fin de sostener una relación comercial "equilibrada".
Martes 26 de abril de 2016
Fuente foto: iprofesional.com
El lunes se realizó en Brasilia una reunión del Comité de Comercio y Producción, de la que participaron por parte de la delegación argentina el secretario de Industria, Martín Etchegoyen, el secretario de Comercio, Miguel Braun, y la subsecretaria de Comercio Exterior, Leila Nazer y los funcionarios brasileños afines al comercio y la industria.
El objetivo de la mismo fue redefinir las condiciones de la relación bilateral entre Brasil y Argentina. Estuvo presente y encargado de las negociaciones por parte de Argentina, el ministro de Producción Francisco Cabrera, quien bregó por una moderación de las exportaciones desde Brasil.
Las economías de Argentina y Brasil, las mayores del MERCOSUR, se encuentran entrelazadas y en algunos sectores, por ejemplo el automotriz, funcionan como mercados integrados. A partir de la recesión y crisis política de Brasil, el comercio entre ambos países se vio resentido y trajo consecuencias, como se señala en “Argentina y Brasil: una relación comercial cerca de la bifurcación”.
Uno de los principales “síntomas” de la retracción de la actividad económica en Brasil, luego de casi dos años de recesión y planes de ajuste, fue la caída del consumo interno. Por este motivo, desde el país vecino buscan colocar “afuera” los productos que no pueden vender internamente.
Para ponerle un freno a una posible lluvia de importaciones brasileñas, Pancho Cabrera propuso a su par brasileño, Armando Monteiro, que se moderen las exportaciones de Brasil hacia la Argentina, buscando sostener la relación comercial en niveles de “equilibrio”, según definió el funcionario argentino.
Ayer el INDEC publicó los datos de la balanza comercial del mes de marzo que marcaron un déficit de 266 millones de dólares y acumula en tres meses un desequilibrio de 381 millones de dólares. Así, las exportaciones de marzo alcanzaron un valor de 4.452 millones de dólares mientras que las importaciones ascendieron a 4.719 millones de dólares.
Las exportaciones a Brasil alcanzaron 768 millones de dólares, mientras que nuestras importaciones desde este país, ascendieron a 1.185 millones de dólares. Esto implicó un déficit de Argentina de 417 millones de dólares con el país vecino.
El sector automotriz, la principal preocupación
Esta rama de producción se mantiene en “alerta” tras la caída de ventas a Brasil, el principal destino de las exportaciones de automóviles producidos nacionalmente. Si bien es cierto que la relación comercial en este sector ha sido “estructuralmente” deficitaria para la Argentina, el peligro es que la brecha se agrande y las importaciones superen por lejos a las exportaciones.
En una nota de El Cronista, que apela a datos de la consultora Abeceb, se evidencia que los números del primer trimestre muestran un saldo negativo de u$s 1112 millones y una proyección anual de u$s 4183 millones, en comparación a 2015 cuando el déficit comercial fue de u$s 2515 millones.
Ante las propuestas del gobierno, los funcionarios brasileños mostraron interés por reactivar la relación comercial, aunque sin comprometerse a nada más. La reunión se dio sin la presencia de los sectores privados, quienes al menos han hecho públicas sus intenciones de trasladar su exceso de producción a otros países como Argentina. Con esos límites, se resolvió reactivar la Comisión Bilateral de Producción y Comercio y el Comité Automotriz.
A pesar de los pedidos de los funcionarios macristas, el sector automotriz ya cuenta con miles de suspensiones en las principales plantas terminales del país, como Fiat y Volkswagen. Las suspensiones que funcionan como “ajustadoras” del salario de los trabajadores no son la única medida que refleja la retracción de la producción, también se ofrecen en todas las plantas retiros voluntarios que se pagan con indemnizaciones del 150%.
La situación alarmante ha empujado a la burocracia sindical del SMATA, enemigo de la organización política de los trabajadores, a amenazar con detener la producción allí donde comience un proceso de reemplazo de piezas nacionales por piezas importadas. Luego del plenario del gremio realizado hace pocos día, Pignanelli sostenía: “Cada pieza que se desnacionaliza es un retroceso”.
Las medidas propuestas por el macrismo no son más que “buenas intenciones”, mientras los trabajadores continúan perdiendo poder de compra con la creciente inflación y aún no logran recomponer sus salarios luego del impacto de la devaluación de diciembre, ya que de paritarias mucho no se habla y sólo pocos gremios han logrado acuerdos. Ayer desde el gobierno anunciaron el Plan del Primer Empleo, que facilita la flexibilización laboral sobre la juventud y da otro guiño más al sector empresarial, el favorito de la CEOcracia gobernante.
Guadalupe Bravo
Nacida en Trenque Lauquen, Provincia de Buenos Aires en 1985. Es economista, recibida en la UBA. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2004. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.