El PSOE revalidaría su victoria. El neorreformismo pedirá más gobiernos de coalición, revalidaría algunos ayuntamientos, otros pasarían al PSOE. La guerra en la derecha seguirá abierta. Puigdemont llegaría a la Eurocámara.
Santiago Lupe @SantiagoLupeBCN
Jueves 9 de mayo de 2019
Esta noche arranca oficialmente la campaña electoral de las europeas, municipales y autonómicas -en 13 de las 17 comunidades-. El domingo 26 de mayo será todo un super domingo no solo porque coinciden estos tres comicios, sino porque además los resultados serán leídos como una suerte de segunda vuelta de las pasadas elecciones del 28A.
Unas horas antes de la “pegada de carteles” de medianoche, el CIS hacía pública su última encuesta que, en términos generales, no dice nada muy distinto a las tendencias que marcaron los resultados de las generales. El gran límite del estudio es que se realizó antes del 28A, con lo que no mide el posible impacto de aquellos resultados.
El estudio del CIS ha levantado el titular casi unánime de los grandes medios de que se repetirá la victoria socialista. Como en las generales el partido de Pedro Sánchez obtendría 3 de cada 10 votos, lo cual, si cuenta con el apoyo de los diputados de Podemos e IU, algo harto probable, le permitiría gobernar en 11 de las 13 comunidades en disputa. Entre ellas habría algunos feudos tradicionales de los socialistas, como Extremadura o Castilla la Mancha -donde se ha venido ensayando en los últimos meses un gobierno de coalición con Podemos, pero también otros que llevan décadas en manos del PP como Castilla y León, Murcia o, la más importante de todas, la Comunidad de Madrid.
En esta última el PP viene gobernando nada menos que desde 1995, incluyendo el capítulo de la “compra” de diputados y repetición de elecciones de 2003, el famoso “Tamayazo”. En esta ocasión el PSOE, que repetiría diputados, sumaría con los votos de Más Madrid y Unidas Podemos, que juntos llegarían a 8 diputados más que los de Podemos en 2015. Paradojas de la vida, la división entre Errejón e Iglesias, ayudados por tratarse de una elección uniprovincial, facilitaría esta subida de escaños en comparación con las anteriores, cuando la lista en solitario de IU quedó fuera de la Cámara madrileña por no llegar al porcentaje mínimo.
De confirmarse estos resultados las tendencias a la crisis y casi descomposición del PP se verán agravadas. Incluso aunque pueda beneficiarse de una posible concentración del voto -a vistas que la división a tres acabó perjudicando a las derechas en el 28A-, la pérdida de algunos bastiones de poder territorial aumentarán la sensación de barco que hace aguas. Y las ratas ya se sabe... buscan siempre una vía de salida, que en este caso tiene dos direcciones, o a Cs o a Vox.
De la misma manera que Casado está tratando de virar su campaña para mejorar la catástrofe -no tanto moderando su discurso como atacando más a sus competidores- Rivera parece que tendrá complicado lograr el sorpaso del que tan cerca se quedó, en votos, en las generales. Según el CIS, aunque Cs avanza, se queda por lo general a una decena de puntos de los populares. Y a Vox por su parte, el CIS, lo devuelve a una horquilla baja en torno al 5%. Sin embargo el reparto de votos entre estas tres formaciones seguirá siendo una de las incógnitas hasta el final, dado que la guerra por ver quien hereda la derecha del régimen es una guerra que solo acaba de empezar.
El PSOE tiene por delante dos semanas claves para reconformar su victoria, ganar poder territorial y de esta manera una mejor posición de fuerzas para imponer su plan de un gobierno en solitario con el apoyo dócil de Unidas Podemos. Éstos últimos por su parte tienen el reto opuesto, lograr ser lo más decisivos posible para que el PSOE pueda gobernar y que las negociaciones “discretas” que anunció Iglesias el martes en Moncloa sean lo más globales posibles. Podemos e IU están decididos a hacer valer sus resultados en el segundo round para lograr un gobierno de coalición con los social-liberales, un salto cualitativo en su integración en el régimen político.
El otro importante campo de batalla serán las municipales de las grandes ciudades. Los llamados “ayuntamientos del cambio”, la principal experiencia de gestión “amable” del capitalismo metropolitano de la izquierda del cambio, tendrán que ver si revalidan o no sus mandatos.
