Tras las movilizaciones derechistas y de sectores reaccionarios, es fundamental no regalarle la calle a la derecha y ser parte de esta convocatoria contra la escalada represiva y la violencia estatal.
Maximiliano Olivera @maxiolivera77
Miércoles 26 de agosto de 2020 08:20
Este jueves 27 a las 10 se realizará una concentración en plaza Independencia en el marco de la Marcha nacional contra el gatillo fácil. En Tucumán son muchas las razones para participar de esta jornada, convocada por familiares de víctimas del gatillo fácil, para denunciar la brutalidad policial y la responsabilidad estatal.
Desde el inicio de la cuarentena, las fuerzas represivas gozaron del empoderamiento de los Gobiernos y tuvieron rienda suelta en las calles. Lejos de estar “para cuidarnos”, hubo decenas de denuncias por detenciones arbitrarias, golpes en los lugares de detención y razzias en los barrios. Hasta la primera semana de julio las detenciones se contabilizan en 5800 y las retenciones vehiculares en más de 3500.
En ese marco de escalada represiva, la Policía cometió la desaparición forzada y asesinato de Luis Espinoza. Desde un primer momento, se pusieron en marcha los mecanismos para encubrir el crimen, haciendo pasar la desaparición como un extravío, hasta que finalmente se desbarató la versión policial. Aunque Juan Antonio, el hermano del peón rural, sostuvo desde el primer día que policías se lo habían llevado, el gobierno de Manzur respaldó a la Policía hasta que el peso de los hechos lo hizo insostenible.
En su paso por Tucumán, mientras aún Espinoza estaba desaparecido, Alberto Fernández no dijo ni una palabra. El silencio presidencial, ni hablar de la ministra de Seguridad Sabina Frederic, en asuntos tan graves no es un detalle. Fue todo un respaldo tácito a su “gran amigo Juan”. Al mismo tiempo, con ese margen, Manzur sostuvo a Claudio Maley, su ministro-gendarme mientras familiares, organizaciones políticas y de derechos humanos exigen su renuncia.
Con todas las miradas puestas en la Policía tucumana, el Gobierno recurrió al libreto de siempre: un movimiento de cúpulas, el anuncio de un sumario interno y la posibilidad de una reforma policial. Pero las prácticas policiales brutales continuaron y eso desembocó en el caso de Ceferino Nadal, asfixiado hasta la muerte durante una detención.
Decidido a una defensa cerrada, Maley inició desde la primera hora una campaña mediática para desprestigiar a la víctima y al mismo tiempo desalentar la declaración judicial de los testigos que vieron como Nadal gritaba que no podía respirar mientras policías presionaban sobre su cuello y espalda. El ministro-gendarme dijo que el operativo fue “correcto y oportuno”, de acuerdo a estándares internacionales (sí, como los del caso de George Floyd). Actualmente, la familia Nadal denuncia una junta médica que desestima la autopsia, que planteó que hay signos compatibles con la asfixia, pero es incapaz de decir la causa de la muerte.
Sin datos oficiales, el Observatorio Social Antirrepresivo de La Izquierda Diario, relevó que, desde el 20 de marzo, murieron 67 personas por gatillo fácil u otras formas de violencia policial y penitenciaria. Es decir, hasta principios de agosto, las fuerzas represivas del Estado mataron a una persona cada dos días en cuarentena.
La pelea por la aparición con vida de Facundo Castro tiene una gran importancia en las movilizaciones que se realizarán en diferentes puntos del país. Como sostienen familiares y amigos, respaldados por pruebas y elementos de la lenta investigación, todo apunta a la Bonaerense. El ministro bonaerense Sergio Berni encabeza un raid mediático permanente para desprestigiar a Facundo, su familia y su abogado, al mismo tiempo de defender a la Bonaerense. Con sus aires bolsonaristas, Berni sigue sostenido por el gobernador Axel Kicillof a pesar de los numerosos pedidos de renuncia por su responsabilidad política.
A los casos ocurridos desde la cuarentena se suman los previos -producto de una violencia estatal sistemática-, donde por regla reina la impunidad policial. Frente a la protección de los Gobiernos y la Justicia, solo la movilización independiente logra llevar a los responsables materiales a la cárcel. Pero aún quedan los responsables políticos, los Berni y Maley.
Por estos días también vimos movilizaciones derechistas y de sectores reaccionarios donde no de manera casual estaba ausente la denuncia al gatillo fácil y la violencia estatal. Estos sectores sociales y sus representantes políticos también avalan los discursos y las prácticas de la mano dura, clamando un fortalecimiento de las fuerzas represivas. Por eso también es fundamental no regalarle la calle a la derecha y ser parte de una gran movilización contra el gatillo fácil y la brutalidad policial.