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Red Internacional
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Debate. Atilio Borón en Rosario: el alcance de la resignación

El viernes 4 de noviembre, en la Facultad Libre de Rosario, se realizó la segunda charla del ciclo “Cambiamos. Conversatorios acerca de disputas culturales y nuevas derechas”. El invitado esta vez fue el politólogo Atilio Borón.

Lunes 7 de noviembre de 2016 15:25

Luego de haberse alineado primero, a los gobiernos “posneoliberales de América Latina luego al kirchnerismo y más tarde, directamente, a la candidatura del ex motonauta menemista, Atilio Borón vino a disertar a Rosario sobre la actualidad del gobierno de Cambiemos.

La dinámica de la exposición de Borón fue a partir de las preguntas del público. La primera fue en relación al llamado “fin de ciclo” de los gobiernos progresistas y la consolidación de una nueva derecha en América Latina. Borón haciendo malabares y abstrayendo la realidad, por ejemplo del golpe institucional en Brasil, dio algunos fundamentos para mostrar que no hay ninguna consolidación de estos sectores. Insólito. Comentó que el gobierno de Temer en Brasil está mal económicamente y que a los ojos de la población es visto como un gobierno corrupto y que el caso de Argentina es similar; las inversiones no llegarán y no bajará la inflación ni los despidos. “El fin de ciclo no tiene ninguna sustancia sociológica, sociopolítica, analítica, es simplemente una estrategia de los medios de propaganda para que bajemos los brazos y facilitemos la tarea del señor Mauricio Macri”, afirmó.

Esta argumentación de Borón corresponde más a una frase de autoayuda de “no nos han derrotado” que aun análisis objetivo de la realidad latinoamericana. Los gobiernos progresistas transitan un tortuoso ocaso como lo muestra “capítulo brasilero”, donde el PT de Dilma y Lula pasó de aplicar un brutal ajuste a negarse a movilizar a los sindicatos para enfrentar el golpe de la casta política de Temer y compañía. La crisis de Temer y los límites de Macri tienen que ver, como afirma Borón, con puntos débiles de esas derechas pero su asunción y consolidación como un fenómeno continental tiene que ver con la incapacidad y falta de voluntad de esos gobiernos “populistas” de movilizar a sectores populares y de atacar intereses concentrados de los capitalistas. Claro que reconocer eso, para Borón, implica pensar el fracaso de toda su apuesta política.

Scioli o barbarie

Cuando se le preguntó si más que un fin de ciclo no era una profundización de determinadas políticas, respondió que Macri y Scioli no eran lo mismo. “Scioli no hubiera lanzado una alianza como la del Pacífico, no hubiera reducido el presupuesto del CONICET ni de las universidades. Por supuesto que sí se habría sentado a negociar con los fondo buitres ahora yo te digo, si ganaba Del Caño también se sentaba a negociar”.

Aquí la apología sciolista del “marxista” Borón llegó a los límites de lo absurdo. Esa visión de un Scioli que hubiera resistido es refutable desde cuatro lugares distintos. Primero, desde el ejemplo brasilero donde Dilma hizo campaña diciendo que no ajustaría como la derecha y terminó aplicando un ajuste que hace quedar como un juego de niños el ataque macrista. Segundo, niega el camino de los gobernadores del Frente para la Victoria que aplicaron un ajuste tan brutal como el de Cambiemos. Tercero, se hace el distraído con el rol de los senadores y diputados kirchneristas que fueron y son decisivos para la aplicación del ajuste de Macri. Cuarto, se niega a reconocer que el ajuste y la entrega a los buitres ya había empezado con Cristina. Todo sea para justificarse a sí mismo y la corta mirada estratégica del resignado Borón.

Foto: Facebook Facultad Libre

Complaciendo al Capital

Por otro lado, la mención de Borón a Del Caño, el único candidato que sostuvo el “no pago a la deuda externa”, se puede tomar como un reconocimiento producido por la molestia que le genera al converso Borón la existencia de una izquierda con peso en la realidad, que no entregue principios ni programa de lucha.

¿Cuáles fueron los errores de los gobiernos “populistas”? Borón responde que fue haber pensado que tenían la lealtad política de los sectores populares, como ocurrió en los 70. Sostuvo que hay un cambio cultural en donde las políticas sociales son vistas de manera negativa, como dádivas que corresponden por ser ciudadanos y por parte de los gobiernos son vistas como instrumentos de lealtad electoral, lo cual no se demostró. En ningún momento se le ocurre pensar que lo que el llama “escasa lealtad” es proporcional a la profundidad de los cambios producidos. A transformaciones que no atacan de lleno los intereses de la clase dominante y a regímenes bonapartistas que retacean la participación y la toma de decisiones por parte de los trabajadores y sectores populares, corresponde un escaso entusiasmo para defender lo que apologistas como Borón consideran, desde sus despachos, grandes conquistas.

Con respecto a la Argentina puntualizó en 3 errores del kirchnerismo: su política inflacionaria que fue ocultada durante mucho tiempo, no haber realizado reformas tributarias y que el dinero recaudado por las exportaciones fueron a manos de las transnacionales y algunos capitales locales sin haberse propuesto nunca la nacionalización del comercio exterior. Básicamente, resumiendo, no tomar ninguna medida de fondo. No se entiende, por ende, el entusiasmo de Borón y cía.

