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Red Internacional
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Copa Sudamericana. Boca perdió 1 a 0 con el Capiatá de Paraguay

El Boca de Arruabarrena definitivamente terminó su luna de miel. Luego de varios partidos al borde, se pegó un anunciado porrazo. Deportivo Capiatá le ganó 1 a 0 en La Bombonera por los octavos de la Sudamericana y lo dejó lleno de preocupaciones.

Lionel Pasteloff @LionelPasteloff

Jueves 16 de octubre de 2014 07:30

Imagen: DyN

"El que avisa, no traiciona", dice una conocida sentencia. Hace ya varios partidos que este equipo de Boca viene dando señales inequívocas. Falto de ideas, lento, pesado, sin rebeldía. Le costó mucho ganarle a Quilmes, contra River tuvo la excusa de un partido injugable (donde nadie iba a reclamarle fútbol) y hace pocos días, se lo vió sufrir ante un tibio Central.

Ahora, en una Copa que parecía quedarle más a mano, ya sea por la lejanía en el torneo local como por la clásica comodidad del Xeneize en duelos coperos, tropezó en un desafío que se sabía accesible. El ordenado y prolijo Capiatá no hizo nada fuera de lo previsible. Fue solidario, tuvo despliegue y corazón. Más allá de los amantes de exaltar las proezas del pequeño que se come al gigante, el equipo paraguayo no jugó bien ni exhibió virtudes que excedieran las relacionadas con la entrega. Y como si con eso no alcanzara, tuvo a su arquero Franco como enorme y saliente figura.

En el primer tiempo Boca jugó como contra Central (el rato que "jugó", hasta desesperarse y empujar). Eso significó tener la pelota y no mucha imaginación para usarla. Una superioridad mentirosa, sustentada en la posesión y la tibia actitud del rival.

En ese período el arquero visitante se lo tapó a un Chávez muy acelerado dos veces. Ante el primer avance serio (sin incluir un tiro el arco), Capiatá se encontró con el gol. Desvío en Magallán y tanto en contra. No sólo no pasaban sofocones en defensa, sino que ya se estaban llevando un gol de visitantes.

Castellani obligó a una gran tapada de Franco y luego el árbitro omitió un grosero penal por una mano tras una arremetida de Echeverría. Fin de la primera mitad

El complemento no trajo grandes novedades. Un Acosta muy impreciso reemplazó a un intermitente Castellani y Gigliotti entró por Martínez, quien anduvo flojo pero era el único posibilitado de habilitarlo. Así, el ex 9 de Colón quedó aislado en el área.

Lo tuvo Meli (otro que bajó el nivel) tras un arrebato individual. Calleri peleó todo el partido y también tuvo la suya. Boca se fue desinflando y buscó hasta el final, sin convicción ni capacidad de resolución. Que quede claro: Capiatá fue un equipo que dió más de lo que podía, pero aún así es notablemente inferior al del equipo de Arruabarrena, que fue cómplice y le permitió hacer el juego que más le convenía. El local potenció a un conjunto inferior y tiene toda la responsabilidad, siendo quien contaba con más herramientas. La actitud, y sobre todo la aptitud, fueron determinantes. Se acabó la primavera del Vasco. A convivir con la crisis.