Otro "certamen de belleza" en la fiesta regional del dulce de leche. Pan y Rosas le responde a Andrés Rospide, asesor de los certámenes que se realizan en Cañuelas impulsados por el gobierno municipal.
Lunes 13 de noviembre de 2017 16:09
Ya es habitual que en las fiestas regionales se lleven a cabo los concursos de elecciones de reinas y princesas. En Cañuelas, no sólo se promueve la elección de la Reina de la Picada y la Cerveza, sino también el concurso por el reinado del Dulce de Leche, que tuvo lugar el último fin de semana.
Según dichos públicos de los organizadores, "cualquier chica" puede participar de éstos concursos. Sin embargo, desde Pan y Rosas, agrupación de mujeres que impulsa el PTS, insistimos en cuestionar este tipo de eventos, que son muestra explícita de violencia simbólica y que instalan en la sociedad un estereotipo único de belleza.
Andrés Rospide, asesor de los certámenes que se realizan en Cañuelas, rechazó públicamente "las críticas a los desfiles de belleza", remarcando que cualquier chica podría participar y que no se hacían diferencias, aún después de decir que se “sugería” una altura mínima. Más allá del trato que tengan los organizadores para con las participantes, es una realidad innegable que las chicas están siendo tratadas como objetos dignos de ser calificados por un jurado, donde hay un estereotipo de "calificación diez" y cuanto más se aproximen a él por medidas, rasgos y expresiones se consagrarán reinas y princesas.
La belleza no es objetivable, por lo tanto, calificarlas es un acto discriminatorio y violento
Es una realidad innegable que quienes no cumplen con los requisitos son ubicadas en una posición de inferioridad. Dicha clase de concursos marcan estereotipos patriarcales que reiteradas veces hacen que las jóvenes no se sientan conformes con su propio cuerpo, baje su autoestima, tengan depresiones o enfermedades tales como bulimia y anorexia.
Tal como se puede observar en las repercusiones por redes sociales sobre este concurso, sin hacer foco en la denuncia de poca transparencia en la elección de la reina, se hicieron duras críticas a las participantes acusándolas de no ser "tan lindas" o "tan simpáticas" sin tener en cuenta lo que puede esto generar en la subjetividad de las participantes.
La belleza no es objetivable, por lo tanto, calificarlas es un acto discriminatorio y violento. Como agrupación feminista, socialista y revolucionaria, insistimos en la importancia de problematizar y cuestionar estas prácticas, visibilizar la violencia patriarcal presente en las mismas, generar un fuerte debate dentro de la sociedad y lograr que se desnaturalice la cosificación de la mujer al ser valorada y premiada por sus cualidades físicas.
A su vez, nos empeñamos en preguntar, ¿Es necesario poner a compertir a un grupo de mujeres para ser premiadas por su belleza en una fiesta regional? ¿Por qué deben ser calificadas por su cuerpo? ¿Cómo puede ser que "las medidas"de cada una deban ser expuestas como mérito?
En tiempos de lucha y de organización a través del #NiUnaMenos, hay que repudiar enfáticamente toda instancia de cosificación y preguntarse porqué, cómo y con cuáles objetivos se generan estas instancias.