Un balance (de la era) kirchnerista

Cuando se le preguntó sobre dos elementos importantes para pensar la derrota del kirchnerismo alegó a dos. La primera, las condiciones de un movimiento obrero precarizado y tercerizado. La segunda las cuestiones de género, siendo que fue un gobierno que no legalizó el aborto, que no profundizó la ley de trata, que destinó poco dinero para los casos violencia de género lo que desembocó en el primer #NiUnaMenos.

Borón respondió que no cree que las cuestiones de género resten apoyo electoral ya que Argentina es un país atrasado en estas cuestiones. Una respuesta a contramano de lo que vivió Rosario casi un mes atrás donde marcharon más de 60 mil mujeres en el Encuentro Nacional de Mujeres. Y, sobre todo, legitimadora de los límites y las cobardías del kirchnerismo.

También dijo, y quizá en esto coincidamos, que el Frente Para la Victoria tuvo una política electoralista y no salió a organizar las calles. Acusó a los dirigentes de quedarse inmovilizados después de la primera vuelta y que fueron las personas las que salieron a militar. Por eso afirmó que si las elecciones se postergaban una semana más ganaba el kichnerismo. “Las elecciones no las ganó Macri, las perdimos nosotros, por nuestros errores”. Sin embargo no se le ocurrió plantear que esta parálisis es intrínseca a un aparato político y sindical kirchnerista totalmente burocrático, y que el entusiasmo con el que se militó fue proporcional a lo que Scioli “despertaba” en la población.

Burocracia sí, trabajadores no

Otra cuestión en las que puntualizó Borón fue en la figura de Scioli con la mención de que el kirchnerismo no contaba con ningún otro candidato mejor. También dijo que había que terminar con las listas a dedos, que las bases deben elegir a sus propios candidatos. “A los líderes no se los apadrina, nacen y están o no están”. Además recordó algunas anécdotas en las que el candidato del modelo fue tratado con mucha hostilidad por parte de su propio partido. En el peronismo se deben estar riendo todavía con esta combinación de “pejotismo” y autoorganización de bases que tiernamente propone Borón.

Enfatizó en la necesidad de que la política surja desde las bases hacia los líderes y no de manera unilateral. Al pensar sobre las estrategias y las tácticas de luchas, se refirió a cómo los metrodelegados de los subtes habían realizado un paro durante días "perjudicando" a los trabajadores. “Si son tan guapos, porque no se van a la casa de Larreta y se paran sin hacer nada, mirando fijamente y que no se muevan de ahí durante una semana y dejan que en el los subtes se viaje gratis... el foco de la teoría es que si se intensifica el sufrimiento de la clase obrera se produce una radicalización política y así se da la revolución”, sostuvo el politólogo. Borón propone un kirchnerismo sin burocracia sindical y sin verticalismo peronista. Eso, se sabe, no existe excepto en los artículos de Borón y de Carta Abierta. Y, encima, ataca a la acción directa.

Una política de izquierda

Desde la izquierda preguntamos ¿cómo piensa que los trabajadores van a enfrentar al ajuste si no es por medio de un paro, siendo este un método que, lejos de enfrentar a trabajador con trabajador, ha logrado muchas conquistas? . Una de las exigencias claves que hay que hacer desde la izquierda y los sectores clasistas de los trabajadores es que la CGT rompa la tregua o terminar con la política de tibias movilizaciones de la CTA.

Borón sostuvo estar en contra del dogmatismo de cualquier táctica de lucha y planteó que el paro solo sirve para algunos sectores de la economía: “Si una fábrica tiene sobre producción y hacen un paro facilita la labor de los empresarios, lo que tenes que hacer es trabajar más para refundirlo y que no sepa a dónde meterse los autos”. No hay ejemplos en ningún libro de historia que abalen la teoría del politólogo. Ello solo muestra un desconcierto a la hora de pensar qué es el capitalismo y cómo enfrentarlo. En realidad todas las volteretas apuntan a condenar la acción directa de la clase trabajadora. Para Borón las cosas se cambian desde el Estado, desde militares generosos, punteros que distribuyen la riqueza o dadivosos capitalistas nacionales.

Borón propone es salir a las calles para enfrentar al macrismo y lo expone como un postulado brillante, como una tarea a realizar desde mañana, sin mencionar que ya a casi un año gobierno macrista hubo indicios de respuesta por parte de los trabajadores y un vergonzoso abandono de la lucha por parte de los dirigentes. Mientras tanto desde el kirchnerismo hubo mucho discurso, bastante colaboración con Macri y, ahora, armado de listas.

Mientras Borón prende velas para que la burocracia peronista “resista”, la izquierda sale a la calle en serio. El acto que va a realizar el Frente de Izquierda el 19 de noviembre en el estadio de Atlanta será un acto que puede ser histórico no solo por su magnitud, también por su composición: trabajadores ,mujeres, jóvenes que enfrentan al PRO pero que no transan con el kirchnerismo-PJ, sino que apuestan a enfrentar a este gobierno con organización, paro y movilización.