La empresa redobló la apuesta con retiros voluntarios, despidos y vacaciones adelantadas que comenzó a implementar en sus plantas de Gran Buenos Aires y CABA.
Redacción MAC Zona Sur @MAClasistas
Jueves 31 de enero de 2019 08:33
Imagen: Archivo LID
Después de que Coca-Cola Femsa comprase Monresa (la embotelladora más importante de Uruguay), de haber invertido millonarias sumas en dos líneas de producción de última tecnología en su planta de Pompeya y de haber aumentado los precios de sus productos en más del 65% en los últimos 6 meses, la empresa quiere dar la idea de que se encuentra en una situación difícil. Se estima que así como hizo Villa del Sur en su planta de Ruta 2, Femsa también presentará un preventivo de crisis (PPC) para dejar la puerta abierta para despidos masivos, adelanto de vacaciones y traslados compulsivos de personal, todas políticas para que sean los trabajadores los que nuevamente se conviertan en la variable de ajuste. Ya lo vienen siendo, al estar cobrando el 20% de aumento correspondiente a las paritarias del 2018 en tres cuotas. La nueva tecnología quiere usarse para echar trabajadores, en vez de mejorar las condiciones de la producción para que ya no haya operarios accidentados o rotos por el trabajo manual repetitivo.
Femsa inició un plan de retiros voluntarios y despidos en sus plantas de Monte Grande, Loma Hermosa, Villa Celina y Lomas del Mirador, ubicadas en la Provincia de Buenos Aires. Se esperan también despidos en la planta que Coca Cola tiene en el barrio porteño de Pompeya, donde pusieron en pie un programa de retiros voluntarios, al igual que en la planta Parral de Villa Crespo de la misma ciudad.
Mientras tanto, ni la Fataga (Federación Argentina de Trabajadores de Aguas Gaseosas) ni las seccionales del Sutiaga (Sindicato Único de Trabajadores de la Industria de Aguas Gaseosas) están resistiendo esto mediante un plan de lucha, demostrando una vez más su subordinación y complicidad con las políticas antiobreras de la empresa.
Trascendió que Femsa batió récords de producción y ventas durante décadas, ganando una fortuna; ahora que no pueden ganar todo lo que quisieran le lloran la carta al gobierno y atacan a los trabajadores. El sindicato debe denunciar la situación real en el Ministerio de Trabajo y exigir la apertura de los libros contables de la empresa, para frenar el intento de ésta de presentarse en crisis.
Tanto la empresa como el sindicato tienen una buena relación con el gobierno; un exjefe de Legales de Femsa, Guillermo Casanova, trabaja junto a Cambiemos, y Fataga sacó solicitadas celebrando el triunfo de Macri y dando la idea que el país estaba dando un paso adelante como Nación.
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La situación actual muestra una escalada en el ataque perpetrado por la patronal, y hasta el momento se conocieron 29 despidos y 87 retiros voluntarios (despidos encubiertos) en la planta de Monte Grande, Pompeya, Villa Crespo, Lomas del Mirador, Loma Hermosa y Villa Celina. Aun se desconoce la cantidad de empleados de áreas administrativas que se encuentran en estas situaciones.
Al ser consultados, los trabajadores nucleados en la Agrupación Marrón dijeron que vienen denunciando el plan patronal, llamando a la unidad de los trabajadores y exigiendo al sindicato y a los delegados que organicen asambleas para votar un plan de lucha y frenar las políticas de la patronal. Nada de eso ocurrió. Lejos de ocuparse de estas situaciones, quienes están en el sindicato parecen estar más concentrados en hacer buenos negocios. La Federación (Fataga) estuvo denunciada el año pasado por malversación de fondos por la compra un predio en General Rodríguez y un apart hotel en Villa la Angostura, sin que los afiliados al día de hoy puedan hacer uso de las instalaciones de ninguno de esos lugares.
Quienes integran La Marrón anunciaron que, como hacen habitualmente, darán pelea para que quienes dicen representar a los trabajadores, de una vez por todas, dejen de mirar para otro lado y salgan a enfrentar a esta patronal que se la sigue llevando en pala, a pesar de la baja actual en sus ventas. Llaman a la más amplia unidad y organización de los trabajadores para que no haya una familia más en la calle, mientras siguen luchando por la reincorporación de varios trabajadores despedidos de forma discriminatoria el año pasado, hecho al que se suma la persecución contra activistas de la agrupación con suspensiones y descuentos.
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