A pesar del repudio que anticipó la medida, finalmente se dio a conocer el decreto firmado por el intendente que prohíbe la realización de estas fiestas. Son 17 las fiestas programadas durante enero.
Jueves 12 de enero de 2017
El día martes se publicó a través de la cuenta de Twitter de la Municipalidad “Se suspenden las fiestas de música electrónica en General Pueyrredon desde la fecha por decreto firmado por el intendente Arroyo y el secretario de Gobierno Vicente”. Y agregó: “Se basa en preservar la salud de personas en un ámbito donde se produce consumo de drogas y alcohol”.
Un papelón. El anuncio generó un repudio masivo entre los jóvenes que a través de las redes sociales se manifestaron y tildaron a Mar del Plata como la “ciudad triste”. Pero no fue el descontento juvenil lo que provocó tropiezos e idas y vueltas del intendente, sino las amenazas de los empresarios y productores de estos eventos.
Los empresarios aseguraron que irían a la justicia si no les autorizaban la realización de las 17 fechas que ya están convocadas en la ciudad, con la participación de artistas internacionales. Frente a esto el intendente se reunió con los empresarios y en un fugaz comentario a la prensa afirmó que “el decreto en ningún momento habla de prohibición, dice que yo no autorizo, nada más”.
Nuevamente las fiestas electrónicas están en debate, pero una vez más el intendente opta por la prohibición y la estigmatización de la juventud que sólo busca divertirse en vez de atacar la desidia de los empresarios y la policía que son los verdaderos responsables, como en Time Warp, de que este tipo de eventos se cobre la vida de varios jóvenes.
Los operativos policiales que incautan las mochilas de los asistentes son parte del negocio empresarial. Los empresarios manejan la venta de droga dentro de los establecimientos. La falta de agua gratuita en los baños o puestos sanitarios para que paguen fortuna por una botella de agua para hidratarse y la sobreventa de entradas que superan ampliamente la capacidad de los establecimientos producen un cóctel criminal contra la juventud. A la sed de ganancia de los empresarios le importa poco y nada la salud de los jóvenes.
Arroyo responsabiliza a la juventud que sólo busca disfrutar de estas expresiones artísticas. A éstas alturas el Municipio ya se convirtió en una máquina de prohibir. Asumió atacando y vaciando el área de cultura, hostigó al circo independiente “La Audacia” que finalmente comenzó a funcionar frente al Faro, atacó a las expresiones artísticas callejeras, desarticuló la comedia municipal y corre el mismo riesgo el Teatro Municipal Colón porque hace un año no se paga el alquiler.