
Octavio Crivaro @OctavioCrivaro
Miércoles 24 de septiembre de 2014
Las últimas semanas, la ciudad de Rosario y la provincia de Santa Fe toda, se vieron conmovidas por un escándalo de prostitución que involucra al hijo del ex Coordinador del Gabinete de Mónica Fein, Intendenta socialista de Rosario, y aliada de Hermes Binner y del Gobernador Antonio Bonfatti. El hijo del funcionario administraba la página Supergatitas , reconocida por promover la explotación sexual de mujeres en la ciudad, creando un “terremoto político” en el Frente Progresista (PS y UCR) que gobierna la provincia. Mientras tanto, Hermes Binner sigue su campaña electoral, con un discurso progresista.
De repente, un asesor le dice a Hermes Binner que para terciar en la campaña electoral interna del Frente Amplio-UNEN, tiene que empezar a decir alguna, aunque sea una, frase progresista. Así, el bueno de Hermes Juan, el que elogió a la derecha venezolana como modelo cívico, empezó a lanzar calculadas frases para encontrar su lugarcito en un espacio que se debate entre ser una réplica de la Alianza o unirse a las huestes macristas para ser una opción de gobierno “viable”. O bien peor: hacer las dos cosas.
En ese plan, Binner fue al Encuentro del Movimiento Nacional Reformista y dijo que se preparaba para “gobernar para los jóvenes” y que FA-UNEN debía pararse “del lado de los que menos tienen, de los que necesitan la mano del Estado para poder desarrollarse”. Sus asesores de campaña seguramente sonreían satisfechos tras bambalinas: la campaña para hacer de Binner un progresista, está en marcha. Los poderosos, los dueños de las enormes torres de lujo, los “gerentes” de la Trata y del Narcotráfico, directamente se ríen a carcajadas de estas dos mentiras “socialistas”. Santa Fe es un santuario donde el gobierno de Binner y Bonfatti sacraliza estos negocios, día a día, mientras lloran lágrimas de hipocresía ante cada escándalo que surge en un régimen político que se descompone día a día.
Un socialismo prostibulario
Como se ha graficado de sobra desde estas páginas, la complicidad del gobierno de la Intendenta Mónica Fein, representante de Binner y de Antonio Bonfatti en Rosario, con el escándalo de prostitución que pasó a llamarse “Supergatitas”, es inocultable. Los medios de prensa informan que a esta página donde se facilitaba y explotaba la prostitución de jóvenes no solamente la administraba el hijo del funcionario radical Néstor Trigueros: también estaba registrada en el domicilio del propio Coordinador del Gabinete de Fein. Además, el hijo de Trigueros tenía esta página desde el año 2002 y se paseaba por la televisión defendiendo su “actividad comercial”. Impunidad total. No había forma de que el gobierno municipal no supiera esto. ¡Menos porque los funcionarios municipales habían habilitado los departamentos como hospedajes! Un verdadero socialismo (y radicalismo) prostibulario.
Recordemos, además, que ya había habido escándalo con el “descubrimiento” de que en el Cabaret La Rosa de Rosario se ejercía la Trata. Este hallazgo del gobierno “socialista” lo conocía cualquier rosarino desde años antes. Todos los casos de narcotráfico (un negocio que mueve 2 mil millones de pesos al año en la región) y de explotación sexual que emergen, los últimos que los conocen son los funcionarios políticos. No es, claramente, una casualidad.
En cada uno de estos casos, estos anémicos seguidores de Alfredo Palacios hacen lo que mejor hacen: lloran, denuncian conspiraciones, sostienen que estas cosas saltan porque ellos “hacen”. Pero se acumulan sobre la mesa (y en los titulares de los diarios) las muestras de complicidad, por acción u omisión, con los grandes negocios ilícitos en Santa Fe. El comisario Tognoli, los agentes presos por ser parte de la Banda de Los Monos, la “asociación ilícita” que cayó en la Comisaría 19 de Rosario no son solo “botones” de muestra, sino verdaderas mercerías de escándalos con techo oficial. Binner, Bonfatti y Fein lloran lágrimas de cocodrilo mientras les crece la nariz como a pinochos socialistas.
Los niños ¿primero?
La preocupación de Binner sobre los jóvenes es conmovedora por lo hipócrita: en el Gran Rosario, en los hogares que habita el 20% más pobre de la población, 8 de cada 10 chicos no terminan el colegio. Esta cifra se invierte en el 20 por ciento más pudiente. Para esta minoría, a lo sumo, gobiernan Binner, Bonfatti y Fein.
