La caída de popularidad de Peña Nieto y el escenario del 2018. Manlio Fabio Beltrones intenta una receta institucional para recuperar la gobernabilidad perdida.
Miércoles 26 de octubre de 2016
Manlio Fabio Beltrones intenta dar una receta institucional para recuperar la gobernabilidad perdida. Propuso “si en 2018 ningún candidato obtiene al menos el 42 por ciento de los votos, ni mayoría en las Cámaras, el ganador estaría obligado a formar un gobierno de coalición con otras fuerzas políticas”.
Si la caída no se puede frenar... entonces pensemos en el 2018
Por detrás de las fórmulas ensayadas por el priista está un dato ineludible: el actual habitante de Los Pinos está en los niveles de popularidad más bajos de los últimos 20 años. Y aún falta para el recambio presidencial del 2018.
La pendiente en la que cayó Enrique Peña Nieto en el último año y medio -que arrastró al Partido Revolucionario Institucional al segundo puesto en las pasadas elecciones- no es un hecho aislado. La credibilidad de las instituciones del régimen político, y en particular de los principales partidos al servicio de los empresarios, también viene a la baja.
Desde la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, el sistema político mexicano sufrió una pérdida de legitimidad pocas veces vista desde que inició la llamada “alternancia democrática” en el año 2000. La histórica oposición de centroizquierda (el Partido de la Revolución Democrática) se desmoronó electoralmente. El mismo partido de gobierno perdió importantes posiciones. Acción Nacional, aunque capitalizó el pasado mes de junio el descontento con Peña Nieto, también está envuelto en escándalos, como el caso del ex gobernador Guillermo Padrés.
Morena, aunque concita el apoyo de amplios sectores de trabajadores y jóvenes, ha expresado, a través de su candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, la necesidad de garantizar la estabilidad del gobierno de Enrique Peña Nieto, esto es, del representante más cuestionado de la llamada “clase política”.
México está cruzado por una verdadera crisis de representación por parte de los grandes partidos, en particular el PRI, el PAN y el PRD.
Esto enciende señales de alarma. La posibilidad de que en el 2018 contiendan varias candidaturas podría provocar que el triunfador tenga poca legitimidad política, un caudal de votos que apenas desborde el 30% de los votantes, y que esté además “cercado” por una oposición de distinto signo y color.
Un eventual escenario de fragmentación, en las actuales condiciones de desconfianza popular hacia las instituciones, podría complicar la gobernabilidad posterior: el triunfador en esos comicios empezaría su sexenio en una situación de probable debilidad.
En el 2012, eso fue evitado por la existencia del Pacto por México entre los tres principales partidos, que le dio a Peña Nieto la fuerza para aplicar una guerra relámpago con varias reformas estructurales; de las cuales la que encontró mayor resistencia, hasta el día de hoy, fue la educativa.
La intención de Manlio Beltrones es encontrar mecanismos supuestamente más duraderos, y que tengan un carácter más institucional a los que dieron vida al Pacto por México, aspirando a una combinación entre el presidencialismo y formas parlamentarias para la formación de gobierno. Aunque aclara, sin que eso implique disminuir el peso de la presidencia. Una especie de blindaje mediante una mayor legitimidad institucional del gobierno entrante.
Esto incluye considerar que el ganador debería registrar ante el Congreso de la Unión un programa común de gobierno e incluso una agenda legislativa. El gabinete debería ser aprobado por las dos Cámaras, a excepción de Defensa Nacional, Seguridad Pública y Marina. La propuesta pretende además obligar a acuerdos entre las principales fuerzas políticas después de las elecciones.
Acción Nacional, por su parte, propuso la realización de una segunda vuelta electoral. Esto permitiría que el triunfador salga de esta segunda vuelta con caudal de votos mayor, al polarizar la elección entre dos opciones. Sin embargo, esta fórmula -que en el 2018 podría favorecer a la oposición y en particular a Acción Nacional- fue rechazada no sólo por Beltrones, sino también por Peña Nieto.
Un camino de espinas llamado crisis de representación
Iniciativas como la del ex líder priista deben convencer no sólo a su partido, sino también a la oposición. No es aún, como el mismo Beltrones reconoce, una “reforma electoral”. Sin embargo, plantea nuevos peligros.
Un acuerdo como el que proyecta Beltrones podría hipotéticamente facilitar la gobernabilidad, pero también ser riesgoso para la oposición -especialmente para quienes aspiran a presentarse como “una izquierda moderna”- ya que los implica en el apoyo e incluso en la integración en el gabinete del triunfador. La participación del PRD en el Pacto por México y su aval explícito a las reformas estructurales, fue un factor clave en su caída estrepitosa y es un grave recordatorio.
Estas propuestas, u otras que formulen integrantes de la “clase política”, son el intento por salir de un verdadero laberinto. La subordinación extrema a los Estados Unidos -bajo la cual se llevó adelante la militarización y la entrega de los recursos naturales- y la aplicación de las reformas estructurales por parte de instituciones “democráticas” que aparecen cada vez más degradadas a los ojos de la población, están en la base de la pérdida de legitimidad creciente. Hoy esto se ve cruzado por unas perspectivas económicas nada favorables.
La crisis de representación expresada en el cuestionamiento a los partidos del régimen político difícilmente pueda ser cerrada por estas medidas. Las mismas pueden aceitar el funcionamiento de las instituciones, pero no podrán resolver un problema estratégico para la clase dominante: recuperar la confianza y la credibilidad de amplios sectores del pueblo trabajador, sobre el que se descargan los planes al servicio de las trasnacionales y el ataque a las libertades más elementales.
Pablo Oprinari
Sociólogo y latinoamericanista (UNAM), coordinador de México en Llamas. Interpretaciones marxistas de la revolución y coautor de Juventud en las calles. Coordinador de Ideas de Izquierda México, columnista en La Izquierda Diario Mx e integrante del Movimiento de las y los Trabajadores Socialistas.