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Red Internacional
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PANDEMIA Y ALIMENTACIÓN. Aumento de letalidad en Covid-19 en México por mala alimentación

La tasa de letalidad por el coronavirus alcanza un alarmante 10.67% según fuentes periodísticas. Parte de la justificación del gobierno y de López-Gatell a tales cifras son enfermedades relacionadas con mala alimentación como diabetes e hipertensión.

Jueves 28 de mayo de 2020

Este índice de letalidad rebasa a los existentes en el resto de Latinoamérica, quedando por encima de países gobernados por la extrema derecha como Brasil, con 6.2% o en crisis política, como Ecuador, que mantiene una tasa de 8.5%. Con esto México se convierte en el país de América Latina con un mayor grado de letalidad en los contagios.

Las razones por las cuales esta letalidad ha incrementado, para una enfermedad que desde sus primeros estudios sólo tenía un 3.4% de casos mortales, son variadas, pero no dejan de ser estructurales. Ahora distintos países de Latinoamérica y el mundo han triplicado esta cifra, inclusive EE. UU., a pesar de ser la potencia imperialista más poderosa del mundo, tiene un alto índice de muertos por esta enfermedad.

Como han declarado en varias ocasiones las autoridades sanitarias, este aumento de la letalidad lo atribuyen a dos factores fundamentales: la precariedad de los sistemas de salud que se colapsan rápidamente frente a miles de contagios y la mala alimentación que caracteriza al mexicano promedio, pues el virus debilita rápidamente a personas que padecen enfermedades crónicas como diabetes, fallas cardíacas e hipertensión.

Por esta razón no es casual que los dos países que se encuentran en la cima de padecimientos de diabetes e hipertensión, como lo son Estados Unidos y México, sean ahora los principales referentes en América Latina y el mundo de una alta cifra de contagios letales por un virus que en términos clínicos es menos mortal que otras variantes de coronavirus como el SARS CoV-1 (Síndrome Respiratorio Agudo Severo, por siglas en inglés que se esparció entre 2002-04) y MERS CoV (Síndrome Respiratorio de Medio Oriente, esparcido desde 2012 y aún latente) que asolaron varios países durante 2002 y 2013 respectivamente.

Alimentación y ganancia capitalista: la gran debilidad estructural

Según cifras del Coneval, desde la crisis de 2008 el promedio de las familias mexicanas con menos recursos invierte cerca del 46% de sus recursos en alimentación, la misma institución señala al mismo tiempo que si bien, México cuenta con infraestructura suficiente para el almacenamiento de granos, esto no se convierte en garantía de que todos tengan acceso a estos y uno de las principales limitantes son los ingresos.

Paradójicamente, también México tiene el segundo porcentaje más alto de población con obesidad en el mundo, de 32.4%. El porcentaje más alto le pertenece a Estados Unidos con el 38.4% de personas con obesidad. Con estas características de vulnerabilidad ambos países son los principales focos donde se concentra la mayor cantidad de muertes en el continente, en en el caso mexicano entre el 70% y 75% de los fallecidos padecían estas enfermedades crónicas.

En el ideario popular se tiende a culpar a los individuos de malos hábitos alimenticios o al sedentarismo, los que a su vez producen estas enfermedades. Sin embargo, éstas tienen causas más profundas relacionadas con la precarización de la vida -que deja pocos recursos para procurarse buena alimentación- la mercadotecnia, el consumismo y la ganancia de las grandes cadenas de elaboración de alimentos.

En México las principales proveedoras de alimentos registraron enormes ganancias, como la transnacional mexicana Bimbo, que registró 8 mil millones de pesos de ganancias en el cuarto trimestre del 2019; así como también Femsa-CocaCola, que facturó 9,112 mdp en el mismo período, son particularmente estas dos empresas las principales distribuidoras de alimentos a nivel nacional, tristemente célebres porque sus productos son altamente consumidos pese a que son considerados chatarra por su bajo valor nutricional y altos contenidos de azúcares; es decir, obtienen enormes ganancias a costa de la salud de millones de personas.

Una alternativa de clase contra la obesidad y la pandemia

Contrario al sentido común que señala al consumo como la base de una estrategia para combatir la obesidad y la diabetes, los socialistas consideramos que el problema esencial radica en la propiedad de las grandes industrias rentables para las ganancias de unos cuantos, mismas que se obtienen a base de fabricar productos no esenciales, como los ejemplos anteriores. Por eso, así como el sistema de salud, toda la gran industria alimenticia tiene que ponerse al servicio de las necesidades de las mayorías.

La clave de esta alternativa es el control por parte de los trabajadores sobre una industria tan importante, que además puede garantizar el alimento saludable y en volúmenes necesarios para la población, gracias a la enorme capacidad de producción de las plantas.

No basta con dejar de consumir tal o cual alimento, hay que expropiar y poner bajo control de sus trabajadores los enormes avances de la industria alimenticia, así como establecer el control de precios para evitar la especulación y el acaparamiento, y poner comedores subsidiados en todas las escuelas y colonias populares que puedan garantizar alimentación sana a las niñas, niños y jóvenes.