Se trata de Luis Cámera, un médico que participó en una reunión de expertos este lunes en Casa Rosada. Dijo que hay que prohibir las movilizaciones por un mes. Del transporte público o los contagios en lugares de trabajo, ni una palabra.
Martes 27 de abril de 2021 19:47
Un epidemiólogo que es asesor de Alberto Fernández salió este martes a reclamar represión a las movilizaciones, justo cuando cientos de trabajadores y trabajadoras protagonizaban un corte en el obelisco exigiendo por salario, contra los despidos, para terminar con la precarización y por el cumplimiento de los protocolos en los lugares de trabajo para evitar los contagios, entre otros reclamos.
"Todo lo que pueda sonar a reprimir algunas conductas de la gente es una palabra que no se puede usar, es una palabra prohibida y eventualmente también prohibida de hacer porque se hacen comparaciones extrañas con décadas atrás que para mí no tienen nada que ver", insinuó Cámera.
En el mismo sentido, desde los grandes medios de comunicación, tanto oficialistas como los más afines a la derecha cambiemita repitieron durante todo el día un discurso contra las medidas de lucha. Incluso los medios que han cubierto y hasta alentado las marchas "anticuarentena" durante todo el 2020. Las cámaras hacían primer plano de las caras de los manifestantes para ver si conseguían enfocar en alguno que no tuviera barbijo, aunque sin mucha suerte.
En redes sociales, los mismos negacionistas de la pandemia que convocan movilizaciones por "la libertad", exigiendo que se abran todas las actividades sin importar que sean miles los trabajadores y las trabajadoras que se contagian y mueren a diario, este martes tuvieron un repentino ataque de conciencia epidemiológica y pedían de la misma forma palos para quienes estaban reclamando en el centro porteño.
No se escucharon en estos días frases de preocupación de este asesor Cámera sobre las condiciones de hacinamiento en las que viajan miles y miles de personas para ir a trabajar cada día, o de las fábrica que se ven obligadas a cerrar turnos porque se contagian decenas de trabajadores en pocos días. Tal vez la preocupación no sea por la aglomeración de gente. Tal vez la preocupación sea por el contagio de las ganas de decir basta.