Este “relato” se hace más espeso si se analiza la situación de los cientos de pibes que, por no contar con un trabajo en blanco y condiciones de vida dignas, son plausibles de caer en manos de los narcos, que ganan “peso social” en Rosario, mientras el apoyo policial se hace evidente. Una empresa metalúrgica en la región paga hoy, a un obrero inicial, una cifra apenas superior a los 5 mil pesos. A razón de, casas más, casas menos, 170 pesos el día. Los narcos pagan 300 a un “soldadito” armado para cuidar sus búnker, casi el doble. En su página web, Hermes Binner sostiene que “una Argentina mejor es posible”. Imaginamos que no se refiere a esto. ¿No?
Los jóvenes trabajadores que se organizan para trabajar en blanco y que su sueldo sea mejor que el de esta “paritaria narco”, son bombardeados por el Ministerio de Trabajo, como se vio en el caso de los obreros de Liliana, donde los negreros fueron defendidos por tres gobiernos.
Encima, en el lodo de esta condena social a la que son lanzados miles de jóvenes que no tienen acceso ni a un trabajo decente y que son expulsados del sistema educativo, encima crece la estigmatización hacia la juventud de los sectores populares, instigada desde el gobierno por funcionarios como Raúl Lamberto, caldo de cultivo de actos fascistas como el que se cobró la vida de David Moreira, joven trabajador linchado cobardemente. Ante estos hechos surge, nuevamente, la indignación cínica del binnerismo. Discriminación y odio racista, sí. Pero matarlo es mucho, parecen decir.
Un socialismo a lo “Hood Robin”
Hay un viejo chiste que habla de un Hood Robin: un Robin Hood al revés, que le roba a los pobres para darle a los ricos. El socialismo que reivindican Hermes Binner y Bonfatti parece seguir los mismos patrones: en la provincia del puerto aceitero más inmenso de todo el mundo, la pobreza, la desigualdad y los asentamientos precarios, crecen en tándem con las ganancias de cerealeras, cámaras inmobiliarias y los narcotraficantes. En Rosario, por poner un dato, las torres de lujo se construyen con el método de expulsar a habitantes de las villas miseria. El ejemplo más paradigmático es el de las bellas torres Maui proyectadas en Puerto Norte, que tiene piletas con un sistema propulsor de olas artificiales, puerto propio y otros chiches.
Esas solas torres consumen la misma electricidad que todo San Lorenzo. Una buena metáfora de la “distribución de la riqueza” en los pagos de Hermes Binner y Bonfatti.
Estas torres con nombres “paquetes” crecen como hongos entre el barro de la desigualdad más obscena: en Rosario, hay 80 mil casas vacías, mientras 50 mil familias no tienen hogar. Para pocos, mucho. Para muchos, nada.
Un macrismo con “cultura” y un régimen con rasgos de descomposición
El Frente Progresista de Binner, por más camuflaje que venda el nombre de este espacio, no gobierna de manera muy distinta que el macrismo. Desalojos de barrios precarios para fomentar la burbuja inmobiliaria, cámaras en todos lados (como en el Tigre de Massa), saturación policial, presencia de la Gendarmería, precarización laboral y barrios de emergencia. Esta es la realidad social, que el PS de Binner y Bonfatti adornan con centros culturales que, para peor, no dejan de cerrar y expulsar a los jóvenes más aún. Esta es la verdadera cara del binnerismo, la “realpolitik” del progresismo. A su alrededor, se arremolina la diáspora peronista y los seguidores de Macri, liderados por Del Sel: estos son los actores políticos centrales de un régimen que diariamente nos da muestras de su descomposición narco y prostibulario.
El debate ideológico no existe, ni puede existir, en este contexto: el peronismo y el macrismo se debaten en ver quién es el representante actual del reutemismo (menemismo santafesino). Y Bonfatti y de Binner, a pesar de su discurso y de la canción de León Gieco sobre el militante social asesinado, Pocho Lepratti, que desempolvan para cada elección, en los hechos son continuadores de los gobiernos de Reutemann y el PJ en Santa Fe.

Octavio Crivaro
Sociólogo, dirigente del PTS y candidato nacional por el Frente de Izquierda-Unidad en Santa Fe.