La irrupción de la patota comandada por Martínez Rojas se da en el marco de un ataque en regla a los trabajadores de prensa. Una prepotencia amparada por Cambiemos, en su máxima expresión.
Juana Galarraga @Juana_Galarraga
Martes 5 de julio de 2016
El ataque salvaje a la redacción de la cooperativa Por más Tiempo – Diario Tiempo Argentino en la madrugada de ayer, por parte de una patota comandada por el empresario Mariano Martínez Rojas, generó un amplio repudio. Despertó la solidaridad de colegas, diversos sectores y personalidades. Incluso, contó con cobertura de los grandes medios de comunicación como TN, que poco acostumbrados están a hacerse eco de los reclamos de los trabajadores de prensa.
Ver también: Indignantes declaraciones de Martínez Rojas: “Están usurpando mi empresa”
Es que el ataque a Tiempo fue desmedido, expresión del empresariado envalentonado para hacer de sus empleados y su fuente de laboral lo que les plazca. Precisamente en el sector de prensa, el ataque a las condiciones de los trabajadores y trabajadores y su organización, viene en escalada y de larga data.
Solo por mencionar algunos ejemplos de los últimos días: el sábado 2 de julio amaneció con la noticia de que los despidos llegaron a revista Veintitrés, perteneciente al Grupo Crónica de los hermanos Olmos. 7 periodistas y reporteros gráficos, corresponsales de la revista en Córdoba y Rosario, quedaron en la calle sin previo aviso. El 1º de julio se supo que en Canal 26 de Alberto Pierri, la patronal despidió a 10 trabajadores en medio de amenazas de avanzar con más despidos. Estos se suman a otros que el empresario y ex dirigente peronista de La Matanza, ya había realizado en marzo. El 28 de junio La Nación echó a dos trabajadores de prensa que desarrollaban sus tareas en Barracas. El 22 de junio La Nueva Provincia de Bahía Blanca, despidió a 26 empleados. El 17 de junio 90 trabajadores fueron despedidos de la productora PPT (Pensado Para Televisión), bajo la modalidad de "retiros voluntarios". Estos son solo algunos ejemplos recientes de la sangría que las empresas realizan en el sector, que según denuncia Fatpren ya alcanza la cifra de 2.500 despidos.
Los trabajadores de Página/12 por su parte, vienen en lucha por salario digno y realizan una campaña para visibilizar la situación de precarización laboral que la patronal Editorial La Página S.A. intenta imponerles. Rechazan una de las paritarias más bajas, del 24,9 % de aumento anual, acordada a sus espaldas por el sindicato UTPBA y las patronales de Clarín, La Nación, Página/12 y Perfil (AEBDA). Es que el avance de los despidos en prensa se desliza sobre la pista propicia de la precarización total que padecen los trabajadores y trabajadoras de prensa en el país.
Prepotencia como respuesta a la organización
El ataque patotero a Tiempo, es la expresión más extrema de la prepotencia patronal que ha tenido rienda suelta por parte del Estado para despedir y precarizar. El encarnizamiento demostrado en la destrucción y el alcance simbólico del hecho de que el patrón mismo haya sido el que físicamente asistió a tal destrucción, representan el desprecio ante la organización y la lucha de los trabajadores. El tipo tiene bronca y así lo expresó en declaraciones a los medios.
“Yo fui a recuperar mi empresa, no fui a robar ni romper nada. El diario es mío, la marca también, así como la empresa. Ellos se despidieron hace 3 meses. Es una cooperativa clandestina. No es una empresa en recuperación". Ahora recuerda que es el dueño, dato que parecía no tener en cuenta mientras dejaba a sus empleados sin cobrar y a más de 100 familias sin comer. Ahora que ellos mismos decidieron emprender la tarea de hacer funcionar el diario, el empresario decide arremeter contra su fuente laboral.
Los trabajadores de Tiempo Argentino vienen en lucha desde el año pasado contra el vaciamiento del Grupo 23, que fuera propiedad de los empresarios Matías Garfúnkel y Sergio Szpolski. En el marco de este proceso en el que distintos medios como Infonews fueron cerrados, Tiempo Argentino y Radio América quedaron en manos de su supuesto nuevo dueño, Martínez Rojas. Ante el incumplimiento de pagos de salarios, la continuidad de maniobras vaciadoras y un lockout patronal que suspendió la salida del matutino a la calle, sus trabajadores ocuparon la redacción. Organizados finalmente lograron poner en pie la cooperativa que sufrió el ataque de ayer.
Lo de Tiempo es un ejemplo de organización en el gremio de prensa, hecho que se suma a otros hechos profundamente significativos como la fundación de un nuevo sindicato, el Sipreba y la marcha del 8 de junio que reunió a alrededor de 3000 trabajadores de prensa de todo el país en reclamo contra los despidos, cierres y la precarización laboral.
Ataque a la prensa como política de Estado
Sin dudas el envalentonamiento de los patrones de las empresas de medios no es un hecho aislado y tiene que ver con el clima de época percibido a partir de la asunción de Cambiemos y la CEOcracia.
El gobierno necesita avanzar en su plan ajustador y represivo, objetivo para el cual intenta tomar ciertas medidas precautorias como la implementación del protocolo antipiquetes. Dicho protocolo impulsado por la ministra Patricia Bullrich, en su artículo 3 establece que "la participación de los medios de comunicación se organizará de modo tal que, los periodistas, comunicadores y los miembros de sus equipos de trabajo desarrollen su labor informativa en una zona de ubicación determinada, donde se garantice la protección de su integridad física, y no interfieran con el procedimiento". Lisa y llanamente, establece la creación de un corralito para que la represión pueda ejercerse alejada de los ojos de los periodistas y reporteros gráficos.
Recientemente en la provincia de Buenos Aires, con los escándalos de corrupción K y las denuncias por Panama Papers como contexto, la gobernadora Vidal tuvo que dar marcha atrás con un decreto disponía la sanción con cárcel a los periodistas que divulguen la declaraciones juradas de sus funcionarios.
Desde el Estado se diseña todo tipo de ataque a la libertad de prensa y cercenamientos al desempeño laboral de los periodistas, con el único objetivo de garantizar impunidad. Resulta lógico que ante esto los patrones se sientan contenidos para tratar a los trabajadores de prensa como material descartable y para incursionar en apretadas por la madrugada como hizo ayer Mariano Martínez Rojas.