Según el CIS Manuela Carmena -que viene realizando una campaña cada vez más a la derecha, con guiños a los empresarios o los grandes tenedores de vivienda - gobernaría con el apoyo de los socialistas, subiendo además entre 1 y 3 concejales. No incluye el estudio la lista que presentarán IU, La Bancada y Anticapitalistas, encabezada por el ex concejal de Hacienda Sanchez Matos, pero en principio no afectaría al resultado global. A pesar de las críticas a los aspectos más brutales del legados de Carmena, como la Operación Chamartín o su guerra contra los manteros, esta candidatura no opone un programa anticapitalista, reivindica parte del legado carmenista y, sobre todo, no niegan que apoyarán otro gobierno de la alcaldesa.
Más reñida parece la cosa en Barcelona, donde Colau según el CIS ganaría por la mínima al candidato de ERC, Ernest Maragall, que duplican sus resultados. La CUP por su parte, que en el consistorio se ha mantenido como una oposición por izquierda al ayuntamiento del cambio -algo que por otra parte contrastaba con la política de mano extendida a la dirección procesista- se quedaría con 2 de los 3 concejales que tiene actualmente.
Pero es Zaragoza la plaza con peores perspectivas para el neorreformismo. La división entre Zaragoza en Común e IU por un lado, y Podemos por el otro, hace que aunque mantienen o incluso puedan mejorar el número de votos de este espacio político respecto a 2015, la mejoría del PSOE -que pasa de 6 a 8 o 9 concejales- dejaría en sus manos la formación de gobierno. Algo similar ocurriría en el ayuntamiento de Santiago de Compostela, donde el PSOE superaría a la candidatura del cambio “Compostela Aberta”.
Más allá de las diferencias entre un consistorio y otro, el común denominador es que muy probablemente el grueso del poder municipal quede en manos de los social-liberales y las candidaturas del neorreformismo, ambos como socios mutuos de los siguientes gobiernos. Se preparan para darle continuidad a unas políticas -las del “cambio”- que han sido sostenidas por los grupos municipales socialistas -incluso siendo parte del gobierno municipal como durante una buena parte de la legislatura en Barcelona-, entre otras cosas, porque si se han caracterizado por algo ha sido por el extremo respeto a los negocios e intereses de las grandes empresas, tenedores de suelo, la banca... a cambio de algo de política de gestos y las pequeñas medidas sociales que el pago de la deuda, del que han sido campeones orgullosos, permitía.
Estas perspectivas municipales de “gobiernos progresistas” aplicando las tradicionales políticas de los social-liberales -las del viejo turno cuando tocaba la hora de gobernar al PSOE-, y que tendrán su correlato en muchos gobiernos autonómicos y puede que hasta en el estatal, hacen más urgente y necesario aún la necesidad de construir una izquierda que pelee por un claro programa anticapitalista y antirégimen, que apueste por el desarrollo de la movilización social como eje y por la más absoluta independencia política de estos gobiernos y los partidos que los sostengan. Sólo así podremos construir una alternativa para resolver los grandes problemas sociales, las demandas democráticas pendientes y prepararnos para enfrentar a las tendencias más reaccionarias, de las que Vox solamente es la punta del iceberg.
El último elemento relevante de la encuesta del CIS lo encontramos en el barómetro de las europeas. Como apuntaban los resultados del 28A, y muy a pesar de la inquisitorial Junta Electoral, ERC y el PDeCAT obtendrían acta de parlamentario. En el caso de los republicanos sería Junqueras, uno de los presos políticos juzgados en el Supremo que también ha salido electo diputado a las Cortes Generales. En el caso de los exconvergentes se trataría nada menos que de Puigdemont, que volverá a jugar esta baza para, acogiéndose a la inmunidad parlamentaria que solo la Eurocámara podría retirarle, intentar poner en cuestión la causa política abierta contra el independentismo desde la Judicatura.
Será interesante ver qué consecuencias puede tener esta nueva jugada – lo de “maestra” ya no se lo cree ni el más fiel del procesismo -. Pero, lejos de todas las ilusiones que la dirección independentistas ha puesto y sigue poniendo en la “comunidad internacional”, “Europa” o “internacionalizar el conflicto”, la solución a la cuestión catalana seguirá pendiente de que el movimiento democrático se reprenda con una hoja de ruta independiente de estas direcciones, con eje en la movilización social -con la clase trabajadora al frente y junto a los setores populares de todo el Estado- y ligando las demandas democráticas a la resolución de los grandes problemas sociales.
Santiago Lupe
Nació en Zaragoza, Estado español, en 1983. Es director de la edición española de Izquierda Diario. Historiador especializado en la guerra civil española, el franquismo y la Transición. Actualmente reside en Barcelona y milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.