Hace unos días trascendió la noticia de que el intendente Pablo Bruera busca acelerar e incrementar la presencia de las fuerzas de seguridad de la provincia de Buenos Aires y de Gendarmería, en el llamado “combate contra la inseguridad”.
Miércoles 15 de abril de 2015
Se planea que la semana entrante se firme un convenio para incorporar efectivos de la Policía Federal y Gendarmería nacional para custodiar los accesos a la ciudad de La Plata, sumado a un pedido hecho al gobernador Daniel Scioli de que "se duplique la cantidad de efectivos comunales en la ciudad", que actualmente cuenta con alrededor de 730 policías. El pretexto de sumar efectivos federales es que "muchos de los delitos son cometidos por delincuentes que vienen desde otro distrito, roban y se van", apuntando a barriadas cercanas a la capital de la provincia.
Bruera ya había manifestado previamente que van “a poner a disposición la escuela de capacitación (Seminario Menor, sito en calle 149 entre 62 y 68 del barrio de Los Hornos, espacio cedido al municipio por el Monseñor Héctor Aguer) para tener 1500 efectivos de la policía local”, y que se comunicó personalmente con el secretario Seguridad de la Nación, Sergio Berni, para solicitarle el “envío de agentes de la Policía Federal a nuestra ciudad para controlar los accesos y egresos".
Lo único que asegura este aumento de la militarización de las barriadas populares de la ciudad es la continuidad de la impunidad del “gran delito”, de narcotráfico, las redes de trata de personas, los desarmaderos de autos y los casos de gatillo fácil, que solo van en aumento, y de los cuales estas fuerzas de seguridad federales, provinciales y municipales son responsables, cómplices y encubridoras. Sumado al entramado del gran delito encontramos a la gendarmería, cuya presencia ya es conocida por la represión y criminalización de la lucha y la protesta social, como consta en el marco del “conflicto de año” de los cortes realizados por los trabajadores de la autopartista Lear Corporation y agrupaciones de izquierda, y los casos emblemático del gendarme Carancho, el espía infiltrado en la autopista Panamericana y la represión a la nieta recuperada María Victoria Moyano.
El intendente decide tomar esta medida para sumarse a la agenda también impulsada por otros precandidatos patronales tanto radicales como kirchenristas y del llamado peronismo disidente, de cara a las elecciones a celebrarse este año. De esta manera convocan a lo que en realidad serán grupos de choque al servicio de cada intendente, que las tendrá disponibles para utilizar contra los que reclamen por vivienda o salario y para amedrentar a los opositores de cada distrito, apoyándose en los reclamos de sectores más conservadores que reclaman mayor presencia y acción de los servicios de seguridad y orden.
Es paradójico buscar “seguridad” con más policías y gendarmes en la misma ciudad donde fueron desaparecidos Jorge Julio López y Miguel Bru, conocidos crímenes cometidos por la maldita policía bonaerense, la misma que mata a un joven por día y medio en casos de gatillo fácil.