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Red Internacional
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BAHÍA BLANCA. Bahía: la policía golpea a joven del barrio Matadero

Mientras los medios nacionales de comunicación transmitían la noticia de que un policía mató de una patada a Jorge, un trabajador del Barrio de San Cristóbal en la ciudad Buenos Aires y sobre cómo fue golpeado hasta la muerte por custodios de COTO en San Telmo, Vicente, un abuelo de 70 años, que sufría demencia senil, en el centro político de la provincia de Buenos Aires, en Bahía Blanca, Rosa realizaba una denuncia pública en las redes sociales sobre cómo la policía le había pegado a su hijo Axel, en el Barrio Matadero, mientras él andaba en bicicleta con sus amigos.

Domingo 25 de agosto de 2019

Desde La Izquierda Diario, nos acercamos a su casa y esto fue lo que conversamos con ellos:

LID: Axel ¿Querés contarnos que te hizo la policía? Y ¿Cuántas veces te pasó?

A: “Estaba volviendo para mi casa y se escuchó la frenada de la camioneta. Me dijeron que les dé mis datos. Le pregunté por qué me frenaba y me tiró de la bici. Cuando me tiran, me choco a un hombre sin querer, le pedí disculpas y ahí me tiran al piso y me empiezan a pegar.” “Me insultaba, me decía hijo de puta” “Eran dos policías hombres. Fue a las 8:30 de la tarde. Iba con dos amigos más. A mí solo me pegaron. Me pasó dos veces. La vez anterior venía caminando para mi casa y también me pararon, no me pidieron nada, me pegaron sin decirme nada.”

(Fotos publicadas en facebook: ‎Rosii Schwaner‎)

Rosa hizo la denuncia en las redes sociales, y en fiscalía, esto es lo que nos decía al respecto:

R: “Lo que quiero es que no lo molesten más. Si van presos o no, no me importa porque ya sé que no les hacen nada, no lo van a sacar de su cargo, nada, va a seguir siendo policía y mi hijo puede aparecer muerto y igualmente quedaría en la nada” “La primera vez no hice nada. Ayer, en la fiscalía de Moreno me dijeron que iban a pedir las cámaras. Y que lo tenía que llevar a él para que le saquen fotos pero no pude porque trabajaba.”

Mientras Rosa le preguntaba a la policía por qué le habían pegado, le respondieron con burlas y le insinuaron que fue por su vestimenta:

R: “Me dice (Refiriéndose al policía) ‘entonces que no se vista como se viste’ ¿cómo se tiene que vestir mi hijo? ¿Con un traje y una corbata para que la policía no lo moleste? También le querían sacar la bicicleta. Le rompió toda la campera.” “Se me cagaba de risa y me decía ‘sacame todas las fotos que quieras, si total a mi no me van a hacer nada’ ” “Yo sé que no le van a decir nada, no lo van a echar, a lo sumo lo van a mandar a otra comisaría." “El nene de al lado, me decía que el policia lo levantó con bicicleta y todo. ¿Y si en ese momento le pega y se la da con el cordón y me lo mata? ¿Y qué van a decir? ¿Que lo venían persiguiendo porque robó?” “Si le pasa algo a mi hijo lo hago responsable al policía al que le saqué foto. El único miedo que tengo es que le pase algo a mi hijo. No le tengo miedo a ellos. Tengo miedo de que me lo maten o que le hagan algo.”

El miedo de Rosa, es el miedo de todas las familias trabajadoras, de los barrios populares, de los sectores más vulnerables. Ese miedo de saber que la policía puede actuar con total impunidad amparados por la justicia y el estado.


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Axel es un joven de 16 años, va a la escuela, tiene amigos, juega al futbol en un club del barrio, a él y su familia, los vecinos lo conocen de toda la vida. La vida de Axel es como la de tantxs otrxs pibes a lxs que la policía persigue, amedrenta, golpea, y a veces hasta dispara convirtiéndolos en víctimas de la represión y el gatillo fácil. Es un caso más, entre los cientos de miles que suceden en todo el país. Es que durante el gobierno de Cambiemos, la política de disciplinamiento a la juventud se ha profundizado con la “Doctrina Chocobar”. No es que antes no sucediera. Los números de gatillo fácil según los informes de la Correpi, son escalofriantes. Desde el 83 al 2019, la policía tuvo el aval de todos los gobiernos para condenar a pena de muerte a miles de jóvenes. Hoy, las fuerzas represivas matan a un pibe cada 21 horas.


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Y Bahía Blanca no está exenta de esta situación. Todos los que peleamos contra la represión y la tortura, conocemos el caso de Yuli Gallo, de Seba Bustos, el de Julián Schneider, o el de Mati y Kathy en Punta Alta. Es que todos los que han gobernado la ciudad durante los últimos 30 años también fueron aplicadores de las políticas de disciplinamiento: creando la policía local (por decreto de Daniel Scioli), aumentando la cantidad de agentes por año, gastando millones de pesos en “Seguridad” mientras que para educación, salud y vivienda destinaron siempre presupuestos miserables. Disciplinar a la juventud como método de coerción y control social, frente a la crisis económica que viven millones de personas.